Apuntes de Historia DLXIX

Articulos, Cultura, Manuel Jesús Parodi

Manuel Jesús Parodi.-Más reflexiones sobre nuestro Patrimonio Histórico (III)” 

Estudiar la Historia propia es una buena razón, un buen motivo, para centrar la mirada en lo que nos une. Cuando, como acaso especialmente ahora, parece haber tantas cosas que nos separan, que nos dividen, el estudio y con ello la comprensión de unos determinados hechos históricos puede ayudar a poner de manifiesto la existencia de señas de identidad comunes, de unos elementos tangibles de unión sobre los cuales cabe poca discusión y que pueden contribuir a hacernos tomar conciencia de que somos parte de una realidad mayor, de una comunidad, la Humanidad, que solo puede ser entendida si la concebimos y la comprendemos como un todo, no uniforme pero sí unitario.

Sanlúcar de Barrameda, que una vez fuera capital de una efímera provincia marítima, forma parte del espacio administrativo que se engloba actualmente en la provincia de Cádiz;  Sanlúcar es una comunidad cultural e histórica que trasciende los límites administrativos actuales en su Historia y que se asoma al Atlántico y a la Bahía de Cádiz desde el alba de los tiempos, como muestra su riquísimo Patrimonio Histórico, y -en lo que atañe a su antigüedad- como demuestra así mismo y especialmente el conjunto de sus yacimientos arqueológicos incluidos en una actualizada y completa Carta Patrimonial local (que dirigimos en su día) donde aparecen catalogados y registrados en el que sería el primer volumen, dedicado al Patrimonio Arqueológico, de la Carta Patrimonial de Sanlúcar (siendo el destinado al tema arqueológico el único volumen aparecido de dicha Carta Patrimonial local), un documento que la ciudad verdaderamente necesita que pueda completarse y llevarse a cabo.

Sanlúcar de Barrameda es una comunidad humana que remonta su identidad a siglos y siglos atrás, que es -y que se sabe, o al menos debería saberse- heredera de aquellos primeros pobladores de su territorio como fueran los moradores de los yacimientos prehistóricos, protohistóricos y romanos que jalonan su término municipal, conformando una comunidad histórica que ha conseguido mantener sus señas identitarias y su carácter (en un proceso siempre en permanente construcción) a lo largo de los siglos.

Lo hemos señalado muchas veces: decir Sanlúcar es hablar de luz, de mar, de Historia, de color, de brisa entre Levante y Poniente, de esteros y de sal. Sanlúcar es uno de los privilegiados escenarios que contemplaron a las naves de la Carrera de Indias desde finales del Cuatrocientos, hace más de 500 años, y es el marco al cual dichas naves de las Reales Armadas regresaban tras sus viajes por los océanos y mares del Orbe.

Sanlúcar es una ciudad con condición que ha sido históricamente nervio, nudo y corazón de un las actividades navales de la Monarquía Hispánica durante la Modernidad, en el eje entre el río Guadalquivir y el Golfo de Cádiz, verdadero “Cabo Cañaveral” de la Modernidad verdadero eje neurálgico desde el cual partían las expediciones españolas que dieron forma a mundos nuevos allende los mares, expediciones como las navegaciones colombinas que atravesaron el Atlántico hace más de medio milenio, o la Armada de la Especiería, que daría la I Vuelta al Mundo entre 1519 y 1522.

Este papel esencial en el contexto de la Historia de la globalización del planeta es algo que nos hemos recordado en estos últimos años, de la mano por ejemplo de tantas personas llegadas desde los países hermanos del continente americano en el contexto de la Conmemoración de este V Centenario de la I Vuelta al Mundo (tan poco aprovechada, tan desinflada desde 1519 precisamente), tanto personas privadas como representantes públicos que llegado llegado a Sanlúcar desde ciudades fundadas hace siglos por expediciones que partieron precisamente desde nuestras playas, unas de ciudades tan enorme relevancia como Veracruz en México, Buenos Aires, capital de Argentina, Montevideo, capital de Uruguay, o Asunción, capital de Paraguay, entre otras.

En las orillas del Guadalquivir, frente a Doñana, Sanlúcar es uno de los ejes de la Historia de la Humanidad, uno de los puntos de referencia de nuestro Patrimonio común, y es una referencia para los miles de personas que cada año buscan en nuestras calles, en nuestras plazas, unos días de esparcimiento en un contexto singular donde nadie es extranjero, donde nadie es del todo foráneo, donde se puede disfrutar no sólo de la riqueza del Patrimonio Monumental, Histórico y Artístico de la ciudad, así como de nuestra tan especial gastronomía y de nuestros espléndidos vinos, con la Manzanilla a la cabeza.

Como sabemos (o deberíamos saber), Sanlúcar de Barrameda es Historia, es sus monumentos, sus palacios como el de Medina Sidonia o el de Orléans-Borbón (en peligro de conservación), son sus baluartes como el castillo de Santiago, sus iglesias y conventos pluricentenarios, como Santo Domingo, La O, Regina, Madre de Dios, San Jorge, Capuchinos, El Carmen, San Diego, San Francisco, San Nicolás…, y es también paisaje, marisma, río, playa, mar…

Y son las Carreras de Caballos más antiguas de España, en la playa, en la orilla del Guadalquivir, y es también su agricultura, sus arenas finas, y su pesca, sus trabajadores del campo y del mar, su hostelería, su restauración, sus empresarios, sus bodegas, su manzanilla, reina de los vinos… Todo lo que compone su Patrimonio Cultural, al fin y al cabo.

Desde Sanlúcar, Cristóbal Colón partiendo y regresando en algunos de sus Viajes; Isabel la Católica descubriendo el mar, la capital de los Estados de la Casa de Guzmán y la Puerta de América y de África en Europa, y de Europa en el mundo; es color y luz, es el sabor de su manzanilla y sus demás vinos, de sus langostinos, de sus galeras, de su mar y de su huerta, es un abrazo con su Historia, un espacio mecido por las olas de su inmortal río.

Sanlúcar de Barrameda, es tradición e innovación a la vez, es Historia, presente y futuro, es su gente, su río, su mar y su Manzanilla. Es todo aquello que ya sabemos, y todo lo que aún nos queda por descubrir y conocer. 

Es Historia viva en el corazón del Golfo de Cádiz y en la desembocadura del Guadalquivir, el viejo flumen Baetis de los romanos, el “Tertis” de quienes precedieron a los hijos del Lacio. 

Pero todo ello, absolutamente todo, está más en peligro ahora que nunca antes, cuando el Patrimonio Histórico sanluqueño, fruto, reflejo y testigo de nuestra Historia en común, padece como nunca la desventurada, desaforada, aciaga y tremenda desidia e incapacidad (una terrible combinación) de quienes, por mandato democrático, son responsables no sólo de protegerlo sino de velar por su mejor conservación, su potenciación, la mejora de su situación y su mayor y mejor conocimiento por parte de la ciudadanía.

Una vez más diremos que está en manos de la ciudadanía (esto es, de todos nosotros, vecinos y lectores) impedirlo, antes de llegue a ser definitiva y enteramente tarde. 

Comparte nuestro contenido