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Poema de Navidad por la sanidad pública

Cultura, Poesía

En brazos. / Mi niña en brazos./ La fiebre golpea sus sienes menudas./ Aquí, en mi Centro, me dicen que ya no hay pediatras./ Ni aquí ni en el otro que queda más cerca. /Mi niña está en llamas. Lleva así dos días. Dormita, No habla./ Tan solo se queja, suave ….

El anciano abre mucho, demasiado, la boca y los ojos.
Le falta el aire. Le duele el pecho.
Su esposa llama y vuelve a llamar.
“Si lo hubieran visto hace cuatro meses,
cuando fue su cita.”
Cita en el vacío, en la oscuridad,
porque hubo una baja que no se cubrió ….

Ella ya venía comiendo poquito.
Durante la covid no hubo lugar
para atender simples vaguedades.
Luego le empezó el dolor de espalda.
Ha llegado tarde.
La fase maligna ya va disparada.
Es un mal asunto las noches en vela,
en las que ella aprieta muy fuerte los párpados
secos y calientes….

Lo está quebrando el dolor
ese amante y enemigo,
ese incierto camarada que compite con su sombra,
que es su par y su ser
desde hace tantos meses, desde la infausta caída.
La vértebra lastimada necesita cirugía.
Para ello está en la lista. La lista del purgatorio en la Tierra.

¿Porqué?
¿por qué todo esto?
¿por qué este dolor si pudo evitarse?
¿por qué esta saña y este desprecio?
¿por qué en todas partes,
desde Almería a la blanca Huelva?
Antes no era así.
Hace unos años, ellos nos cuidaban.
Era un derecho ganado luchando.
Era para todas. Para todos era.
Pero desde entonces ¿qué nos ha pasado?…

Gente que ya tiene mucho dinero, quiere tener más.
Ni siquiera viven cerca de nosotros.
Fondos de inversión desde el extranjero.
Juan Manuel Moreno los cuida y defiende.
Los protege y salva. Los premia. Los mima.
Él pone su cara de niño bonito en televisión;
sí, de suavón.

¡Quieren el dinero de la Sanidad!
¡De la de nosotros!
¡De nuestra salud, la Sanidad Pública!
¡Creen que, enfermos,
somos mercancía para sus negocios!
¡¿Y tanto dolor sólo para eso?!
¡¿Para enriquecer a unos cuantos ricos que viven muy lejos?! ….

Traed mirto seco que quiero quemarlo.
Que el olor del mirto aplaque el dolor.
Quememos el mirto mejor que el incienso.
Mirad que después hemos de pensar.
Pensar en los nietos y en los abuelos, en la gente enferma.
No permitiremos que les hagan daño.
Si ni tan siquiera en la sanidad seremos iguales….

Reunida la gente está ya en la plaza.
Dedos que se cierran en puños de piedra.
Dientes que mastican saliva de rabia.
Reunir a todos. Contárselo a todos.
Para estar juntos clamando justicia.
“Escucha Moreno, atiende Bonilla;
espanta a esos buitres y a sus mercaderes.
Si tú no lo haces, si hay un solo muerto
por mala asistencia,
para que el dinero de nuestra salud
se vaya a bolsillos de gente privada,
prepárate a andar,

tú junto a los tuyos, por pétreos desiertos
de sal y cristales, con los pies descalzos,
mientras te miramos salir de esta tierra,
para que no vuelvas por nunca jamás.”

José Antonio Brieva Romero

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