Apuntes de Historia CDLXVI

Articulos, Cultura, Manuel Jesús Parodi

Manuel Jesús Parodi Álvarez.-Sobre ‘El viaje de la Manzanilla’. Los textos del CIMA (II)
Comenzábamos la pasada semana un breve recorrido, a través de estas líneas y párrafos, por los contenidos de la exposición permanente del Centro de Interpretación de la Manzanilla (el CIMA), un espacio expositivo que se encuentra en el interior de Las Covachas (sin duda uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad) y que precisamente se enriquece gracias al emblemático carácter de su propio emplazamiento.
Hablando de forma más precisa, diremos que queremos acercarnos ahora y en los siguientes artículos a los textos de la exposición del CIMA, de los cuales es autor (en su versión en español como en su versión en lengua inglesa) quien suscribe estos párrafos, lo que huelga decir que nos permite acercarnos a dichos contenidos con entera libertad.
Señalábamos la semana pasada que este espacio quiere mostrar el Viaje de la Manzanilla desde que el vino sanluqueño por excelencia no es sino aire, humedad, viento de Poniente, agua, tierra y sal, hasta que tras encarnarse en un primer estadío en las uvas palomino de nuestro paisaje, llega encontrarse a sí misma bajo el velo de flor en el vientre fecundo de las botas sanluqueñas, al amparo de la umbrosa quietud de nuestras bodegas.
Para el CIMA, que cuenta además con diversos contenidos cedidos por diferentes bodegas de la ciudad, se diseñó un discurso expositivo capaz de plasmar este Viaje de la Manzanilla tanto para un público que quizá sea ya conocedor de la manzanilla en toda la esencia y plenitud de la misma como para un visitante que aún no conoce nuestro vino más señero y que busca acercarse a la manzanilla acaso por primera vez.
Dicho discurso se apoya esencialmente en dos elementos: las ilustraciones históricas realizadas por Arturo Redondo (gran conocedor de nuestra ciudad en la Historia y autor de notables trabajos de referencia sobre la misma en el ámbito de la ilustración histórica) y los textos de quien firma estos párrafos, unas ilustraciones y unos textos que conforman una entidad conjunta y armónica para narrar el Viaje de la Manzanilla.
Este discurso expositivo se encuentra desarrollado en diferentes seecciones o “Espacios” ubicados en el seno interior de los arcos de Las Covachas, que se asoman a la Cuesta de Belén mostrando el contenido que albergan.
La exposición, así pues, se vertebra sobre diferentes paneles que se encuentran en los citados espacios interiores de estos arcos (casi pequeñas capillas o bóvedas), animando al visitante a la lectura de unos textos breves si bien harto ilustrativos así como a la contemplación de unas imágenes, las creadas por Arturo Redondo, que trasladan al visitante a los paisajes y momentos de gestación de la manzanilla.
Trataremos, así pues, de acercar al lector hasta los contenidos textuales de este espacio expositivo, unos textos que en su día compusimos (y que sometimos al criterio de las bodegas sanluqueñas en pro del consenso tanto como de la precisión…), con vistas no sólo a dar a conocer más y mejor estos contenidos, sino incluso como forma de tratar de animar a los lectores en el conocimiento de la manzanilla, un vino singular y un elemento esencial de nuestro Patrimonio Cultural.
Así, iremos abordando y trayendo aquí los textos, que forman parte de la exposición del Centro de Interpretación de la Manzanilla (CIMA), un espacio expositivo la configuración, desarrollo y conformación del cual tuvimos la fortuna de poder participar y al que no podemos evitar sentir como algo en cierta forma propio.
En el artículo de la pasada semana nos acercábamos al primer panel del “Espacio 1” de la exposición del CIMA, y en estas líneas continuaremos con la tarea emprendida abordando los siguientes contenidos de la exposición del Centro de Interpretación de la Manzanilla.
El “Espacio 1”, titulado como señalábamos en los párrafos precedentes como “Paisajes de la Manzanilla” presenta además del “Panel 1”, un “Panel 2” bajo el título de “Paisajes de la Manzanilla”, un Panel que cuenta con las siguientes secciones: “Tierras Albarizas”, “Marismas”, “Río y Océano”, “Doñana”, y “Uva Palomino”. En lo tocante a los contenidos de este segundo Panel del “Espacio 1”, son los que señalamos:Espacio 1. Panel 2. “Paisajes de la manzanilla” “Tierras Albarizas”. Cuna y sello de los vinos sanluqueños, el aliado paisaje de las tierras albarizas, albo fondo marino del Lago Ligustino, mucho más que prehistórico, telúrico, es la clave del tono salino de la Manzanilla y sus hermanos. Las albarizas son clave de bóveda, seno y timbre, de la dorada Manzanilla.
“Marismas”. El mar, aun en apariencia ausente, sigue abrazando a las viñas y al vino sanluqueño… La marisma, eco pretérito de un mar siempre presente, envuelve con su salina esencia a las tierras albarizas y flota entre aquellas y el Océano y el río como un manto eterno de tierra y sal para que la Manzanilla sea el fruto salino y dorado de un paisaje único.
“Río y océano”. En este cosmos singular del paisaje de la Manzanilla, el río Guadalquivir -el antiguo Baetis de los romanos- se funde con el océano Atlántico para hacerse una sola y misma realidad, ese río-mar que aporta sus vientos y abraza por igual a viñas, albarizas y marisma, a bodegas y calles, para gestar con su humedad al vino más seco del mundo, la Manzanilla.
“Doñana”. Manto verde y vivo, espacio único en el vértice de una geografía singular, Doñana filtra vientos y humedades para dar el justo, inevitable e imprescindible toque y tono de verdor a un paisaje dorado y celeste, redondeando con suavidad y gracia los perfiles de ese tesoro que son los vinos del río, los vinos de Sanlúcar y su reina, la Manzanilla.
“Uva palomino”. Perla verde de dorado brillo, una única, humilde uva, es la madre de todos los vinos del río, de todos los vinos que las albarizas sanluqueñas gestan, que sus vientos acunan en las viñas, que sus bodegas maduran en botas centenarias… Vinos que Doñana bien conoce y que se mueven al son del río y el océano… Vinos, Manzanilla, que fueron pulpa y hollejos de la uva palomino y que nunca dejarán de serlo.

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