Apuntes de Historia DVIII
Manuel Jesús Parodi.-El Día Internacional de los Monumentos y los Sitios”
En demasiadas ocasiones, en demasiados casos, casi como una sosteniendo una actitud vital permanente, el cuerpo social de una comunidad determinada -grande o pequeña- vive, en líneas generales, ajeno a su propio Patrimonio Histórico
Conocemos bien casos de ciudades -incluso de nuestro entorno- en las cuales el cuidado ya no solamente del propio espacio urbano en su conjunto y en general sino de su herencia y su tesoro patrimonial en particular son a estas alturas parte de las señas de identidad de esas localidades. Así, hay pueblos y ciudades en nuestro contexto, en nuestro entorno, y en la provincia de Cádiz en general, en las cuales el cuidado de su Patrimonio Cultural (que es decir de sus señas de indentidad) como decimos es algo plenamente identitario, de manera que en los casos de tal o cual ciudad ya se sabe de antemano que el Patrimonio es cuidado y respetado por los gestores públicos de dichas ciudades y por la ciudadanía de las mismas.
Pero de qué estamos hablando cuando hablamos de Patrimonio y de cuidado del Patrimonio? ¿Estamos acaso hablando de la voluntad de unos pocos, de algo que sólo afecta, atañe y preocupa a unas minorías de -por así decirlo- “sibaritas” culturales y espíritus sensibles que son los únicos a los que parece afectar esta cuestión?
¿Estamos hablando de un asunto menor, secundario, e incluso -y quizá- intrascendente que solo sirviera para el solaz de unos pocos que no tienen -dicho pronto y mal- otra cosa de qué ocuparse y otra cosa en qué entretenerse…?
¿Estamos hablando acaso de una pescadilla que se muerde eternamente la cola y que solo sirve para el lucimiento epistolar de algunos y para que otros tengan piedras que arrojar a sus enemigos particulares?
En demasiadas ocasiones, como empezábamos diciendo, el Patrimonio se convierte incluso -por la mala acción y cabe decir que por la mala fe de algunos y no solo en Sanlúcar de Barrameda- en una suerte de arma arrojadiza, tan pesada como vacía de contenido en realidad, puesto que -también en no pocas ocasiones- algunos a quienes “se les ha llenado la boca” con discursos y proclamas en los que manifestaban su devoción por el Patrimonio finalmente llegada la hora de la oportunidad -y por tanto de la verdad- finalmente terminan haciendo lo contrario de lo que pregonaban dejando una vez más al Patrimonio en el desamparo, por no decir que en el abandono.
Llegará, todo llega, el momento de entrar en casos y cosas, de poner nombre a “elementos” materiales y humanos… El tiempo corre inexorable para todos y va dejando al descubierto las carencias de “hunos” y de “hotros”, en ambos casos y como escribió Miguel de Unamuno, con “h”.
Pero ahora, justo en la semana en la que se ha celebrado el Día Internacional de los Monumentos y los Sitios, el 18 de abril, proclamado como tal por la UNESCO, nos hemos encontrado -como en el título de la novela de Martín-Santos- con un “tiempo de silencio” estrepitoso que pone al descubierto y de manifiesto muchas cosas al buen entendedor…
En 2016, quien firma estos párrafos promovió la celebración en Sanlúcar de Barrameda del Día Internacional de los Monumentos y los Sitios ese día que cómo señalamos, la Organización de las Naciones Unidas para la cultura, la UNESCO, señala en el calendario como especialmente centrado en el Patrimonio Monumental, Histórico y Arqueológico.
Entre 2016 y 2019, mientras me fue posible, cada mes de abril y en torno siempre al 18 de dicho mes, se celebraron Jornadas de Puertas Abiertas en diferentes monumentos y sitios históricos de nuestra ciudad, de manera que se hizo un enorme esfuerzo en buena medida gracias al compromiso y la solidaridad de trabajadores de los sectores público y privado (así como de distintas instituciones, entidades y empresas de Sanlúcar de Barrameda) por poner el foco ese día en algunos de los tesoros del Patrimonio Histórico y Artístico de la localidad, fomentando el acceso a los mismos y su directo conocimiento por parte de la ciudadanía
De este modo monumentos que quizá no estaban abiertos al público habitualmente (quizá no con regularidad, quizá nunca), pudieron ser visitados por la ciudadanía, tanto por público general como por público escolar y todo ello -aunque pueda parecer increíble- contra viento y marea, todo ello haciendo unos enormes esfuerzos no solamente por parte de quién redacta estas líneas sino por todas las personas, entidades, organismos que participaron en la iniciativa por superar “elementos” peores que aquéllos contra los cuales Felipe II no mandó sus naves…
Pero desde 2019 esta iniciativa de socialización del conocimiento y de divulgación de nuestro tesoro patrimonial local no ha vuelto a repetirse; parece que a la administración pública local no parece haberle interesado seguir trabajando en la línea de la divulgación del conocimiento sobre nuestro Patrimonio Histórico, Artístico, Arqueológico y Monumental, como los hechos muestran.
Vendrá ahora acaso el rechinar de dientes porque la lectura a veces, tal y como el sueño de la razón produce monstruos de acuerdo con Goya, la lectura, decíamos, puede producir dolor de cabeza tanto en quien lee porque no le gusta lo que está leyendo como en quien escribe porque suele recibir en la cabeza los golpes que la adversa fortuna quiere dedicarle. En cualquier caso el rechinar y el crujir de dientes, quede tranquilo el lector, no serán de quien escribe estas líneas.
Los monumentos y los sitios históricos de Sanlúcar de Barrameda siguen durmiendo el sueño de los justos, languideciendo y algunos incluso desapareciendo paulatinamente a ojos vista, cuando no desaparecen de golpe y porrazo -literalmente- como ha sucedido con el kiosco-vestidor de la alberca de los Jardines del Palacio de Orleans-Borbón, una pequeña joya patrimonial (decimonónica) destruida al parecer por los azares del temporal y que nadie pensó en recuperar, restaurar o restablecer sino que parece ser que fue eliminada directamente, amputando de esta forma otro de nuestros elementos patrimoniales, pequeño, delicado, sencillo pero Patrimonio al fin, del que ya no podrán seguir disfrutando ni propios ni extraños. Una merma más.
El 18 de abril de 2024, Día de los Monumentos y los Sitios, habrá pasado un año más inadvertido en Sanlúcar de Barrameda: ni jornadas de puertas abiertas en monumentos, ni visitas a sitios históricos, ni actividades divulgativas en el segmento escolar ni nada que se le parezca… Y eso que en su día se hacía todo de manera altruista y sin necesitar de ningún presupuesto para ello, contra viento y marea.