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Disciplinar al rojo
Ha habido cientos de políticos perseguidos por ETA, pero todos los medios del Estado se ponían de lado del perseguido y la opinión pública estaba junto a la víctima: ese paradigma cambió con la cacería a Pablo Iglesias.
Pablo Iglesias dimitió. Dejó sus cargos y abandonó la política. Hubiera sido el momento preciso para que sus adversarios abandonaran la cacería mediática y política y mostraran algo de elegancia.