Cartas de una sombra. La guerra, de la supremacía al morbo social
José Antonio Córdoba.- Hace unos días paseando por la playa, realicé la foto que acompaña este artículo y la publicité con el siguiente texto: «Es curioso, frente a mí, la armonía de la Naturaleza, a mis espaldas, el mundo humano camino de irse a la mierda».
Sin embargo, la humanidad lleva dicho camino desde sus mismos orígenes. La propia expansión de los homínidos que dieron paso a lo que somos hoy, se realizó a base de invadir y exterminar.
Hoy se habla de que la guerra tradicional, esta que estamos viendo (no viviendo), en estos días en los medios de comunicación, es tercermundista, que no se corresponde con la sociedad actual. Sin embargo, mientras vivamos en sociedades, la guerra estará presente en el colectivo humano.
Automáticamente tachamos de loco a todo aquel líder que ha provocado o provoca una guerra. Creo que es lo más fácil para nuestro entendimiento. Pero en todas las guerras hay un trasfondo, una demencia, pérdidas, oportunidades, cambios sociales y estructurales, pero al final lo importante, son los intereses económicos que surgen antes, durante y después de dicha contienda.
En un artículo de EL PAÍS, en 2016, recogía la noticia de cómo nuestra especie es afín a la guerra desde su mismo origen. De cómo, «hace 10.000 años, cerca del lago Turkana, en Kenia, existían pruebas de una matanza entre iguales» Incluso recoge que, «los cazadores recolectores del Paleolítico o del Mesolítico ya combatían»
La guerra, es un arte que nunca se entendió.
La guerra, desgraciadamente saca el instinto reprimido por las etiquetas de una sociedad que vive de espaldas a su naturaleza humana. Por eso, cuando se desata una, nos sorprende los actos tan salvajes que tienen lugar.
La guerra sigue provocando víctimas. Pero ojo, curiosamente, ahora solo se contabilizan como víctimas, aquellas que no están en el frente, que no visten uniforme. Pero el hombre o mujer, que es obligado/a, a dejar su familia para ir a combatir al frente, es tan víctima como su familia. Que ya se estamos etiquetando quien es víctima y quién no, desde el cálido sillón del partidismo político.
Pero cuando la línea del frente está en la misma calle de tu casa, en tu barrio, todos son víctimas y todos son combatientes. Algo que Putin parece haber descuidado. No se enfrenta a unos millares de militares, se enfrenta una fuerza militar de aproximadamente treinta millones de ucranianos/as.
Tristemente, para nuestra sociedad “moderna”, la guerra de hoy no es más que una proyección de aquellos circos romanos, donde se daba de comer al pueblo mientras se le ofrecía espectáculos de sangre.
«La guerra es el arte de destruir hombres, la política es el arte de engañarlo» Jean Le Rond D’Alembert (1717-1783) Filósofo, físico y matemático francés.
https://elpais.com/cultura/2016/02/05/actualidad/1454697897_262483.html