Marín o el miedo a ser el pardillo

Opinión

Puño en alto.-Se suele decir que un runrún es la antesala de la noticia y que cuando el rio suena es que agua lleva. 

Se dice, se cuenta a modo de runrún en los mentideros político que el presidente de la Comunidad Autónoma andaluza, Juanma Bonilla, está sopesando un posible adelanto de las elecciones autonómicas, sobre todo tras los resultados del PP en Madrid.

La victoria electoral sin paliativos del PP madrileño de Díaz Ayuso hace que pueda gobernar tan solo con la abstención de Vox, y el descalabro sin parangono de Cs, quedando sin representación en la cámara madrileña, hace pensar que Moreno Bonilla convoque elecciones para aprovechar el viento a favor. Esta posibilidad pone de los nervios al chico de los recados de la Junta, Juan Marín, conocido también como el Torrijas, por varias razones.

La descomposición de Cs ya no es cosa de un territorio concreto como Catalunya o Murcia, ahora también en Madrid, es una muerte anunciada que se va haciendo extensivo a todo el territorio nacional. Una vez cumplida la previsible debacle madrileña, cundirá el pánico entre las filas de Cs y se generalizará el abandono. Marín, que quiso abrazarse en su día al PP y fue desautorizado de forma inmediata por Arrimadas, se vio obligado a criticar duramente al impresentable Tony Cantó, cerrando esa posibilidad y no podría abandonar Cs, teniendo que ver como desaparece la tierra bajo sus pies. Las elecciones anticipadas en Andalucía, solo acelerará su hundimiento muy a su pesar y, esta vez, sin ninguna red que pueda amortiguar algo su caída y práctica desaparición del escenario político autonómico.

Si nada lo evita y no parece que nada lo pueda evitar, Marín va a quedar como el útil para el PP e incluso para Vox en Andalucía. Después de tantos esfuerzos para apuntalar al PP y blanquear a la ultraderecha, resulta que va a quedar fuera de juego.

Ya en su día fue tonto útil del PSOE en su periplo como concejal de Sanlúcar de Barrameda. Apuntaló al PSOE y este cuando no le hizo falta dejó en la oposición a su partido, mientras Marín hacía lo propio con Susana Díaz en la Junta de Andalucía. 

En cualquier caso, para un Marín que ha cuidado en los medios de comunicación tanto su imagen de hombre sensato y de sentido común, los que le conocen bien, cuentan que va por las esquinas del Parlamento Andaluz lamiendo las pisadas de su presidente, Juanma Moreno Bonilla, haciendo genuflexiones al paso de los dirigentes de Vox, para que no adelante las elecciones y en tal caso, que no lo dejen en la estacada, que para eso ha sido su chico de los recados.

Para Marín, su dignidad como político, siempre la ha supeditado a seguir comiendo de la sopa boba, y si engañar a quien tenga que engañar y si seguir pasando como el tonto útil de los recados le procura continuar en la pomada, lo hará. Pero no ha calculado bien que, en política, cuando un tonto útil deja de ser útil, se le desecha y se busca otro que sea de más utilidad, ese es el miedo que le atenaza.

En el juego del póker se dice que si no encuentras al pardillo de la partida, es que el pardillo eres tú. Juan Marín, no ha debido encontrar al pardillo, pero lo peor es que no ha llegado a darse cuenta, por miedo a pensarlo, que el pardillo es él. 

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