«Piove, porco governo»
Pepe Fernández.-Hace dos días que vengo pergeñando cuál sería el título o entrada a esta sopa de letras con la que mostrar la falta de transparencia de este gobierno local, o desgobierno como lo tilda uno de nuestros más queridos colaboradores de SD que, por cierto, solo le susurran sus musas para escribir cuando se trata de Izquierda Hundida, tratamiento habitual que da a esta formación política que , visto lo visto, es la única que hace oposición porque no entenderíamos el afán persecutorio, incansable e inmisericorde de nuestro amigo colaborador cuando dirige sus dardos a la izquierda de Sanlúcar; al final, él que es muy conocedor de citas célebres recurrirá al clásico Catón El Viejo para finalizar todos sus aportaciones a Sanlúcar Digital con: “Izquierda Hundida delenda est”, y el mismo deseo irrefrenable del senador romano para aniquilar a Cartago y a ¿Anibal también?
Ancha es Castilla, pero en su vastedad solo hay un culpable, en la oposición, que justifique la italiana entrada de este batiburrillo y tiene nombre de mujer.
Muchos son ya los años pasados desde que aprendí esa socorrida, concisa y contundente sentencia contra el gobierno italiano, allá en la bella Italia, la del desgobierno total de los azarosos y convulsos años setentas y ochentas. Una muletilla en cualquier conversación acompañada, también, para rematar por si hubiera dudas, por aquella otra que ponía en jaque la honorabilidad de los políticos trasalpinos: “Tutti i politici sono ladri”.
En la lengua de Dante, Alessandro Manzoni o Pirandello la sentencia de marras es la excusa perfecta para señalar a los demás políticos en el poder, principalmente, responsables de todo lo malo presente o venidero cuando no pasado.
Un ayusismo recurente, hasta el infinito, por la derecha y sus adláteres patrioteros de cartón, los negacionistas del hecho diferencial, los que quieren normalizar el odio, los exhibicionistas de colores patrios, le viene como anillo al dedo a nuestro alcalde que muestra su desaforado desdén a la oposición en general, regocijándose especialmente con la líder de esta oposición a la que odia cariñosamente él y las siglas de los cien años de honradez.
Él, también, con sus acciones normaliza las heridas al tejido democrático municipal y se alinea con las tesis propagandísticas de la ultraderecha negando el pan y la sal a la oposición para doblegar las ansias de información y transparencia no solo de las cuentas de la ciudad sino de la representación que legalmente tienen los concejales para asistir en nombre de sus votantes a actos institucionales.
Todo esto podría formar parte de las concluyentes malas artes extraídas de las lecturas que el síndico haya podido sacar del maquiavélico Nicolás si es que, acaso, hubiera caído en sus manos la obra del italiano, su Príncipe, por lo que no añadiría nada nuevo a las vías de hacer política en la historia de España ni de este regidor que solo argumenta los debates enfangándolos con sutiles insultos y mentiras.
Ocurre que el señor alcalde y su capataz, el risueño señor Porrúa, no ocultan ya su deriva antidemocrática al excluir a la oposición de cualquier participación para mejorar la vida de los ciudadanos; así es sabido que en la conmemoración del V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo ha quedado excluida, para su discusión, debate o contenidos, la oposición y todos los sectores sociales de la ciudad que no estuvieran en el grupo de amamantados por la loba capitolina de la Cuesta de Belén, siendo su símbolo más ninguneado y representativo la Fundación Puerta de América y el que fuera su presidente Francisco Pacheco al que al final homenajeó con unos azulejos en el edificio de la biblioteca municipal para tapar sus vergüenzas con la denominada participación ciudadana, tan ausente y fría como el cero absoluto.
Riza el rizo no solo con el incumplimiento sistemático de los acuerdos plenarios aprobados por ellos mismos, o dejando de gastar más de la mitad de los presupuestos destinados a las familias más vulnerable y desfavorecidas de Sanlúcar, a la vez que se jacta de la cantidad de ese dinero plasmada en los presupuestos de la ciudad. Infraestructuras, medio ambiente, playas, limpieza y vivienda para otro día.
Esta vez el señor Víctor Mora y su gobierno, en la entrega de un galardón, el V Premio internacional de flamenco, a uno de los más insignes artistas de nuestra ciudad, se visten de grana y oro para lucirse y deciden unilateralmente que la oposición no es merecedora de asistir al evento no siendo llamados al acto celebrado en el Patio de Columnas del Ayuntamiento en el que Manolo Sanlúcar recibió el merecido premio el pasado 15 de mayo.
Los representantes de 11.946 sanluqueños, un 50.17 %, más de la mitad de los votos emitidos en las Municipales de 2019, fueron deliberadamente rechazados para asistir al evento de grandísimo calado cultural por lo que representa Manolo Sanlúcar para sus paisanos y a buen seguro es algo que el maestro no entenderá como no lo haría el sentido común de la inmensa mayoría de la ciudadanía.
El desplante del equipo de gobierno a la oposición forma parte ya del largo desencuentro de Víctor Mora con el cumplimiento de los mínimos estándares democráticos que se le supone a un político de su calibre que rige los destinos de una ciudad como Sanlúcar.
Hubo una clara intencionalidad para utilizar la cultura como arma arrojadiza contra la oposición democrática representada por más de la mitad de los votos emitidos en las últimas municipales de 2019 y un afán de protagonismo cesarista innecesario.
Que la ultraderecha y el PP, lo mismo es, manejen ese mantra de “Piove, porco governo”, hace más pequeño a quien les imita insultando, negando y humillando desde las filas de un gobierno local que soporta y manifiesta su incomodidad frente a una izquierda representada por los 6 concejales de IU, 3 concejales del Partido Popular, 1 concejal de Podemos, 1 concejal de Vox y los 1158 votos que optaron por votar a Libres que encabezaba el desaparecido en política Antonio Prats.
Le empequeñecen acciones tan poco edificantes como su absoluta omnipresencia, (Cs y su delegación de cultura están en otras cosas marianas), en un evento oficial que debe representarnos a todos y cada uno de los sanluqueños y sanluqueñas, pero Víctor Mora y su Psoe, soberbia sobra, creen que Sanlúcar sigue siendo su cortijo al que solo se entra con su visto bueno saltándose todas las garantías democráticas necesarias para humillar a quien le fiscaliza o critica y por ende a los miles de sus votantes… y a los suyos también.