Alumnos de la Escuela TS de arquitectura de Sevilla elaborarán una propuesta sobre la Sala del agua
Alumnos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla, en el marco de la asignatura Taller de Arquitectura, de los estudios de Grado en Fundamentos de Arquitectura, han visitado hoy la antigua Sala del Agua con la intención de analizar y plantear propuestas de rehabilitación de este edificio. En la visita les ha recibido el alcalde, Víctor Mora, y el primer teniente de alcalde, Javier Porrúa (Cs).
La Escuela de Arquitectura considera que por su ubicación, espacialidad, valor patrimonial y brillantez constructiva el inmueble cuenta con un gran potencial, por lo que se propone realizar un planteamiento como ejercicio académico de sus alumnos que sirva de información adicional o referencia al Ayuntamiento de cara a intervenciones futuras.
Hasta finales de 1800 el agua que abastecía a la ciudad de Sanlúcar estaba canalizadas desde el Pozo Amarguillo y de la Fuente Vieja, además de los pozos particulares que había en algunas fincas o casas, así como algunas fuentes convenientemente distribuidas para el consumo de agua de los vecinos y animales, pero desde luego parecía totalmente insuficiente para la población que en esos momentos tenía la ciudad de Sanlúcar de Barrameda.
Según recoge Antonio Barba en su blog ‘Curiosidades de Sanlúcar’, es el año 1871 cuando el Ayuntamiento trata del abastecimiento de agua a la ciudad y decide que aunque ello supondría un gran desembolso económico, que nunca contaba la ciudad, había que dar una solución al abastecimiento de agua de una forma que a largo plazo quede remediado el problema de la falta de agua.
Para este trabajo se pide opinión al técnico Ángel Mayo, que no sin antes realizar los correspondientes estudios de los terrenos y de las posibilidades, presentó un informe según el cual se podría dar a la ciudad el doble de agua de la que necesitaba en esos momentos.
Para realizar el proyecto se expropió una huerta de naranjos que se encontraba junto al Botánico, que tenía por nombre Santo Dios, que daría nombre a la zona y que era propiedad de Rafael López Rodríguez. La colocación de la primera piedra de las obras de la Sala del Agua tuvo lugar el día 24 de junio del año 1876, a las seis de la tarde.
Cuando había pasado casi un año y estaba la obra a punto de terminar, descubren que en la misma existen algunas filtraciones, por lo que se cesó al director de la obra y se encargó de la misma el arquitecto municipal, Baldomero Botella, que fue el que la terminó y la recepción de las mismas por parte del Ayuntamiento fue el 14 de febrero del año 1881.
El edificio continuó funcionando durante muchos años, distribuyendo el agua que servía a todo el vecindario de la ciudad, hasta que ya se hizo pequeño, buscando unos nuevos métodos de abastecimiento del agua.