Huelguistas de Óscar
No he prestado mucha atención a la huelga de transportes y a la manifestación campestre de hace una semana porque no les veo mucha chicha. Me van a disculpar, o a lo mejor no, pero si no están los antidisturbios metiendo hostias a chaparrón, yo una huelga no me la tomo en serio. Una huelga sin las porras de la policía zumbando sobre las cabezas de los currantes es como un jardín sin flores o un western sin tiros: como El poder del perro, la película ésa que dicen que es un western sólo porque unos cuantos montan a caballo y donde el malo es muy malo, pero el bueno es peor.