En el Candelero

Articulos, Cultura, Enrique Romero Vilaseco

Enrique Romero Vilaseco.-Vi sus rostros ennegrecidos por el sol y quemados por el aire frío de la mañana; sus manos encallecidas por el rudo trabajo del arado o del tractor. No, no son señoritos ni terratenientes, ni fachas ni frikis, así los llamó el Ministro de Agricultura, el miserable Luis Planas, casta pura política que cobra por tres conceptos: dos pensiones y un sueldazo, embolsándose cada año la friolera cantidad de más de 144.000 euros. Hay que tener poca vergüenza y ninguna empatía para llamar frikis a los agricultores que vienen manifestándose cada día por toda España. Lo mínimo que debería hacer es dimitir, irse a su casa y hacer penitencia, ahora que estamos en Cuaresma.

                La tractorada estuvo también la semana pasada recorriendo las calles de Sanlúcar como protesta por las políticas suicidas de la Unión Europea con su maldita agenda 2030, el puto pacto verde europeo y la milonga de la PAC (Política Común Agraria).

                Los agricultores, ganaderos y en general el sector primario han explotados, ya no pueden más, los partidos globalistas los están conduciendo a la miseria. Partidos que dicen defender a los trabajadores como el PSOE, IU y toda una izquierda obsesionada con el cambio climático y las energías renovables, que sólo van a beneficiar a las grandes multinacionales como Iberdrola, o los odiados bancos, todos ellos con la horterada del PIN multicolor  colgados se la solapa, representativo de la no menos puta Agenda 2030. Los burócratas de Bruselas empeñados en cargarse Europa en todas sus variantes: industrias, agricultura, ganadería, pesca, centrales nucleares y, por otro lado, fomentando una inmigración masiva de otras culturas que acabarán con la civilización occidental. El sueño húmedo de esos magnates y multinacionales de convertir Europa en un continente dependiente de la tecnología China, a lo que hay que sumarle la eliminación del sector primario y dejar que la despensa de los europeos recaiga en terceros países, que compiten con nuestros productos de manera manifiestamente ilegal. Gracias a su libertad para utilizar los fertilizantes y pesticidas, productos que prohíben a los agricultores europeos, al mismo tiempo que fomenta la inmigración de millones de seres que trabajan como esclavos en pleno siglo XXI, a los que pagarles sueldos de miseria.

               Me sentí gratamente reconfortado viendo la manifestación de los agricultores, de los que luchan cada día por sacar adelante sus cosechas, los que otrora eran admirados por los que dicen defender a los trabajadores y a los que llamaban los de abajo en contraposición con los ricos y poderosos. Ahora resulta que ya no les sirven esos trabajadores, la nueva política gira en torno a la sumisión de los que asisten cada año al Foro de Davos, a esos individuos  globalistas  que se han empeñado en dirigir el rumbo de este planeta, a través de esas ideologías que tienen como finalidad reducir la población y que la humanidad esté a su pleno servicio. Esa Agenda 2030 que nos quiere imponer a todo ser humano lo debemos comer para salvar el planeta tierra. Cuya alimentación está basada en la ingesta de todo tipo de insectos, carnes sintéticas y porquerías varias; que nos racionará las calorías que tenemos que consumir cada día y cuidatido como te pases, pues al día siguiente no comerás.  La diabólica Agenda 2030 está detrás de toda la eliminación de la agricultura, ganadería, pesca y demás industrias tradicionales,  que han permitido al ser humano progresar y crecer. Ahora, la izquierda más radical con la estúpida derecha del PP, traga con todo ese pacto verde y con las energías renovables que están convirtiendo nuestros campos en inmensas superficies de paneles y molinos, todo ello en aras de una economía verde y para luchar con un cambio climático que sólo en un 5% se le puede adjudicar a la actuación del hombre. Mientras los grandes países como China, Rusia, EEUU o India, siguen contaminando más y más. Sólo los chinos contaminan más que toda Europa entera, y siguen abriendo centrales térmicas a razón de dos al mes.

                 Esta locura que se está inoculando desde los grandes multimillonarios como Soros o Bill Gates y que tiene su mayor exponente en el Foro de Davos, llevará a la ciudadanía a convertirse en meros seres sin capacidad de pensar por si mismo y totalmente teledirigidos como autómatas. La humanidad se convertirá en una enorme granja dominada por los poderes no elegidos por los ciudadanos. Los países desaparecerán, perderán su soberanía y el mundo será ya un lugar desprovisto de humanidad. Contra todo esto, aunque pueda sonar a cuento e ideas paranoicas, se están manifestando los agricultores, hombres del campo que con sus tractores en guerra son ejemplo de verdadera lucha contra esta dictadura progre de la izquierda y de la acomplejada derecha pepera, que solicita el decrecimiento de la economía como solución a todos los problemas. 

                Los agricultores no quieren subvenciones a través de la PAC, ni migajas venidas de Bruselas a cambio de que dejen de cultivar sus tierras o arrancar sus plantaciones, como el propio Boletín Oficial de España anuncia en sus páginas. Los agricultores piden llevar a cabo sus tareas y su trabajo como siempre lo han hecho, de generación en generación y sabiendo mejor que nadie como tratar y cuidad la tierra. Cuando una Ministra de Trabajo como es la Yolanda Díaz manifiesta a los trabajadores que: “Deben disfrutar de su desempleo”  ¿que quiso decir con eso? Quizá invitaba a “celebrar o llamar al disfrute de los subsidios no es más que otra prueba de la esencia asistencialista” 

                Centrándome ahora en el tema local. Después de que los tractores recorrieran las calles de Sanlúcar y los agricultores de Monte Algaida, los Llanos, Veta Serrana y todo ese marco de nuestro pueblo, reivindicara sus derechos y no sucumbir a la miseria; tras ver como esos mismos agricultores ofrecían sus productos a los sanluqueños a un precio irrisorio comparado con lo que cuesta en el mercado, la señora Alcaldesa, Carmen Álvarez y el señor Víctor Mora no han tenido más remedio que salir a la palestra apoyando al sector primario y a los agricultores sanluqueños. Han tardado en hacerlo, pero no han tenido otro remedio, porque era ya un escándalo que partidos llamados de izquierdas estuvieran callados como “puertas” ante la demanda de cientos de sanluqueños que viven del campo. Pero ese apoyo es una muestra de cinismo y de caradura, ya que lo que tienen que hacer es mostrar públicamente su oposición a las políticas que están llevando a cabo sus partidos en el Gobierno de la nación; pedir que se desmarquen de la Agenda 2030, del pacto verde y de la mentira que es la PAC. Todo lo demás es puro postineo y querer quedar bien ante unos potenciales votantes.

                 El único partido que viene manifestándose desde hace años contra la Agenda 2030, las políticas verdes por el supuesto cambio climático; el partido que ha defendido a los agricultores, ganaderos, pescadores, cazadores y en general, a todo una parte  de la población que vive del sector primario es VOX. De ahí vino su éxito en las elecciones andaluzas de 2018, sin embargo, hoy, martes 20 de febrero, cuando escribo este artículo aún no ha salido el concejal de VOX, el señor Marcos Sesma, cuya actividad  profesional es precisamente la agricultura, a mostrar su apoyo a los tractoristas. Este movimiento pide un buen escrito en la prensa de dicho concejal y que exponga su propia experiencia como agricultor, no me sirve una notita en las redes sociales, en Facebook de la señora portavoz, Carmen Infantes, que viene mostrando mucho más celo por su participación en Viacrucis o pregones del carnaval. La portavoz de VOX tiene que hacer mucho más de lo que hace, que es la ley del mínimo esfuerzo, pues para ello la suma que cobrará cada año  de los sanluqueños asciende a 26.250 euros, que visto su trabajo es un dinero tirado a la basura.

Enrique Romero Vilaseco

P.D. Se han preguntado ustedes porque la izquierda, los sindicatos de clases y el ejército de paniguados tertulianos de izquierdas se muestran tan beligerantes con las innumerables tractoradas y acusando a la extrema derecha de estar detrás de las mismas, pues para mí es por varias razones: 

  • Porque los agricultores se han movilizado por su cuenta y no siguiendo las pautas de ningún sindicato ni partido político.
  • Y también, porque la  única bandera que ha enarbolado ha sido la española, y eso a los partidos de izquierda, a los sindicatos y a los separatistas le originan urticaria, pues ellos están acostumbrados a salir a la calle con la Tricolor de la Segunda República, la roja con la hoz y el martillo o las independentistas.

                                           Pues Ajo y agua.

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