Reforma fiscal
Fernando Cabral.-El hartazgo, premeditado o no, sobre el politiqueo en que se ha convertido la política, nos está impidiendo ver otras circunstancias tan trascendentales o más para el común de los mortales que son la mayoría social de este país. El empacho sobre algunas cuestiones en sus derivadas políticas y judiciales nos está impidiendo ver el bosque.
El gobierno dice, no exento de algo de razón, que la economía va como un cohete, algo que podemos corroborar con las cifras macroeconómicas, es decir, en términos de crecimiento del PIB, exportaciones, en ingresos vía impuestos, reducción de la inflación, etc. También es cierto que esa bonanza macroeconómica no está calando en las clases populares. La derecha, como siempre, que hay buenos datos, en este caso, los obvias y no entra a valorarlos porque no les interesa que algo vaya bien y cuando no, se inventa polémicas políticas artificiales y gratuitas para distraer la opinión pública y parte de la izquierda de forma interesada se apunta a ese juego.
Pero vayamos al caso de los ingresos del Estado en materia de impuestos y veremos que eso de que la economía va como un cohete, al parecer es, según para quién.
El 90% de los impuestos son, básicamente, el IRPF, el IVA y el Impuesto sobre Sociedades.
En el año 2023 los ingresos tributarios alcanzaron los 271.935 millones de euros, un 6,4% más que lo recaudado en 2022.
El impuesto sobre sociedades recaudó hasta el décimo mes del año 29.388 millones de euros., un 10% sobre el todo total recaudado.
El IVA, el más injusto socialmente de todos los impuestos, por su parte, recaudó el récord histórico de 75.300 millones, 3.000 millones más que el cómputo registrado en el pasado ejercicio. 27% sobre lo recaudado.
Dentro de estos tres, del IRPF es de donde se saca más dinero. Por ejemplo, en 2023 acabó recaudando 120.280 millones de euros, un 44% sobre el total recaudado. Que se distribuyen de la siguiente manera:
INGRESOS RECAUDACIÓN
12.000 a 21.000 euros 7.600 millones de euros
21.000 a 60.000 euros 50.000 millones de euros
60.000 a 150.000 euros 21.000 millones de euros
150.000 a 600.000 euros 10.000 millones de euros
más de 600.000 euros 6.500 millones de euros
En la tabla anterior, sobre datos ofrecidos por la propia Agencia Tributaria, se puede ver que las personas que aportan más dinero son las que ganan entre 21.000 y 60.000 euros, que acabaron entregando hasta 50.000 millones de euros. Y las que ganan menos de 21.000 euros, en conjunto, pagan más impuestos que las que ganan más de 600.000 euros.
Además, hay que recordar que también hay muchas personas entre las capas superiores que no aportan tanto, quizás, porque no cobran en nóminas y si lo hacen a través del Impuesto Sobre Sociedades que le es tributariamente más ventajoso aún.
A todo ello hay que añadir que en la mayoría de las Comunidades autónomas, sobre todo las gobernadas por la derecha, (Madrid, es el caso más paradigmático) se han practicado deducciones que benefician a las rentas más altas, cuando no, se han eliminado impuestos como el de Sucesiones del que se benefician más las clases altas.
Se puede decir, que básica y socialmente el IRPF, en su conjunto, se ha convertido en un impuesto injusto, de la misma manera que lo es por definición el IVA, que afecta por igual a quien más tiene que al que menos, así como, el Impuesto Sobre Sociedades con el que partiendo de un tipo impositivo nominal del 25%, a través de las innumerables y algunas muy cuestionables exenciones y deducciones, se llega a un tipo real del 2 o 3% sobre lo recaudado. Mientras que el tipo impositivo medio del IRPF es del 14%.
El resultado de todo esto es que los ricos son cada vez más ricos y los pobres, en el mejor de los casos, siguen igual de pobres.
Este es el bosque que no nos deja ver el árbol de los líos políticos artificiales y la máxima de que la economía española va como un cohete, cuando es solo para unos cuantos, porque para la mayoría social va en bicicleta con ruedas cuadradas.
Es absolutamente necesaria una verdadera reforma fiscal en la que se cumpla el principio constitucional de la progresividad, esto es, quien más tenga y más gane contribuya más de forma efectiva. Pero eso, al parecer no interesa, mientras nos tienen supuestamente distraídos con el CGPJ, la amnistía, los líos políticos en Catalunya, la medalla a Milei, los problemas judiciales de las parejas de uno y de otra y, no como serpientes de verano como antaño, porque son reales. Sin embargo, sirven y están sirviendo para que el injusto sistema tributario nacional siga pasando desapercibido.
Una Reforma Fiscal es necesaria y para presentar una alternativa es necesario que algunos dejen de mirarse el ombligo, aparquen sus problemas internos y prioricen los verdaderos problemas de la mayoría social que tanto dicen defender.