Apuntes de Historia CDVIII

Manuel Jesús Parodi

Manuel Jesús Parodi Álvarez.-Sobre los Guzmanes en la obra de fray Pedro Beltrán (IV)

En los siguientes párrafos continuaremos tratando de acercarnos a la imagen de los Guzmanes que nos presenta la obra de fray Pedro Beltrán (siglo XVII) titulada “La Charidad Guzmana”.

La conexión entre el titular del ducado contemporáneo de Fray Pedro Beltrán (en realidad los titulares a principios del siglo XVII, los VII y VIII duques de Medina Sidonia) y el fundador de la Casa de Guzmán se ve reforzada cuando los versos de este sacerdote dominico rezan: “buen capitán, buen juez / buen conde, buen caballero / buen Duque, buen concejero / buen general, buen marques. / Bueno del propio i a el ageno / vasallo, i de cualquier modo / de tantas bondades lleno / i atodos tan bueno todo / que fasta vuestro nombre es bueno”. 

Esta serie de elogios se sirve de y juega a todas luces con el concepto y la palabra “bueno” en relación con el duque de Medina Sidonia y señor de Sanlúcar, término que el propio linaje ostenta como parte de su apellido y que habría de heredar a la manera de un cognomen romano del propio Alonso Pérez de Guzmán, nombrado así, como tal, “El Bueno” por el rey Sancho IV de Castilla tras el “Hecho de Tarifa” de 1294 (Guillamas 1990, pg. 274).

Respecto a Fernando Guillamas y Galeano y su Historia de Sanlúcar de Barrameda (publicada por la asociación Sanluqueña de Encuentros con la Historia y el Arte, ASEHA, en Sanlúcar de Barrameda en 1990), señalaremos que en la dedicatoria de su libro al rey consorte Francisco de Asís de Borbón, esposo de la reina Isabel II y agradeciendo el “amparo y protección” del referido rey Francisco de Asís,  el antedicho Fernando Guillamas menciona indirectamente la obra de Velázquez Gaztelu (sin citar de manera expresa el nombre de éste).

Y así lo hace Guillamas cuando dice que Sanlúcar de Barrameda “(…) en el siglo pasado [esto es, el XVIII: recordemos que Guillamas escribe en el siglo XIX] tuvo por Historiador un digno Regidor de su Ayuntamiento cuya obra no llegó a imprimirse por falta de protección, y con su muerte ha desaparecido sin que se sepa su paradero”; en estas palabras encontramos a todas luces una referencia a Juan Pedro Velázquez Gaztelu y su obra (compuesta precisamente en el siglo XVIII), la cual permanecería inédita hasta la década de los noventa del pasado siglo XX cuando sería publicada gracias a la acción, precisamente, de ASEHA, bajo la dirección científica del profesor sanluqueño Manuel Romero Tallafigo con el concurso del también profesor Fernando Cruz Isidoro.

Más adelante (Canto I, página 44  de Beltrán) encontraremos una nueva alusión bíblica, cuando se compara al duque de Medina Sidonia con un querubín (una figura angélica del Antiguo Testamento): “I asi puesto en ti verán / aquel cherubin Guzman”; y a Sanlúcar de Barrameda con la casa de Obededón de Gat, donde permaneció el Arca de la Alianza unos meses antes de ser llevada por el rey David a Jerusalén (II Samuel 6, 12; I Crónicas 13, 14): “Sanlucar es con razón / la casa de Obededon / donde se entro i hizo asiento / al Arca de el testamento”.

Y sigue cantando el dominico: “I vos Principe piadoso [nueva alusión al duque de Medina Sidonia] / que sois dueño de la casa / donde halló el arca reposo / sois con dicha tan sin tasa / el Obededon dichoso”; de este modo, el Guzmán contemporáneo del autor no sólo es tildado de “piadoso”, exaltándose una vez más y de este modo su religiosidad, sino que se le compara con Obededon de Gat, quien albergase en su casa el Arca de la Alianza, haciéndose extensiva esta comparación santificadora a la propia ciudad de Sanlúcar de Barrameda (equiparada a las casas del personaje bíblico citado en los versos beltranos).

En la página 45 encontramos otra alusión bíblica al compararse a la misma Sanlúcar con la era de Gedeón y de ese modo y por extensión al señor de Sanlúcar con el mismo Gedeón dueño de la citada era y uno de los jueces guerreros del pueblo de Israel (mencionado por ejemplo en el Antiguo Testamento como en Jueces 6, 11-ss.; Judit 8, 1; Salmos 83, 12; y en el Nuevo Testamento en la Carta de San Pablo a los Hebreos 11, 32).

Si seguimos la cronología que aporta la edición de 1948 del Beltrán para la composición del texto (1612), en lo que se refiere al duque contemporáneo de la composición de esta obra se trataría del VII duque, D. Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, homónimo del fundador de la Casa (recordemos que la ficha de la BNE enmarca cronológicamente el texto entre 1600 y 1699) [http://bdh.bne.es/bnesearch/detalle/bdh0000011774; consulta del 7 de febrero de 2021]. 

Una referencia más al mundo mítico clásico grecolatino la hallaremos en el mismo Canto I del poema en el que nos encontramos (en la página 45 igualmente), cuando se compara al duque de Medina Sidonia con Jasón, el mítico héroe griego, cuando se nos señala que: “y es el colcos retirado / donde qual Jason hallastes / el vellocino dorado”.

Esta es la manera en la que en el texto de Beltrán se hace referencia al viaje de Jasón y los Argonautas en busca del Vellocino de Oro (analogía con el Toisón de Oro) hasta la lejana Cólquide (el “colcos retirado”), una geografía mítica que ha de localizarse en el extremo oriental del Mar Negro. 

Siguen a continuación (también en la página 45 de la edición de 1990) varias referencias de diversa naturaleza expresadas en los versos siguientes que ubican al (genéricamente mencionado como) “Guzmán” (esto es, al duque contemporáneo de la redacción del poema tanto como al linaje en su conjunto, como viene siendo habitual en el texto beltrano) en el mismo horizonte estético de diversos héroes y personajes bíblicos, clásicos e históricos.

Entre estos personajes heróicos (míticos, bíblicos e históricos) se encuentran algunos tales como Hernán Cortés, Anteo, Orfeo, San Mateo o Sansón, mientras en los versos contenidos en las páginas 46 y 47 de la edición de 1990 se menciona así mismo a otros personajes y espacios de tono y ámbito igualmente heroico, mítico o bíblico que sirven para seguir sirviendo de marco simbólico de manera metafórica a la Casa de Guzmán, a la par que la ubican en un contexto igualmente simbólico elevado.

Entre estos últimos, personajes y espacios como Moisés, el Oreb (el Monte de las Tablas de la Ley), Zacarías, Jeremías , el campo de Harán y Jacob, Josué, Rebeca o el propio rey Salomón (“…el Guzman Salomon grave”), figura con la que se compara directamente al Guzmán, una mención neta y claramente hagiográfica en la que se procura ensalzar (como sabemos que hace fray Pedro Beltrán a lo largo y ancho de todo su texto) tanto al duque del momento en el que el religioso escribe su obra como al conjunto del linaje guzmano en sí.

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