Traslado de la depuradora

Opinión

Fernando Cabral.-Las instalaciones para la prestación del servicio de depuración de aguas pueden producir ruidos y olores molestos y contaminantes, de ahí que la regla general prevea que las Estaciones de Depuración de Aguas Residuales (EDAR) estén situadas a una distancia de 2000m del núcleo más próximo de población agrupada.

En Sanlúcar, la EDAR incumplió dicha regla general cuando se construyó en este emplazamiento y entró en funcionamiento en 1995 y se sigue incumpliendo al permitirse hoy que se construyan viviendas en sus aledaños a escasos metros de distancia. Contraviene todos los estándares tanto racionales como legales, incluidas las propias directivas europeas al respecto para seguir ubicada donde está ubicada, ya en pleno casco urbano, rodeada de numerosos bloques de viviendas, muchos de ellos en construcción.

Desde el año 2009 con diversas movilizaciones se viene reclamando la necesidad de trasladar la depuradora de aguas residuales de su actual ubicación, una zona urbana muy consolidada, con gran cantidad de viviendas en su entorno inmediato. Además, la depuradora se encuentra al límite de su capacidad no siendo posible su futura ampliación debido a la falta de suelo y a la imposibilidad de garantizar las distancias de los usos urbanos ya existentes. 

El compromiso del traslado de la EDAR de Sanlúcar es tan unánime de todos los partidos que han pasado por el pleno municipal como al parecer unánime es el desinterés por unos y otros en que sea una realidad.

Allá por enero de 2022, obligados por la directiva europea sobre el tratamiento de las aguas residuales urbanas, se anunció un nuevo convenio entre el Gobierno, la Junta y el Ayuntamiento para el traslado de la depuradora de aguas residuales y su instalación en otra ubicación en la ciudad. 

Desde entonces, del cumplimiento de los compromisos jamás se supo a pesar de que todos los partidos en sus campañas electorales al Ayuntamiento de Sanlúcar recogían expresamente el traslado de la depuradora.

No obstante, en el acuerdo de gobierno actual se introdujo al final y al parecer a regañadientes una   referencia al impulso del traslado de la EDAR, que a la vista de los hechos es más un juicio de buenas intenciones que de un convencimiento real.

Es por ello, que después de año largo del actual mandato no se conozca ninguna iniciativa alguna del actual gobierno local para que se cumplan los compromisos recogidos en aquel acuerdo-convenio de enero de 2022 y de haberlo habido poco éxito ha debido tener. Lo que si se conocen son los esfuerzos de algunos y algunas de pretender hacer ver que la EDAR de Sanlúcar es ejemplo de gestión y transparencia y ha dejado de contaminar por tierra, mar y aire como se denunciaba años atrás, eso si sin ofrecer mediciones ni datos estadísticos al respecto.

Tampoco existe iniciativa alguna al respecto desde la oposición, tan extrema como inane. Nunca un sillón en el Senado sirvió tan poco para el interés general de la ciudad. Al parecer, haber ganado las elecciones locales les obliga a bien poco.  

Nada se sabe, por tanto, de la supuesta nueva ubicación de la EDAR, nada se conoce de la redacción del proyecto de traslado y construcción de la nueva EDAR y, por supuesto, nada se sabe si los ministerios competentes mantienen aquella partida presupuestaria comprometida para ello. 

El traslado de la EDAR de Sanlúcar no es OPCIÓN, es OBLIGACIÓN, ya que tiene que ver con la SALUD PÚBLICA, algo que debería ser prioritario con o sin modelo de Ciudad Amable. De la búsqueda de alternativas a los nauseabundos, pestilentes y contaminantes aliviaderos mejor no hablar.

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