Patio de armas Castillo del Espíruitu Santo

Apuntes de Historia CDLXXXII

Manuel Jesús Parodi

Manuel Jesús Parodi.-Notas sobre el binomio Patrimonio-cuerpo social (I)

Volvemos a uno de los temas que más nos interesan y que consideramos al mismo tiempo de mayor interés a la hora de afrontar la gestión del Patrimonio Cultural y Natural (incluyendo como es propio el Patrimonio Histórico, Arqueológico, Artístico, Etnológico, Inmaterial…), especialmente en ámbito local.

Nos referimos al binomio que conforman el cuerpo social de una comunidad y el Patrimonio Cultural y Natural (en adelante PCN) de la misma, el contexto patrimonial en el que se desenvuelve dicho cuerpo social, y que ha sido modelado (especialmente el Patrimonio Cultural, pero también y en no menor medida el Patrimonio Natural en cuyo contexto se desenvuelve dicha sociedad) por dicho cuerpo social. 

Porque es indisociable la ecuación que una sociedad forma con su propio bagaje patrimonial, que forma parte de la identidad y el ser de dicho cuerpo social, de lo que se desprende que un compromiso esencial de toda sociedad que se quiera y se conciba a sí misma libre y crítica es el de cuidar de su propio Patrimonio, al que se debe y al que debe dotar de instrumentos y mecanismos que procuren el desarrollo de los cuatro pilares básicos de la gestión (que es decir de la misma supervivencia) del Patrimonio, esto es, la protección, la conservación, la investigación y la divulgación del mismo.

En este sentido, y especialmente en lo que se refiere a los contextos locales, es de señalar cómo las administraciones locales dentro del ámbito de sus competencias y responsabilidades han de velar (en cumplimiento, por ejemplo, de la Ley de Bases de Régimen Local, la Ley 7/1985, de 2 de abril, Reguladora de las Bases del Régimen Local, cuyo texto en relación con las competencias municipales en materia de Patrimonio es ciertamente harto escueto, y de la Ley 27/2013, de 27 de diciembre, de racionalización y sostenibilidad de la Administración Local) por la preservación del Patrimonio en sus términos municipales.

Y ello en aplicación (sin menoscabo de las competencias de las administraciones superiores, caso de la administración autonómica sobre la que recae buena parte de las competencias en materia de PCN) de las diferentes Leyes de Patrimonio que tienen aplicación en, dado nuestro contexto, el territorio de la Comunidad Autónoma de Andalucía, como es el caso de la Ley 14/2007, de 26 de noviembre, del Patrimonio Histórico de Andalucía, de la Ley 8/2007, de 5 de octubre, de Museos y Colecciones Museográficas de Andalucía, o de la Ley 13/2011, de 23 de diciembre, del Turismo de Andalucía, sin perjuicio -además- de las normativas de carácter estatal, caso de la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, o de la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español.

Tareas tales como la divulgación del conocimiento y los valores del Patrimonio Cultural y Natural y la defensa de dichos valores son fundamentales en la construcción y el fortalecimiento de una Sociedad más libre y más crítica.

Cabe en este sentido señalar que la socialización, la difusión, la extensión, del conocimiento es tanto un deber de las administraciones públicas como un derecho de los ciudadanos, al tiempo que una responsabilidad de estos últimos. 

El conocimiento y los valores del PCN deben ser considerados como uno de los principales capitales de la ciudadanía, como uno de los principales capitales sociales a disposición del ciudadano.

Por ello la difusión y la socialización de los valores del Patrimonio y del Patrimonio (Cultural y Natural) como un valor en sí mismo han de ser empeños básicos e irrenunciables tanto de las administraciones públicas como de la propia ciudadanía, que no puede ni debe conformarse con el rol pasivo de elemento “administrado”, y debe asumir sus responsabilidades como verdadero motor del cuerpo social al que da forma, algo que se hace aún más inmediato y evidente -como es natural- en los contextos locales.

En este sentido es responsabilidad de las administraciones públicas el redoblar los esfuerzos en la divulgación de la Historia del territorio de su competencia, así como en la defensa y la promoción del Patrimonio de dicho territorio de su competencia con el ánimo esencial de la conservación de dicho Patrimonio, así como desde la imprescindible e irrenunciable voluntad de la socialización del conocimiento, de la extensión entre la ciudadanía de los valores de este incalculable capital social que es el PCN, teniendo como referente fundamental y como elemento vertebrador de este esfuerzo el valor positivo del Patrimonio (Cultural y Natural) como elemento identitario y de cohesión social, como fruto, reflejo y consecuencia de la interacción del territorio y las comunidades y horizontes culturales (en su caso) que lo han habitado en el tiempo

Y todo ello atendiendo al Patrimonio como manifestación de la unión entre la comunidad humana y el territorio que la misma ha habitado en la Historia, y como elemento imprescindible para que un cuerpo social pueda comprenderse a sí mismo como tal y entenderse en diálogo con su entorno y su contexto, con el marco en el que históricamente se ha desarrollado como tal cuerpo social y, por ello, como realidad histórica e identitaria.

Por ello la acción de trabajo (considerada desde una perspectiva global, no simplemente como conjunto de pequeñas acciones puntuales, esporádicas) a desarrollar de manera sostenida (y sostenible) por las administraciones en torno al Patrimonio debe necesaria y oportunamente partir de la base de la cooperación institucional y social.

Para ello puede articularse el desarrollo de contenidos de dicha línea de trabajo a través de acciones y programas (con especial atención, en lo que atañe a la ciudadanía, a los elementos de naturaleza divulgativa de cara a la socialización del conocimiento, todo apoyado por la imprescindible línea de acción en materia de conservación del Patrimonio) de diversa naturaleza, unos programas algunos de los cuales pueden desarrollarse a lo largo de todo el año mientras otros pueden centrar su ámbito de actuación en determinados momentos del año estando acaso vinculados a determinadas efemérides o a una posible estacionalidad acorde con las mismas características de dichos programas y acciones en cuestión, sin perjuicio de la convivencia de dichos programas y acciones con factores y segmentos como el educativo y el turismo.

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