Cartas de una sombra
José Antonio Córdoba.- La piedra
Personalmente es un elemento que me maravilla, y no solo a mi, sino al ser humano en general, pese a que buscamos siempre elementos más ligeros y resistentes para nuestras construcciones y decoraciones. Sin embargo, la piedra ha demostrado superar la existencia temporal del ser humano.
La piedra tiene su propia filosofía transmitida por las diferentes culturas en todo el planeta y a lo largo de nuestra evolución.
Hablar de piedras es venirnos a la mente las míticas pirámides de las culturas egipcia y precolombina como referentes, aunque nos estamos dando cuenta que las pirámides han sido un elemento común en muchas culturas, incluso han coexistido al mismo tiempo. Sin embargo, antes de su uso constructivo el ser humano las usaba como herramientas, como lo demuestra el yacimiento de Lomekwi en Kenia, con elementos datados de 3 mill. de años de antigüedad.
Hace muchos años cuando comencé mi afición por las civilizaciones antiguas me encontré con un artículo que recogía la existencia de unas extrañas esferas de piedras. En Costa Rica, en el Cantón de Osa, se encuentra una colección de más de 300 esferas de piedra que van desde unos pocos centímetros a casi los 3 m. de diámetro, con pesos que rondan las 25 toneladas. Aunque no hay registros de ningún tipo sobre el motivo de estas esferas, se especula con que su uso podría haber sido ideológico, político o incluso ceremonial. Estas esferas son el resultado de tallar grandes bloques de piedras hasta conseguir la forma deseada.
Pero una construcción que me ha fascinado es la de Nan Madol, que aunque no es tan milenaria como las arriba citadas, tiene su encanto y sobre todo su complejidad. Nan Madol está en el archipiélago de las Carolinas (O. Pacífico) Es un conjunto de edificaciones sin terminar dispuestas entre los numerosos canales naturales de la zona. La peculiaridad de Nan Madol, ya no es solo el elemento constructivo y las dimensiones del mismo, sino que las construcciones se realizaron sobre una plataforma de arrecifes de coral. Para estas edificaciones se emplearon grandes piedras de basalto, con una sección hexagonal. En algunos puntos la altura de estas construcciones rebasaban los siete metros. A día de hoy, sigue siendo un misterio cómo pudieron tallar un elemento tan duro -recordemos que el basalto está catalogado con un dureza superior al granito-, además trasladarlo y erigir dichas edificaciones allá por el 1180 d.C.
La capacidad del hombre para transformar su entorno, no deja de sorprender, aunque si es verdad que antaño se miraba o tenía en cuenta el hábitat dónde construir, mientras que hoy nos pasamos todo por el forro de los pantalones y ya hemos visto su dramático efecto en Valencia.
Pero sin lugar a dudas, la naturaleza supera al hombre como es en el caso del valle de los Planetas en Libia. En apariencia pétrea, estas formaciones tienen en jaque a los investigadores, ya que estudios realizados han mostrado que la composición de dichos elementos no se asemejan a ninguna otra roca estudiada en el planeta. Con unas dimensiones que rondan los 10 m. de diámetro, ocupan una extensión de unos 30 km de largo. En un entorno totalmente árido, estas rocas muestran una formación completamente esférica. Según estudiosos, estas rocas poseen vida, y de hecho, a lo largo de su existencia se mueven, aunque hasta la fecha no han conseguido tener pruebas concretas de su forma de vida.
Como ocurre con estas piedras de Libia, yo siempre he mantenido que la piedra tiene memoria, solo que nosotros aún no hemos alcanzado el nivel para entender o decodificar dicha memoria. Porque es curioso que le atribuimos a las piedras, a las rocas, ciertos poderes curativos o dañinos, pero aún no hemos sido capaces de entender ese concepto de memoria de las piedras, más allá de esa creencia de supuestos talismanes.
La piedra en sus diferentes formas está vincula al ser humano desde sus orígenes más arcaicos hasta hoy en día, pero como muchas cosas en el planeta, aún nos falta por entender o rescatar del olvido, el verdadero poder de la piedra, su facultad para las energías cósmicas, más allá de simples amuletos.
Sin embargo, cuánta historia nos recuerdan los grandes monumentos milenarios creados con piedra, mostrándonos que nuestra capacidad merma con nuestra evolución…
La piedra tiene memoria, belleza y riqueza, la piedra es el Dorado, es el cielo, estrella del Universo en nuestro planeta, es agua, en definitiva es vida.
Me dicen que es de tontos tropezar tres veces en la misma piedra, pero es que tú eras una piedra sobre la que merecía la pena caer. «Todos mis futuros son contigo» (2015), Marwan