Apuntes de Historia CDXIII

Manuel Jesús Parodi

Manuel jesús Parodi.-Algunas ‘píldoras’ monumentales sanluqueñas (III)

Traemos nuevamente a estas líneas (como venimos haciendo en las precedentes semanas) una entrega más (por ahora la última) de estas “micropíldoras” sobre diferentes hitos patrimoniales y monumentales de nuestra ciudad.

Decíamos (y decimos) haberlos pensado como unos “flashes” que acaso sirvan para atraer la atención de los lectores sobre el Patrimonio histórico, monumental y artístico de Sanlúcar de Barrameda. 

Búnkeres de la playa

Situados en la ribera sanluqueña del Guadalquivir así como en “la otra Banda” del antiguo Betis, en el viejo Coto de Doñana y formando parte del horizonte y el paisaje sanluqueños, los búnkeres de la orilla del río forman parte de las referencias visuales habituales para los sanluqueños. 

Su presencia ante la vista de Sanlúcar y en las arenas de sus playas nos lleva a tiempos complejos, a los momentos aciagos de la II Guerra Mundial, y sus viejas estructuras nos hablan de la necesidad, manifiesta en el siglo XX como en tiempos anteriores, de proteger y guardar las aguas y las orillas del Guadalquivir, esa auténtica autopista acuática que comunica Andalucía con el resto del mundo desde la Antigüedad. 

Casa-Palacio de los marqueses de Arizón

La Casa Palacio de los Marqueses de Arizón (originalmente, los Harrison, cuyo apellido se encuentra en la raíz del nombre del estado norteamericano de Arizona), una noble familia de origen irlandés dedicada al comercio con Indias en el siglo XVIII, se alza en lo que una vez fueron las modestas orillas del viejo arroyo de San Juan (afluente del Guadalquivir por su ribera izquierda, que corría una vez por el actual entorno urbano sanluqueño). 

Su innegable imponente presencia marca desde hace siglos los ritmos urbanos de la Sanlúcar histórica, habiendo entrado incluso en terrenos que superan lo estrictamente histórico; Casa Palacio de Cargadores de Indias, su historia se encuentra trenzada con leyendas y relatos de aparecidos. 

Con sus diversos patios, su torre mirador y su más que sólida presencia, esta casa de cargadores de Indias dieciochesca goza de una notable personalidad que la ha llevado, tras diferentes y complejos avatares, a convertirse en una relevante instalación hotelera local.

Pósito

En pleno corazón del Barrio Alto sanluqueño y en el seno de la histórica plaza de La Paz propios y extraños pueden encontrarse con la que un día, hace siglos, sería la sede del Pósito municipal. 

Datada en la primera mitad del siglo XVIII esta dependencia comunal era en realidad un almacén público de grano (y de cobro de impuestos) propio de la economía del Antiguo Régimen y las sociedades preindustriales. Sus reservas, en manos municipales, servían para tratar de controlar los precios cuando necesario así como para garantizar el abastecimiento de grano en momentos de carestía alimenticia.

La presencia de este edificio contribuye a que se pueda visibilizar aún más, si ello es posible, la relevancia del núcleo más significado del Barrio Alto en la Sanlúcar histórica.

Arquillo de Rota

El Arco -o Arquillo- de Rota es una de las puertas de la muralla medieval de época cristiana de Sanlúcar de Barrameda, un acceso al corazón del que fuera el reducto amurallado de época guzmana que -con todo el conjunto de los cambios, repristinaciones y modificaciones impuestos por el paso del tiempo, reconstrucción incluida- no sólo se encuentra en pie, sino que conserva su uso y funcionalidad, de modo que dicho acceso puede ser cruzado por los caminantes así como por el tráfico rodado en la actualidad.

Objeto de diversas intervenciones de recuperación como consecuencia de los avatares del tiempo, anejo al mismo se han identificado las torres defensivas que lo flanqueaban al tiempo que en sus inmediaciones se ha redescubierto la antigua fuente que diera nombre al espacio que se abre extramuros de dicha puerta monumental, la plaza de la Fuente Vieja. 

Recientemente, además, ha podido revisarse la cronología del monumento, al calor de la intervención en la plaza de la Fuente Vieja (cuyo segmento arqueológico ha sido dirigido por el arqueólogo sanluqueño Juan Manuel Piñero) que ha recuperado la citada Fuente, quedando asentado el carácter de reconstrucción parcial de la estructura del Arquillo: el arco en sí, de hecho, fue reconstruido con el aspecto que luce en la actualidad hace unas décadas.

Muelle de la Riza

Verdadero elemento “fósil” de un gran proyecto frustrado de intervención estatal en la desembocadura misma del río Guadalquivir, los restos del Muelle de la Riza (que no “de la risa”, como a veces se le denomina incorrectamente) aparecen cada bajamar al pie de la colina del Espíritu Santo, asomando su serpenteante lomo de piedra sobre las aguas.

Confundido por unos con un corral de pesca y por otros con una escollera natural, se trata en realidad de los restos de la estructura de un muelle construido a finales del siglo XVII bajo el reinado de Carlos II, el último soberano de la Casa de Austria en España.

Esta estructura habría finalmente de tener una breve vida, no llegando nunca a cumplir (ni entera ni parcialmente) con las funciones portuarias para las que fue concebida originalmente. 

Habría debido formar parte de un complejo de estructuras portuarias y defensivas (como los baluartes de San Salvador y del Espíritu Santo, hoy desaparecido) pensadas y diseñadas para la reordenación del espacio portuario en la desembocadura del Guadalquivir y su defensa y fue diseñado para crear un puerto en la misma boca sanluqueña del río, lo cual nunca llegaría a materializarse.

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