Plan estratégico de turismo: Más de lo mismo
Con motivo del Día Mundial del Turismo, se presentó el Plan Estratégico de Sanlúcar para los próximos años con la supuesta participación de una quincena de empresas relacionadas con el sector. Lo presentado por el concejal Delegado de Turismo, a la sazón, cabeza visible del 50% del Gobierno Local, como Plan Estratégico, es un eufemismo de continuidad, es decir, un plan que sigue apostando por la cantidad por encima de la calidad y la singularidad. En esencia, para regocijo de algunos, no hay más plan y estrategia que apostar por más de lo mismo y, por supuesto, sin mencionar ni tener en cuenta las consecuencias económicas y sociales para la sociedad sanluqueña del modelo de turismo por el que se apuesta.
Un Plan nada original porque se parece mucho al presentado en municipios gobernados por el PP con el que se pretende expulsar a los lugareños de sus barrios para que los turistas estén cómodos. Los presupuestos municipales recién aprobados van en este sentido porque de otro modo no se hubiesen consentido.
Si el otro 50% del Gobierno de coalición y que sustenta la alcaldía utiliza el término de Ciudad Amable como mantra, el otro, para no ser menos, utiliza lo de desarrollar Sanlúcar como Smart City, igualmente sin conocer el concepto o importarle bien poco que sus propuestas vayan exclusivamente en atender al turista en menoscabo de la calidad de vida de los sanluqueños.
Una Smart City es un entorno urbano que emplea tecnologías de la información y la comunicación para mejorar la calidad de vida de sus habitantes, optimizar la gestión de recursos y servicios, promover la participación ciudadana y garantizar el desarrollo sostenible en áreas como transporte, energía, seguridad y medio ambiente.
Al delegado de Turismo no se le conoce ninguna propuesta en el pasado ni en el presente ni nada hace pensar que lo haga en el futuro, encaminada a mejorar la calidad de vida de los sanluqueños, todo lo contrario. La única forma de optimización de recursos y servicios que entiende y conoce es la de privatizar y practicar recortes en los servicios públicos municipales. Lo de promover la participación ciudadana solo lo deja para aquellos eventos, como el que estamos valorando, en el que por razones obvias sabe que no va a ser cuestionado en modo alguno.
Su despreocupación por mejorar la comunicación con su entorno es patente y meridiana: solo hay que pensar en el calamitoso y cuasi tercermundista servicio interurbano de transporte de pasajeros. En cuanto a seguridad, basta mencionar su inquietante intento de restar importancia al grave problema del narcotráfico en la ciudad. Sobre el cuidado del patrimonio histórico-artístico y medioambiental no es necesario mencionarlo, solo hay que pasear por la ciudad y ver su legado al respecto en el pasado y ahora también en el presente.
Hay un consenso general en el hecho de que el principal problema que está generando el masivo turismo es la falta de vivienda. La proliferación de los pisos y viviendas de exclusivo uso turístico hace que el acceso a una vivienda digna para los residentes sea una quimera. Para el ínclito Delegado de Turismo, ese no es un problema en la ciudad y nada hace ni propone para su control y contención. Recordemos que durante su lamentable época al frente de la alcaldía no hizo nada para que se construyera una sola vivienda social en la ciudad. Tampoco nada hace ni propone desde la GMU para controlar de forma efectiva las viviendas de uso turístico ni limitar la transformación de locales comerciales en viviendas turísticas.
Está bien que mediante una moción en el Pleno Municipal se le recuerde a la Junta de Andalucía gobernada por el PP su obligación de construir viviendas sociales en la ciudad con graves carencias al respecto, máxime cuando ya se le ha puesto a disposición suelo para ello. Pero, a la vez, resulta muy incoherente permitir la proliferación de viviendas de uso turístico y presentar supuestos planes estratégicos de Turismo que supone más de lo mismo en cuanto a estimular un masivo turismo, cuya principal consecuencia es la inaccesibilidad a una vivienda digna a los residentes.
Lo de apostar por los modelos de Ciudad Amable y Smart City para Sanlúcar supone un ejercicio de cinismo y demagogia y, cuando no, atentar a la inteligencia colectiva de los sanluqueños.