Apuntes de Historia CDVII
Manuel Jesús Parodi..- Sobre los Guzmanes en la obra de fray Pedro Beltrán (III)
Continuaremos en estos párrafos de hoy tratando acerca de la imagen de los Guzmanes que se nos presenta en la obra de fray Pedro Beltrán (siglo XVII) titulada “La Charidad Guzmana”.
Como venimos señalando previamente, la figura de Alonso Pérez de Guzmán “el Bueno” (1256-1309), fundador de la Casa de Guzmán, habría de servir como una verdadera y total inspiración para la paulatina construcción (desarrollada sin pausa ni abandono a lo largo de los siglos) de la estética del poder de la Casa de Medina Sidonia desde el propio siglo XIII en que viviera el “héros” (el héroe) fundador de la Casa, el citado Alonso Pérez de Guzmán “el Bueno”.
En este sentido, fray Pedro Beltrán, sacerdote dominico, escribió su obra, La Charidad Guzmana, en 1612 (así consta en la portada de la edición parcial de 1948, reproducida tal cual en la edición de 1990, que manejamos) si bien la Biblioteca Nacional de España lo fecha de manera más laxa entre 1600 y 1699); siempre de acuerdo con Pedro Barbadillo Delgado (responsable del prólogo de la edición de la obra en 1948, reproducido íntegramente en la edición de 1990, que como decimos es la que manejamos).
Este fraile dominico habría escrito su obra (cuyo manuscrito se conserva en la Biblioteca Nacional de España, con sign. Mss. 188 http://bdh.bne.es/bnesearch/detalle/bdh0000011774; consulta del 7 de febrero de 2021), un encomio poético en 14 Cantos a la Virgen de la Caridad -y también a la Casa de Guzmán- bien en la cercana localidad de El Puerto de Santa María, bien en la propia Sanlúcar de Barrameda.
Manejamos la edición que de la obra se lleva a cabo en Sanlúcar de Barrameda en 1990, la cual es a su vez una reproducción facsímil de la realizada también en Sanlúcar en el año 1948.
En ambos casos se trata de ediciones parciales, no completas, del manuscrito original (que cuenta con un total de 519 hojas, de acuerdo con su ficha de la Biblioteca Nacional de España); la edición de 1948 fue responsabilidad del Ayuntamiento de Sanlúcar, mientras esta edición de 1990 que manejamos correría a cargo de la Comisión organizadora del 25 aniversario de la Coronación Canónica de la Virgen de La Caridad.
Entrando propiamente en la edición de la obra de Pedro Beltrán, encontramos diversos elogios a Guzmán el Bueno y a la Casa de Guzmán en los cantos primero, segundo y tercero de la misma; queremos señalar que las referencias que hacemos a las páginas corresponden a la antedicha edición de 1990.
De este modo, la obra comienza con una alabanza a Sanlúcar: “Píntase Sanlúcar bella…” (Canto I, verso I, pg. 13), y a la Casa de Guzmán: “Canto el coraçón Guzmán (…). Canto la divina ester del Guzmán Asuero amada” (Canto I, pg. 13); en estos primeros versos de su obra el autor de la misma no solamente parece inspirarse en los tonos de la “Eneida” (“Arma virumque cano…”), del romano Tito Livio, sino que realmente toma su inspiración formal en dichos versos del autor augústeo.
Nos detendremos en los dos momentos de esta alabanza; en primer lugar ensalza el “corazón Guzmán”; de este modo señala Pedro Beltrán un distintivo, una característica propia de los Guzmán, esto es, la existencia de una suerte de carácter genérico de la Casa singularizado en esa mención del “coraçón Guzmán”, un carácter inherente a los miembros del linaje.
Dicha grandeza, fortaleza y nobleza de espíritu (todo ello resumido en el término “corazón”) habrían de ser, pues, características propias de los miembros de la Casa de Guzmán; acto seguido encontraremos una de las referencias clásicas en el campo del ensalzamiento de los Guzmanes: su analogía con figuras bíblicas, con personajes del Antiguo Testamento.
Ya en precedente trabajo poníamos de manifiesto cómo las referencias al mundo clásico grecolatino y al contexto bíblico son esenciales en el contexto de la construcción de la estética del Poder de la Casa de Guzmán así como de la imagen hagiográfica de Guzmán el Bueno, fundador de la Casa, siendo dichos dos ámbitos, el del Antiguo Testamento y el Clásico-mitológico fundamentales de cara a la estética de la Casa.
Ello se materializa, por ejemplo, en los versos de Pedro Beltrán, como vemos en este verso 22 del Canto I de su Charidad Guzmana, cuando se compara al “Guzmán” con el rey Asuero del Antiguo Testamento (Libro de Ester 2, 17): de este modo encontramos una de las referencias bíblicas que decimos se van lanzando para tejer el tapiz de la imagen de los Guzmanes desde las páginas de sus hagiógrafos, caso de fray Pedro.
En este “Guzmán” del verso 22 (como sucede en líneas generales en los párrafos de Beltrán) encontramos al mismo tiempo tanto una alusión al Guzmán fundador del linaje, el héroe de la Casa Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, como una referencia metafórica y genérica vinculada a todo el conjunto de la propia Casa de Guzmán.
Entre otras menciones de la Casa de Guzmán en esta obra (caso de página 14, Canto I: “aquel bien, no imaginado / que a la casa de Guzmán / por las puertas se le ha entrado”, donde Beltrán hace referencia a la Virgen de la Caridad), contaremos la que lleva a cabo este dominico en el Canto I, páginas 20 y 21, cuando, haciendo referencia al duque de Medina Sidonia (en un prolongado elogio con hondo acento marino), dice: “…quantos peces estan / en el salado licor / reconocen por Señor / i conocen por Guzmán”.
En estos versos se hace una nítida alegoría acuática por la cual el duque de Medina Sidonia es señor de las olas, reconocido por tal por la fauna marina, una imagen evocadora que nos lleva a un pasado clásico, mutado el duque en un moderno Neptuno.
Justo a continuación, los siguientes versos cantarán: “Legitimo descendiente / de aquel Santo Patriarca / que or tiene por tan pariente / que de su Andaluza barca/ patronos hizo prudente”, en los que se reivindica la ascendencia del duque de Medina Sidonia contemporáneo del autor y su conexión con el fundador de la Casa, siendo la de “Santo Patriarca” una clara alusión a la persona de Alonso Pérez de Guzmán el Bueno.