La trumpista madrileña se come a la izquierda y fulmina a Cs
SD.-La presidenta electa de la comunidad de Madrid hace pequeño a José María Aznar con sus aires de salva patrias y relega la soberbia del expresidente del gobierno español, una minucia, a recónditos lugares allá en sus “lejanas montañas”.
La campaña de mentiras y su poca afición a los debates , amén de los muertos necesarios por la pandemia para agradar a los que probablemente han contribuido en su victoria, les han bastado.
Nada le importó la pandemia ni la salud de los madrileños para conseguir satisfacer su egolatría con la añadida, redundante y manoseada palabra libertad que al parecer carecemos en el resto de la nación.
El PP ha vuelto a ganar unas elecciones en Madrid para seguir robando la ilusión de todos los madrileños a los que a buen seguro seguirá privatizando sus hospitales, recortando en la educación, potenciando los colegios concertados y privados y recortando los impuestos a la clase más acomodada, o vendiendo a fondos buitres las viviendas sociales.
La la lucha de clases si existe en contra de lo que predican bobaliconamente los que nos quieren convencer de lo contrario. Existe y la “estamos ganando nosotros” como afirmaba el multimillonario inversor norteamericano Warren Buffet. En Madrid también ha vencido la clase dominante, la hasta hace nada organización criminal con caja B, negacionistas que desafían las sentencias judiciales, ministros y presidentes autómicos encarcelados o enjuiciados, cientos de casos de corrupción en toda España, imputados en todos los juzgados y un largo etc de un interminable rosario de presuntos delitos de corrupción.
La señora Díaz Ayuso ha bajado a las cloacas de la condición humana cuando afirma en su campaña que miles de personas de las colas del hambre, de la vergüenza, son mantenidos de la izquierda y lo hace también cuando culpa al gobierno de la nación de ser el único culpable de las muertes de su comunidad aunque ella haya permitido el turismo de borrachera para miles de extranjeros, principalmente franceses, en la capital de España en contra de las actuaciones de sus compañeros en otras comunidades como en Galicia o Andalucía.
El PSOE y su fracaso solo son el resultado de las políticas sociales de derechas que practica en todos los rincones de España para mantener sus privilegios y redes clientelares acercándose a los postulados más neoliberales y alejarse de las políticas socialdemócratas, únicas que podrían hacerle recuperar su credibilidad y poder en esta comunidad u otras, además de la Moncloa.
Más Madrid se afianza con Mónica García y Pablo Iglesias obtiene resultados que si bien supera el anterior lo deja como última fuerza política en la Asamblea madrileña.
Vox a pesar de sus escaños baja ligeramente en votos y desde luego no serán necesarios para que la enfant terrible del PP pueda tener las manos libres para desarrollar las propuestas económicas que debiliten cada vez más el estado de bienestar en esa comunidad.
Ciudadanos se han declarado durante toda la campaña como los únicos sensatos, moderados y centristas algo que choca, y mucho, con sus alianzas con la ultraderecha en las comunidades de la nación donde gobiernan y gobernaban hasta ahora. Con este resultado de cero diputados dicen adiós definitivamente a un proyecto finiquitado.
En clave local, Juan Marín, vicepresidente de la Junta de Andalucía, que ha renegado estar dispuesto a entrar en las filas populares, estará ya replanteándose que todos tenemos derecho a cambiar porque de lo contrario en las próximas andaluzas, que pudieran estar aquí antes de lo previsto, no obtengan ni un diputado en la provincia por la que se presenta. Y sabiendo de su historia y correrías por todos los partidos políticos de Sanlúcar, nos cuesta creer que quiera quedarse sin una estupenda jubilación cuando los cantos de sirena del embaucador Teodoro García le susurre al oído que apuesta al caballo perdedor. No hay color. Adiós Cs, adiós.