Rédito de la corrupción, ocaso rojo, fracaso del clan de la Manzanilla y decepción «voxista»
SD.-Los andaluces han votado este 19J para ser gobernados los próximos cuatro años por un partido que salía de los peores resultados en Andalucía hace apenas cuatro años y una mayoría absoluta que ha conseguido con un mensaje cercano y andalucista para convencer a más de millón y medio de andaluces.
El adelanto de las elecciones y la poca participación, así como la desmovilización de la izquierda, ha empoderado a un PP que quiere volar alto como su gaviota para llegar pronto a Madrid, aunque antes tenga que pasar otra reválida en las municipales que viene.
Pasar estas elecciones de puntillas durante quince días, mostrar su sobreactuada moderación para atraer el voto de Vox e incluso del PSOE y embadurnarse de un color indefinido alejándose de su original ideológico, hasta hacerlo desaparecer con sus banderas y eslóganes casi incoloros que le alejara del reciente pasado corrupto de su partido, han sido suficientes para lograr arrasar en todas las provincias y llenar las urnas del voto conservador en este nuevo ciclo en Andalucía y, quien sabe, si en España.
El “imperio“ socialista se puede dar por finiquitado en esta autonomía y tendrán que hacérselo mirar porque ya no marcarán ni guiarán el camino hacia la Moncloa al dejar de ser el principal feudo socialista de España.Ni en Sevilla han ganado.
La izquierda ortodoxa, Por Andalucía y Adelante Andalucía, con su división ha perdido la ocasión, según el escrutinio, de haber casi igualado los resultados de hace cuatro años, pero unas negociaciones aprisa y corriendo y un intento por quitarle protagonismo a Teresa Rodríguez, le ha vuelto a ser irrelevante en esta otra etapa que nos toca vivir.Cainismo español en su mejor versión ideológica.
Los naranjitos comandados por Juan Marín, que hoy ha dado su último paseillo electoral por la Calle Ancha en multitud de cámaras, van al cubo del olvido de la Historia como adelantábamos hace muchos meses, porque no han aportado absolutamente nada a la vida de los andaluces, sí acaso, permitir que la ultraderecha les coartara a la hora de legislar y decir sí abducidos, a todo lo que el PP ponía por delante. Y es que es el único ejercicio político que se le daba bien a Juan Marín aquí en nuestra ciudad de Sanlúcar aprendido de teniente de alcalde, y que su troupe sigue practicando hoy con el teniente de alcalde Javier Porrúa en el ayuntamiento de Sanlúcar. Al sanluqueño le queda el consuelo de no ver a Vox gobernar en Andalucía gracias a su fracaso.
De 21 a 0 diputados, la hecatombre naranja suma y sigue hasta su total extinción del mapa político español que vaticinamos no más allá del próximo año.
La ultraderecha se queda con la miel en los labios y frena su auge en la misma autonomía que le dio los primeros éxitos por lo que no podrá influir mucho en la vida política que quedará relegada a una oposición que, desde luego, no se espera constructiva y que con esa señora Olona, más granaina que Mariana Pineda, lo tendrá muy fácil en San Telmo para tirarse al barro cada día porque es el único mérito que hasta ahora se le conoce a la alicantina.