Apuntes de Historia CCCLXX
Manuel Jesús Parodi Álvarez.- Sanlúcar en los apuntes de un viajero alemán de 1599 IV
Seguimos desgranando en estos párrafos las notas que el viajero alemán, Diego Cuelbis (o Cuelvis) dejó a partir de su viaje por España en 1599, un relato al que venimos asomándonos desde hace algunas semanas, con la intención de saber lo que este viajero de hace más de cuatrocientos años (que se dice pronto) puso por escrito acerca de la Sanlúcar de Barrameda que pudo conocer en primera persona durante su viaje, hace ahora cuatro siglos y cuarto.
Como sabrán los lectores que han seguido los artículos anteriores de esta serie, este relato sobre la España (y la Sanlúcar) de hace más de cuatro siglos se recoge en un
manuscrito titulado “Tesoro Chorografico de las Espannas por el Señor Diego Cuelvis”, un texto escrito en español y conservado actualmente en Gran Bretaña, en la British Library de Londres, donde forma parte del fondo de manuscritos españoles de la citada institución cultural británica.
Para aquellas personas que no hayan leído (en todo o en parte) los artículos precedentes, señalaremos que en España se conserva una copia de este manuscrito por iniciativa del historiador andaluz y académico de la Historia Pascual de Gayangos (Sevilla, 1809 – Londres, 1897), una copia que se conserva en la Biblioteca Nacional de España, en Madrid.
Para estos artículos hemos manejado la edición (parcial, pues solamente se ocupa del periplo andaluz de este viajero alemán) del texto de Diego Cuelbis (o Jacob Cuelbis -o Cuelvis como también se le puede encontrar citado) llevada a cabo por Salvador Raya Retamero, quien se ocupa de la preparación del manuscrito, del estudio preliminar del mismo, de las notas de su edición y del cuerpo crítico que presenta el libro.
Esta edición de Raya Retamero se presenta en un sucinto volumen de noventa páginas, titulado “Andalucía en 1599 vista por Diego Cuelbis”; este libro fue publicado en el año 2002 por la Junta de Andalucía, y fue tirado en las prensas malagueñas de “Caligrama Ediciones”, en una escueta tirada de únicamente cien ejemplares (que quedaron, pese a la intención inicial en este sentido, finalmente sin numerar).
Una vez más (no vendrá mal el recordatorio a quienes ya lo sepan, y será muy oportuno para quienes no lo hayan visto en nuestros artículos precedentes) señalaremos que el texto del alemán Cuelbis- editado por Salvador Raya Retamero- se encuentra accesible vía digital (para consulta y descarga) en formato pdf siguiendo este enlace: https://docs.google.com/file/d/0ByjDca766kcieGZOcVVkWkRJT00/edit.
Sabemos por el propio Cuelbis que entró en España en la primavera de 1599 por el Norte, cruzando el Bidasoa y atravesando la frontera francesa, y que ya en tierras andaluzas este viajero se detendría en diversas poblaciones mayores y menores, sobre las cuales se detendría a su vez en su manuscrito.
Veíamos las pasadas semanas cómo Cuelbis recogía algunas citas sobre diversos espacios y localidades vinculadas con la Casa Ducal de Medina Sidonia, cuyos estados se regían desde Sanlúcar de Barrameda, caso de la onubense población de Niebla, donde el alemán repara en una inscripción conmemorativa dedicada a “Don Alonso Pérez de Guzmán el Bueno III deste nombre duque VII de Medina Sidonia XIII conde de
Niebla”; se trata de Don Alonso Pérez de Guzmán y Sotomayor (1550-1615), el VII duque de Medina Sidonia, padre del VIII duque D. Manuel y abuelo del IX duque, D. Gaspar (quien habría de perder el señorío de Sanlúcar de Barrameda el año 1645), personaje contemporáneo a la visita de Cuelbis por tierras españolas.
Un poco más adelante en su relato nos habla Cuelbis de una Sanlúcar que no es la nuestra, sino Sanlúcar la Mayor (recordemos que el conde-duque de Olivares, un Guzmán él mismo, era conde de Olivares y duque de Sanlúcar la Mayor, por lo que dicha localidad también se encontraría vinculada con la Casa de Guzmán, a través de otra rama de la misma).
A esta localidad sevillana nuestro viajero la llama “S. Lúcar de Pecín”, nombre que tendría esta población en dichas fechas, siendo más adelante renombrada como “Sanlúcar la Mayor”; sobre dicha población sevillana el autor se detiene de forma muy breve para alabar, como señalábamos previamente, la calidad de su uva.
Para llegar a Sanlúcar de Barrameda (los contenidos sobre nuestra ciudad ocupan las páginas 54 a 56 de la edición de Raya Retamero), Cuelbis sigue el que él llama “el camino del agua”, el río Guadalquivir, al hablar de “El camino de Sevilla por el Agua a Sanlúcar de Barrameda”.
De esa forma evidencia el autor el papel y la relevancia del curso del Guadalquivir como verdadera y principal vía de comunicación a lo largo de la Historia y su rol como eje vertebrador y vehiculador de nuestro territorio; de esta manera, el camino “del agua” sería el medio elegido por este viajero germánico para desplazarse desde el interior del territorio hasta la costa gaditana, desde Sevilla hasta Sanlúcar de Barrameda.
Como señalábamos la pasada semana, en este camino de agua Cuelbis trae a colación varios puntos, como Coria, “La Venta” (sic), Nebrisa (por Lebrija –la Nabrissa romana) para mencionar a continuación a“Bonance” (esto es, Bonanza), antes de finalmente poner sobre el tablero de su texto a Sanlúcar de Barrameda (justo después de la mención de “Bonance”/Bonanza).
A “Bonance” la menciona como decimos a continuación de “Nebrisa”/Lebrija, con una cita harto escueta que reza tan solamente como sigue: “Bonance. más a la mano derecha, puerto”. Sirve esta brevísima mención para dos cosas: a saber, para conocer que ubica la referencia del río al contrario de como se hace normalmente en la actualidad (se citan las riberas desde el curso alto hacia el curso bajo, según el discurrir del río), por lo cual cita a Bonanza (como hará luego así mismo con la propia Sanlúcar) “a la derecha”, y no en la ribera izquierda del río, como efectivamente se localiza.
La segunda cuestión a reseñar de esta tan sucinta mención de Bonanza es la referencia que hace a la condición portuaria de este significado espacio de nuestra ciudad, materializada en la sola palabra “puerto”, que pone de manifiesto la relevancia de este histórico puerto sanluqueño, como es de esperar en un viajero que lo conociera en el siglo XVI, apenas 77 años después del regreso de la nao Victoria a Sanlúcar de Barrameda tras haber completado la I Vuelta al Mundo bajo las órdenes de Juan Sebastián de Elcano.