
Apuntes de Historia DLVI
Manuel Jesús Parodi.-Sobre el estado de ruina de nuestro Patrimonio Histórico (III)”
Estudiar la propia Historia es siempre una buena razón, una buena causa, para centrar el interés en lo que nos une. Ahora que parece haber tantas cosas que nos separan, que nos dividen, el estudio y con ello la comprensión de unos determinados hechos históricos viene a poner sobre la mesa la existencia innegable de unas señas de identidad comunes, de unos elementos tangibles de unión que no pueden ser discutidos y que nos hacen tomar conciencia de que somos parte de un todo mayor, de una comunidad, la Humanidad, que solo se entiende si la concebimos y la comprendemos como un todo no uniforme pero sí unitario.
Sanlúcar de Barrameda forma parte del espacio administrativo que da forma actualmente a la provincia gaditana; Sanlúcar es una comunidad cultural e histórica que trasciende los límites administrativos actuales en su Historia y que se asoma al Atlántico y a la desembocadura del Guadalquivir desde el alba de los tiempos, como muestra su riquísimo Patrimonio Histórico, y -en lo que atañe a su antigüedad- como demuestra así mismo y especialmente el conjunto de sus más de cien yacimientos arqueológicos catalogados y registrados en el primer (y único) volumen de la Carta Patrimonial de Sanlúcar de Barrameda, que tuvimos la suerte de llevar a cabo.
Sanlúcar es una comunidad humana que remonta su identidad a siglos y siglos atrás, que es -y que se sabe, o debería saberse- heredera de aquellos tartesios del Santuario de La Algaida y de aquellos fenicios del yacimiento de Évora, de aquellos romanos del templo del Lucero, de aquellos almohades que construyeron el ribat del Palacio Ducal de Medina Sidonia, una comunidad histórica que ha mantenido sus señas identitarias y su carácter (un proceso siempre en construcción) a lo largo del tiempo.
Decir Sanlúcar es evocar luz, mar, Historia, color, brisa y sal. Sanlúcar es el escenario privilegiado desde el que zarparon las cinco naves de la Expedición de Hernando de Magallanes en septiembre de 1519, hace más de 500 años, y es el escenario al cual regresó la nao Victoria, única superviviente de dicha gran aventura de la I Circunnavegación, bajo el mando de Juan Sebastián de Elcano, en septiembre del año 1522, hace más de medio milenio.
Una ciudad que ha sido históricamente nervio, nudo y corazón del “Cabo Cañaveral” de la Modernidad, el verdadero eje neurálgico desde el que partían las expediciones que dieron forma a mundos nuevos allende los mares, expediciones como las navegaciones colombinas y como la mencionada Armada del Maluco de Magallanes-Elcano, que zarpando desde Sanlúcar en busca de las Islas de las Especias completó, volviendo a Sanlúcar de Barrameda, la Primera Circunnavegación del planeta Tierra hace ahora algo más de medio milenio.
Este papel esencial en el contexto de la Historia de la globalización del planeta es algo que nos han recordado en estos últimos años tantas personas llegadas desde esos países hermanos del continente americano en el contexto de la Conmemoración de este V Centenario de la I Vuelta al Mundo, personas privadas y representantes públicos que han llegado desde ciudades fundadas hace siglos por expediciones que partieron precisamente desde Sanlúcar de Barrameda, ciudades tan importantes como Veracruz en México, Buenos Aires, capital de Argentina, Montevideo, capital de Uruguay, o Asunción, capital de Paraguay, nada menos, entre otras.
En la ribera del Guadalquivir, frente al Espacio Natural de Doñana, Sanlúcar es un otero de nuestra Historia, uno de los puntos de referencia de nuestro Patrimonio común, y es al mismo tiempo una referencia para miles de personas que buscan cada año en nuestras calles, en nuestras plazas, unos días de esparcimiento en un espacio incomparable donde nadie es extranjero, donde nadie es foráneo, donde se puede disfrutar no sólo de la riqueza singular del Patrimonio Monumental, Histórico y Artístico sanluqueño, sino de nuestra especial gastronomía, de nuestros vinos, con la Manzanilla a la cabeza, y, sobre todo y muy especialmente de la hospitalidad y el carácter abierto y acogedor de los sanluqueños, que siempre son los mejores anfitriones, los mejores embajadores de nuestra ciudad, y que cautivan con su simpatía y su cordialidad a tantos visitantes que no dudan en volver a Sanlúcar tras disfrutar de la experiencia sanluqueña.
Sanlúcar es Historia, es monumentos, palacios como el de Medina Sidonia o el de Orléans-Borbón, castillos como el de Santiago, iglesias y conventos centenarios, como Santo Domingo, La O, Regina, Madre de Dios, San Jorge, Capuchinos, El Carmen, San Diego, San Francisco, San Nicolás…, y es paisaje, marisma, río, playa, mar, y son las Carreras de Caballos más antiguas de España, en la playa, en la orilla del Guadalquivir, y es su agricultura, sus arenas finas, y su pesca, sus trabajadores del campo y del mar, su hostelería, su restauración, sus empresarios, sus bodegas, su manzanilla, reina de los vinos… Su Patrimonio Cultural, al fin y al cabo.
Sanlúcar es Cristóbal Colón partiendo y regresando en algunos de sus Viajes, es Isabel la Católica descubriendo el mar, es capital de los Estados de la Casa de Guzmán y Puerta de América y de África en Europa, es color y luz, es el sabor de su manzanilla y sus otros vinos, de sus langostinos, de sus galeras, de su mar y de su huerta, es espacio intemporal abrazado a su Historia y mecido por las olas de su río inmortal.
Sanlúcar es trabajo y esfuerzo, es calidez y hospitalidad, es el día a día de miles de personas que hacen suyo el compromiso de llevar adelante su comunidad, nuestra ciudad, mostrando lo mejor de sí mismas en su trabajo, en la forma en que reciben y acompañan a los visitantes, en el modo en que viven sus fiestas y tradiciones aunando la realidad del mundo contemporáneo con esas señas de identidad que, por ejemplo, se materializan cada Feria, cada Semana Santa.
Sanlúcar de Barrameda, es tradición e innovación, es Historia, presente y futuro, es su gente, su río, su mar y su Manzanilla. Es todo lo que sabemos, y todo lo que aún tenemos por conocer. Es Historia viva en el corazón del Golfo de Cádiz y en la desembocadura del Guadalquivir, el viejo flumen Baetis de los romanos.
Todo ello está ahora más en peligro que nunca, cuando el Patrimonio Histórico sanluqueño, fruto, reflejo y testigo de nuestra Historia en común, padece como nunca la desventurada, desaforada, tremenda desidia e incapacidad de quienes son responsables no sólo de protegerlo sino de velar por su conservación, su incremento, la mejora de su situación y su mayor conocimiento por parte de la ciudadanía.
Está en manos de la ciudadanía, que es decir de todos nosotros, impedirlo, antes de que sea, definitivamente, demasiado tarde.