Apuntes de Historia CCCLV
Manuel Jesús Parodi Álvarez.-Sanlúcar y Veracruz”.
En estos años azarosos que nos toca vivir el calendario sigue corriendo, y la Historia vuelve a encontrarse con el presente en la forma, por ejemplo, de las efemérides que nos retrotraen a siglos atrás; más en concreto en el año 2019 se produciría la coincidencia de dos grandes efemérides históricas como son el arranque del V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo y los 500 años de la Fundación de la ciudad mexicana de Veracruz por Hernán Cortés.
Ambas citas históricas forman parte de un mismo horizonte cronológico y cultural, el de las exploraciones oceánicas de finales de la Edad Media y principios de la Edad Moderna (a caballo entre los finales del siglo XV y los principios del siglo XVI), que tendrían entre otros hitos históricos fundamentales la Primera Circunnavegación de la Tierra y la Fundación de grandes y muy relevantes ciudades históricas como la de Veracruz, en la orilla caribeña de México.
Un dato esencial a tener en cuenta: México es el “puente de tierra” entre el Lejano Oriente y España, y Europa: las navegaciones españolas a China, Japón y Filipinas se hacían a través del Atlántico, atravesando México, el entonces Virreinato de Nueva España, y luego navegando a través del océano Pacífico (y viceversa): ese era el eje principal de la economía-mundo en los tiempos de la Modernidad, en la época Moderna, grosso modo entre mediados del siglo XVI y el primer cuarto del siglo XIX, cabe señalar.
De este modo, por ejemplo, un hito histórico como fue la llegada de la Expedición Keicho (con Hasekura Tsunenaga) desde Japón a Europa por Sanlúcar de Barrameda (en 1614) guarda estrecha una muy relación con México, pues la referida Expedición japonesa atravesaría la entonces Nueva España, Virreinato de la Monarquía Hispánica, para de ese modo embarcar en el Caribe mexicano y zarpar desde allí hacia el Viejo Mundo, hacia las orillas de Sanlúcar de Barrameda en la desembocadura del Guadalquivir.
En 2018 se conmemoraría el regreso de la Expedición Keicho (encabezada por el samurái Hasekura Tsunenaga, como decíamos supra) a tierras niponas en 1618, un viaje de regreso que se produciría igualmente a travesando tierras mexicanas, en un recorrido inverso al del viaje de ida a Europa.
Es posible señalar algunos elementos y cuestiones de la Historia compartida entre Sanlúcar de Barrameda y la Villa Rica de la Veracruz…, algunos jalones de la Historia de Sanlúcar de Barrameda y de México que forman parte de una gran Historia común, la de las orillas jareña (andaluza, española) y jarocha (veracruzana, mexicana) del Atlántico.
El gran eje geográfico, cultural, económico e histórico configurado por el Golfo de Cádiz y el río Guadalquivir ha de ser considerado (como venimos insistiendo desde hace años) como el verdadero “cosmódromo” de la Modernidad, punto de partida (y en buena medida de retorno) de las navegaciones oceánicas y las expediciones de exploración y comercio de finales de la Edad Media y de la Edad Moderna, entre las cuales las de conquista de las Canarias, los Viajes Colombinos, la Primera Vuelta al Mundo…, y tantas expediciones con destino a las orillas del continente americano desde finales del mismísimo siglo XV.
Cabe señalar, además, que Sanlúcar de Barrameda (a caballo entre Sevilla y Cádiz) es el verdadero vértice, el epicentro del referido Eje del Golfo de Cádiz-río Guadalquivir, el cruce de caminos de esas rutas que llevaban desde Constantinopla y Alejandría hasta La Habana y Veracruz, o desde el Golfo de Guinea hasta los mares del Norte.
Antón Nizardo, marino de origen francés -o italiano- fuertemente vinculado con la fundación de Veracruz, daría nombre a otra de las primeras fundaciones en la zona, el núcleo poblacional de “Antón Lizardo”; se trata de un marino cuya navegación del Atlántico se enmarca en el contexto general de las navegaciones oceánicas de exploradores y navegantes como el propio Cristóbal Colón o los mismos Hernando de Magallanes y Juan Sebastián de Elcano.
Otro elemento de un más que sustancial peso en la Historia de México y de Veracruz (y de cara a la conformación de la identidad mexicana) es el de la Evangelización cristiana, con la presencia de los misioneros franciscanos (los así llamados “Doce Apóstoles de México”) llegados a las tierras mexicanas desde España en un viaje que habría arrancado asimismo en la ciudad y puerto de Sanlúcar de Barrameda.
Existe una muy fuerte vinculación histórica, desde hace siglos, entre Sanlúcar de Barrameda y muchas ciudades del continente americano, fundadas por expediciones que partieron desde la propia Sanlúcar; ciudades de enorme relevancia como Buenos Aires (capital de Argentina), Montevideo (capital de Uruguay), Asunción (capital de Paraguay) o la propia ciudad de Veracruz (capital del Caribe mexicano) fueron creadas directa o indirectamente a partir de expediciones que tuvieron su origen en las playas sanluqueñas.
La costa continental del Caribe mexicano sería, en líneas generales, el primer espacio continental del Norte de América en el que se produce la interacción entre los dos Mundos (el Nuevo Mundo americano y el Viejo Mundo europeo), y Veracruz (ciudad y costa) y las ciudades de su entorno, como Alvarado, serían los primeros espacios de asentamiento de los españoles a su llegada a tierras de México a principios del siglo XVI.
Existe además, y se conserva, una profunda huella andaluza y, por ende, sanluqueña en Veracruz, que guarda relación con la reivindicación de sus raíces españolas a través de la herencia sanluqueña, en buena medida condensada en el término “jarocho”, que identifica a los veracruzanos.
Los veracruzanos son llamados “jarochos”: la tradición histórica de la ciudad y de la región señala que en la fundación de Veracruz fue determinante la presencia de personas procedentes, en el imaginario colectivo jarocho, de la zona de La Jara, en Sanlúcar de Barrameda, y de ahí una de las claves esenciales de la denominación que reciben -y se otorgan- tradicional y popularmente los veracruzanos (sabemos que las costas y playas de Sanlúcar de Barrameda, como las de La Jara, ya aparecen mencionadas por Miguel de Cervantes en “El Quijote”, a caballo entre los siglos XVI y XVII), el de “jarochos”.
Puede decirse que en Veracruz, México, están los “jarochos”, mientras en Sanlúcar de Barrameda, España, hablamos de “jareños”, que vendrían a ser dos aspectos, acaso remotos, de una común realidad (las dos orillas del Atlántico), dos denominaciones para un posible origen común, hace ahora cinco siglos.
Otros elementos que revelan la estrecha relación veracruzana con la zona de la desembocadura del Guadalquivir y el ámbito gaditano son la histórica devoción a la virgen del Rocío y a la virgen del Rosario (patrona de Cádiz y de Rota, en España, y de Alvarado, en México) en ambas orillas del Océano Atlántico.
Y otro elemento en común entre las orillas jarocha y jareña: en la costa de Veracruz (frente a la población de “Antón Lizardo”, antes mencionada) existe un islote que se llama “Salmedina”, y que recibe ese nombre precisamente por la piedra de Salmedina, que se encuentra en el ámbito de la desembocadura del Guadalquivir, frente a la vecina localidad de Chipiona.