La trastienda
Antología del mamarracho
Enrique Romero Vilaseco.-El 5 de marzo de 1987 veía la luz una revista sanluqueña llamada El Semanal. El equipo que estaba al frente de dicha publicación lo componían: Luis de la Rosa, Ana María Gómez, Raúl Herrera y Mariqui Romero. Cada ejemplar costaba 60 pesetas y solía salir al público cada jueves. Muy pronto aquella revista alcanzó gran difusión en Sanlúcar y se hizo referente de la información de cuánto ocurría en nuestro pueblo. Desde mi época en la EGB me gustaba el mundo del periodismo y por ello empecé a escribir artículos y crónicas casi siempre referidas al mundo de las hermandades y cofradías. Mi estrecha colaboración con los promotores de aquella aventura periodística, me llevó a tener amistad con el equipo redactor de la misma. Un buen día le propuse a Luis de la Rosa que incluyera en el contenido de la revista una sección denominada Antología del Mamarracho. Dicha sección había sido concebida para denunciar a la opinión publica, a través de una foto-denuncia, cualquier imagen de la ciudad que por dejadez, apatía, mal gusto o abandono resultaba un autentico monumento al mamarracho. Y así podía aparecer en la antología la fotografía de un coche destartalado y abandonado en plena calle, un socavón parecido al cráter de un volcán; un rincón de la ciudad lleno de basura, un adefesio que afeaba cualquier edifico histórico – artístico, una horterada salida de la mente de un inepto gobernante… Con el paso del tiempo y para no pasar por seres cenizos o sanluqueños que sólo saben criticar las cosas negativas de Sanlúcar, surgió, junto al apartado de Antología del Mamarracho, el polo positivo. Y así lo que empezó siendo sólo una sección que denunciaba los mamarrachos que contemplábamos por nuestra ciudad, se convirtió también en una Antología del Encanto, en la cual se resaltaban las cosas genuinas, artísticas, ingeniosas, curiosas, bellas y dignas de mención de nuestro pueblo.
Una vez hecha esta introducción me centro en el tema principal de este artículo, y que no es otro que la obra que podemos contemplar en el hotel Tartaneros. No puedo creerme que la Gerencia de Urbanismo haya dado permiso para que se levante semejante aberración urbanística. Un verdadero atentado criminal del buen gusto, de la estética, del arte y la majestuosidad que se merece el referido Hotel. El adefesio consentido por el equipo de gobierno y también por la Junta de Andalucía merecería por si mismo salir en el apartado de Antología del Mamarracho de aquella celebre revista El Semanal. El Plan General de Ordenación Urbana, aprobado por el Pleno municipal el 7 de abril de 1997, recoge en su epígrafe B 32, una protección global de dicho edificio histórico – artístico que con el mamotreto de la obra que están realizando rompe la armonía de la obra modernista del antiguo palacete del siglo XIX. Sanlúcar no se merece una imagen tan cutre, tan pueblerina y de tan mal gusto por mor de unos gobernantes carentes del mínimo sentido de la sensibilidad e ineficacia que, demuestran un día sí y otro también, los responsables políticos locales y autonómicos que mal dirigen los designios de nuestra querida Sanlúcar.
Los atropellos y el terrorismo urbanísticos llevados a cabo por los diferentes gobiernos municipales desde que estamos en democracia, son de tal envergadura que merecería cárcel para los autores de tales desmanes. La relación del patrimonio desaparecido o abandonado a su suerte desde 1979 a la actualidad será objeto de otro escrito. Sólo me queda por pedir a todos los políticos de Sanlúcar que se abstengan de hacer declaraciones en los medios de comunicación resaltando las maravillas de nuestra ciudad en cuanto al tema patrimonial se refiere. Mejor que hablen de gastronomía, de vinos, de sol, fiestas o de carreras de caballos…, pero por favor dejen de sacar pecho hablando de la historia y del patrimonio histórico – artístico de nuestra ciudad, al no ser para entonar el mea máxima culpa.