Cartas de una sombra

Articulos, Cultura

José Antonio Córdoba.-El patio trasero de la OTAN.

Desde mi artículo, ¡Sí!, a la guerra, el 27 de febrero de 2022, mi opinión sobre el conflicto en Ucrania, no ha variado.

La “III Guerra Mundial” que todos vaticinaban, no fue más que un pulso de las grandes farmacéuticas a los gobiernos, cuyo exponente máximo se dio en llamar, COVID19. Y como hemos visto no ha sido más que un método encubierto de exterminio de masas, sin obviar que estaba configurado para unos rangos genéticos  determinados de la población. Lo cual provocó que los gobiernos volvieran a contemplar en sus presupuestos una partida sustanciosa a dichas entidades. Pero estaba claro que las industrias armamentísticas no se iban a quedar de brazos cruzados, ni a consentir que se las relegaran a un segundo plano.

El conflicto de Ucrania con Rusia –y digo bien-, pues aunque este conflicto lo hemos conocido en 2022, el mismo viene de muy atrás en el tiempo, aunque ha sido a partir de 2013 cuando el tema se ha ido recrudeciendo. De hecho, los datos del pulso de Ucrania a Rusia están ahí. Pero como ocurre en una sociedad mediatizada como la actual, hasta que los medios de comunicación no nos han vendido que Ucrania era un país indefenso, siendo oprimido por la todopoderosa Rusia, no nos hemos rasgado las vestiduras.

Una cosa es clara y basta con seguir un poco las noticias, EE.UU. necesita seguir manteniendo su activo económico principal, la industria militar. Sin embargo, desde el desmantelamiento del muro de Berlín, la guerra fría, y por tanto, los miles de millones de dólares destinados a tal fin, dejaban de tener sentido. Pero lo más importante, era que sin esa línea fronteriza en Europa, no podían controlar o mejor dicho, intimidar a la desmembrada URSS. La OTAN, de por sí, no presentaba un riesgo para la actual Rusia, ni a través de la misma, los EE.UU., podían “amenazar” a sus siempre odiados enemigos. Sin Ucrania, los EE.UU., no podían hacerse valer como lo están haciendo en Taiwán, pues Rusia queda en cierto modo aislada de la presencia militar americana inmediata. Su único activo, es y ha sido, la OTAN.

Europa, la OTAN, necesitaba que sus miembros aumentaran la partida presupuestaria destinada a Defensa que cada país miembro tiene estipulada, y que curiosamente, el único país no perteneciente al territorio europeo, los EE.UU., mantenía al día.

Europa se ha convertido en el patio de recreo de los EE.UU., pues en la actualidad, el que mantenían en América del Sur, ha cerrado. Si echamos un vistazo a los acontecimientos bélicos acaecidos en territorio hispanoamericano, no hay uno donde los EE.UU., no aparezcan implicados.

También tenemos que tener claro, que tras la desaparición del muro de Berlín, la puerta a que Europa y Rusia acercaran posturas por proximidad, no era algo impensable, pero sí preocupante para los EE.UU., pues podría perder mucho, sobre todo, en lo referente a armamento.

Por ello, mi opinión, es que un conflicto interno, que pasaba desapercibido para Europa, como era la guerra civil que existía en Ucrania, era el lugar idóneo para trasladar un nuevo “muro de Berlín”

Sin embargo, mear en el patio del vecino tiene sus repercusiones. Ucrania, se ha convertido en un mercadillo armamentístico mundial. Los países que se autodenominan democráticos, se han convertido en lobos sedientos de que Ucrania sea su cliente en cuanto a armamento se refiere. O, ¿nos pensamos que tanto armamento destinado a Ucrania, es algo altruista?

Curiosamente, Ucrania, uno de los países fundadores de la antigua URSS, está siendo armado, hoy,  por los que se suponían eran sus enemigos. Pero lo que nos debería de dar que pensar, es que se está, precisamente, armando a un país miembro de la desaparecida URSS, a la puerta de Europa.

Una prueba de la escalada armamentística en Ucrania es la guerra de drones. Allí se están poniendo a prueba todas las opciones bélicas, habidas y por inventar para un dron.

Quizás lo triste de toda esta farsa mediática, es como se reproducen impunemente las muertes de soldados en uno y otro bando, para el beneplácito de los que desde un sofá o con una cervecita en la mano, vemos las noticias y videos en las redes sociales.

Aunque tampoco podemos obviar que todo sea un mero espectáculo para desviar la atención de intereses económicos más profundos sobre el territorio ucraniano. El tiempo nos lo dirá.

Aunque los gladiadores nunca lo dijeron antes de luchar, bien podríamos acuñar hoy, aquí, para el conflicto ucraniano-ruso: «AVE, BIDEN, MORITURI TE SALUTANT»

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