El desgobierno local de retazos, será el principal responsable de cualquier infortunio que aconteciera con los nuevos artilugios de movilidad urbana

Editorial SD, Sanlúcar Digital

SD.-La reciente publicación de la nota de prensa de Ecologistas en acción, sobre el caos motorizado de nuestra ciudad, no solo hace hincapié en la contaminación producida por los motores de estos vehículos sino que se adentra en la contaminación acústica que, sin embargo, sigue siendo la hermana pobre de las reivindicaciones de los ecologistas en todo el ámbito nacional y es por eso que estos denodados, reivindicativos, perseverantes y dignos de toda loa por parte de la ciudadanía, se pierden cegados por los árboles del bosque ignorando las menudencias de ciudadanos (una inmensa minoría) atribulados y abrumados por el sometimiento a ruidos de distintas procedencias, incluidas las de los motores de explosión manipulados y conducidos a velocidades que pueden triplicar la permitida en todo el casco urbano, tanto de motocicletas como de automóviles. Desde luego, son los que nos administran los responsables de no atajar estos desmanes decibélicos y del caótico tráfico rodado.  

No es recurrente, casi nunca, los ruidos producidos en los lugares de ocio, los músicos ambulantes con excesivo dopaje acústico que están convirtieron el centro de la ciudad en un chiringuito urbano en el que la única posibilidad de pasear por algún lugar, de los pocos peatonales existentes, sin estar obligados a escucharlos durante horas, es huir, y la respuesta a las quejas ciudadanas también recurrente de quien impone sus criterios sin más argumentación que el volumen de sus “huevos». 

La agresión acústica, no reglada y permisiva, se extiende más allá de esas personas que intentan “buscarse la vida” a otros que buscan la salvación de sus almas con la algarabía y la estridencia de sus explosivos artefactos pirotécnicos en sus múltiples actos a lo largo de todo el año y la dejación de nuestros políticos, faltos, todos, del coraje y la fuerza democrática que les dan sus votos para imponer las ordenanzas municipales a todos los que no las acatan e importándoles poco la salud mental de las personas que no participan ni quieren hacerlo en espectáculos de supercherías y humos mesiánicos, por no mencionar el sufrimiento de los niños con distintos síndromes de Asperger de los que este ayuntamiento solo se acuerda en la Feria de la Manzanilla o los cientos de  canes que sufren lo indecible, hasta volverlos locos, por la crueldad y desprecio de unos pocos a la inmensa mayoría. 

Lo de los trenecitos turísticos no tiene nombre; Estridente e incensante campana, música a tutiplén, silbato y gritos como si no hubiera un mañana es lo que tienen que soportar miles de sanluqueños en sus propias casas al paso de esa caravana al menos diez veces al día. A las doce de la noche las calles de Sanlúcar, escogidas para su recorrido, aún reciben las agresiones acústicas de estos vagones articulados acompasada con los cláxones de coches cercanos que se unen a esa orgía de ruidos para satisfacción de los usuarios y viandantes que, desde luego, están cortados por el mismo patrón de civismo y respeto al prójimo.

Sanlúcar es ruido en estado puro mientras se perpetúe esa impunidad amparada e institucionalizada a los colectivos sociales, religiosos o empresariales que medran a costa de nuestra salud mental. 

La capitalidad española de la gastronomía, junto al V Centenario de la 1ª vuelta al Mundo deberían de haber puesto Sanlúcar en el mapa del mundo entero no solo para los principales beneficiarios, hosteleros y hoteleros, pero este gobierno municipal ha perdido la ocasión para mostrar una cara más cívica, limpia, cultural, silenciosa, respetuosa, acogedora, ordenada y medioambientalmente sostenible. 

En respuesta a todos esos deseos, se ha masificado el centro convirtiéndolo en un bazar oriental con hilo musical y pasillos de 50 centímetros para atravesar calles repletas de mesas y sillas sin posibilidad de paseo o tránsito, señales de ubicaciones para delimitar los espacios, que nadie respeta, desdibujadas por el tiempo, imposibilidad de caminar en línea recta por Plaza del Cabildo, Trascuesta, Calle Ancha, Capillita-Bolsa, Plaza de los Cisnes, Plaza San Roque, La Victoria, tramo de Santo Domingo con carril de San Diego, exposición de mercancías fuera del lugar permitido en todas las calles que achican el espacio público, expositores de propaganda y todo rodeado de la cochambre de farolas y espacios privados llenos de suciedad publicitaria y este ayuntamiento no tendrá la tenacidad y contundencia para actuar coercitivamente contra todos los que ensucian nuestra ciudad gratuitamente yéndose de rositas mientras llenan sus bolsillos con los impuestos de todos los sanluqueños. Sanlúcar muestra una imagen incívica, sucia y ruidosa en su centro urbano, espejo donde miran la inmensa mayoría de los que nos visitan. 

Este gobierno ha permitido que una empresa riegue de patinetes eléctricos toda la ciudad con la finalidad de mejorar la movilidad, especialmente entre los jóvenes, pero olvidan convenientemente la nueva normativa básica en la Ley de tráfico del 2 de enero de 2021 que obliga a circular con cascos y solo por las vías por donde circulan todos los vehículos motorizados. La empresa no provee de cascos y el ayuntamiento mira para otro lado incitando, presuntamente, al incumplimiento de las leyes estatales de seguridad vial.  

La falta de control de estos artilugios es total. Invaden todas las zonas peatonales como aceras convertidas en velódromos, playa, plazas, o Calzada a velocidades de vértigo que hacen temblar a padres y abuelos por la falta de seguridad de sus hijos y nietos. Es una locura total. El señor Mora y su gobierno, que se jactaron de imponer el casco a todos los usuarios de motocicletas es incapaz de ofrecer a la ciudadanía lugares seguros en vías peatonales o aceras y olvida que la estadística, antes o después, dará la razón a quienes denuncian esta negligente inacción total. Sanlúcar es insegura para los viandantes.

El GPS, dicen, que controla la ubicación de los patinetes privados de esta empresa para evitar los espacios no permitidos, pero siguen circulando por aceras, en dirección prohibida y a velocidades no permitidas, niños y adultos, van «mamados» en los carriles bicis, especialmente en el Paseo Marítimo donde ya son mayoría. Los patinetes son abandonados en cualquier lugar por los usuarios siendo retirado y recolocados algunas veces por los funcionarios municipales de la limpieza. Es falso que la geolocalización impida aparcarlos en lugares no autorizados como anuncia la propaganda oficial en la nota de prensa. 

La policía municipal se limita a pararlos y amonestarlos en la vía pública peatonal. Fin de la historia. Sin directrices políticas de las delegaciones pertinentes la situación no tiene visos de cambiar y si acaso se han denunciado y multado, está claro que no ha sido lo suficientemente disuasorio para que estos vándalos cesen con sus tropelías e incivismo que atentan contra la seguridad vial.   

Dos señales verticales en una calle no son suficientes para advertir, a pesar de la evidencia de estar en zona peatonal, para que ciclistas y usuarios de patinetes respeten las normas. 

Sólo el ayuntamiento será el responsable de cualquier infortunio que ocurra, aunque eso les importa poco siempre que los políticos no tengan que rascarse sus bolsillos ante una eventualidad pecuniaria.  

Señales horizontales en todas las zonas peatonales, prohibiendo el paso a bicis y patinetes, se hacen más necesarias que nunca si queremos caminar con seguridad por dichas zonas acotadas para los caminantes.  

Como muchas ciudades que sufren el turismo, Sanlúcar y los sanluqueños están empezando a empatizar con ciudades como Barcelona, Santiago de Compostela o Venecia… y sigue.  

Más de 12,7 % del PIB español (2019) proviene del turismo por lo que la industria beneficia a miles de españoles a los que hay que seguir protegiendo y defendiendo sus puestos de trabajo en un marco estatal, autonómico o local con políticos que tengan en cuenta no solo los beneficios empresariales sino la salud física y mental del resto de ciudadanos. Compatibilizar derechos y deberes. 

Este desgobierno socialista – como le gusta denominarlo a nuestro colaborador José Luis Zarazaga – con retazos de tránsfugas, chaqueteros y la inestimable ayuda de la ultraderecha cuando los necesita, está empeñado que la mejor manera de perpetuarse es salir bien en las fotos con otros políticos o personas de notoriedad cercanas a movimientos o entidades sociales que han medrado gracias a sus propias desgracias familiares. 

Los principales problemas siguen llamando a la puerta del señor Víctor Mora que pasará a la historia como el único alcalde, junto a la ahora diputada autonómica Irene García, que no ha construido ni una sola vivienda social, cero en soluciones habitacionales para las personas más necesitadas y en riesgo de exclusión social, no ha subido el IAE a las grandes empresas pero sí ha llevado al límite todos los impuestos a los sanluqueños, tampoco ha trasladado la EDGAR, ha cercenado todos los conatos asociativos críticos, ha metido en saco roto todos los Consejos de participación ciudadana sustituyéndolos con seudo asociaciones creadas ad hoc por agradecidos correligionarios, ha convertido el remanente negativo de tesorería cercano a los 80 millones de euros en deuda bancaria para contarles a los sanluqueños que solo tenemos un déficit de unos milloncillos de nada, sigue teniendo una playa que ya es arenal, contaminada todo el año, decenios de porquería que descubren los niños todos los días cuando plácidamente disfrutan escarbando con sus palas las superficiales arenas rubias de nuestro litoral. Desde Bajo de Guía a Jaramar la putrefacta arena está a solo dos centímetros de la superficie. Los vomitorios de cochambre de aguas fecales vertidas al litoral durante todo el año son la carta de presentación de una pésima gestión del ciclo integral del agua y una total condescendencia con la empresa adjudicatoria. 

El V Centenario pasará sin pena ni gloria, no terminará el emblemático Castillito, no acabará el Mirador del V Centenario, no dio nunca su lado a la sociedad civil, a toda, para aunar esfuerzos y trabajar en un proyecto único, ignoró a la oposición, ninguneó a la Fundación Puerta de América y a su presidente Paco Pacheco (D.E.P).A duras penas ha colaborado con la otra parte de la sociedad civil interesada en llevar a buen puerto la efeméride y solo por por su afinidad política con la mayoría de sus miembros.Se preocupó de reubicar a una defenestrada por los extinguibles naranjitos  en esa oficina o cuchitril del V Centenario con sueldo de sonrojo. Ni estas carreras de caballos, ni las siguientes, si los sanluqueños lo decidieran, servirán para lavar el recuerdo de una ciudad que dejará peor que la encontró. 

Como bien afirma el periodista Francisco Javier Franco, en su viñeta humorística, el narcotráfico en Sanlúcar hay que sufrirlo en silencio como las hemorroides, y el señor Víctor Mora ha conseguido que tengamos que sufrir su pésima gestión y la consiguiente mala imagen de Sanlúcar, más allá de la capitalidad esa, en silencio, mucho silencio. 

El presente y el futuro de Sanlúcar lo moldean los sanluqueños que le votaron y los que le negaron su voto, pero Víctor Mora, igual que lo hiciera su predecesora Irene García, gobierna para perpetuarse en la política como modus vivendi achantándose ante los poderosos mientras su jefe en La Moncloa pone los puntos sobre las ies a éstos para frenar el embate de fuerzas mediáticas, políticas y empresariales que se niegan a contribuir y fortalecer con sus impuestos el estado de bienestar. El socialismo languidece en Sanlúcar, la izquierda irreal que se conforma con su autocomplacencia, sus posados y postureos o el reparto de prebendas para comprar voluntades aderezado con sus suculentos sueldos. 

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