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Apuntes de Historia DLXXXVII

Articulos, Cultura, Manuel Jesús Parodi

Manuel Jesús Parodi.-De nuevo en torno a Las Covachas (II)

Seguimos presentando un texto que vuelve a acercarnos a Las Covachas, y que en origen formaría parte [como capítulo 1.2.2.3. Reseña histórica -de nuestra autoría] del Proyecto de Rehabilitación de Las Covachas como sede de la Fundación y Centro de Interpretación de la Manzanilla. Cuesta de Belén, s/n – Sanlúcar de Barrameda. Tomo I. Memoria, ejecutado por el Excmo. Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda (Gerencia Municipal de Urbanismo, Departamento de proyectos y obras), bajo la dirección del arquitecto Rafael González Calderón. 

Para componer el referido informe en su día nos apoyamos esencialmente en trabajos anteriores (no sólo de nuestra autoría), que se encuentran reflejados en la Bibliografía que acompaña el trabajo original. 

Como ya señalamos en los párrafos precedentes, para su publicación en esta cabecera hemos revisado cuestiones, acaso menores, de estilo, redondeando algunos asuntos puntuales (caso de referencias y temas de naturaleza bibliográfica) y a la corrección de algún lapsus calami (casi siempre inevitable, como bien sabe quien escribe…, y quien lee) que se había deslizado en el texto original. 

Y como avisábamos la pasada semana, respetaremos en lo posible la estructura del trabajo original, adaptándolo al formato de este medio en el que ahora lo presentamos dividido (por la propia naturaleza de este entorno) en diferentes y sucesivos artículos.

En el estudio de campo realizado con motivo de las obras de restauración de Las Covachas, se descubrió que existía un nivel de suelo más bajo, cubierto y amortizado con el tiempo y que por ello no se apreciaba, nivel de suelo recuperado tras la intervención. 

De otra parte, el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía acordó el 2 de mayo de 2007 declarar Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de Monumento, las denominadas “Covachas” de Sanlúcar de Barrameda (así se recoge la denominación del referido monumento), a las que se considera como una singular edificación del gótico civil configurada entre los siglos XV y XVI. 

El Decreto de Declaración como Bien de Interés Cultural establece asimismo un entorno de protección al monumento, el cual beneficia a los espacios públicos y privados de las calles Cuesta de Belén, Bretones y del Truco, siendo publicada esta declaración del Bien de Interés Cultural y su correspondiente Decreto en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) Nº 87 el día 4 de mayo de 2007, como se ha señalado supra.

Las Covachas fueron obra de don Enrique de Guzmán, segundo duque de Medina Sidonia, quien las hizo erigir a fines del Cuatrocientos. En la primera mitad del siglo XVI sería modificado el conjunto, al construirse sobre Las Covachas una torre con escalera que fue finalmente derribada en el siglo XIX, en 1867 (Cruz 2012). En 1744, el Concejo de la villa sanluqueña permutó a los frailes Jerónimos Las Covachas, las cuales habían sido cedidas a estos religiosos por fray Felipe de Guzmán, hijo segundogénito del sexto duque. A cambio de ceder Las Covachas, los Jerónimos recibieron la carnicería que existía en la Calle Siete Revueltas. 

Este conjunto monumental a se, está adosado al muro de contención del Jardín (o “Paseo de los Limones”) del Palacio Ducal de Medina Sidonia en su parte baja, cuya disposición coincide con el muro medieval de las murallas; su origen y posible primer uso aún no están determinados sin discusión por la historiografía especializada, constituyendo un ejemplo de inmueble del gótico civil (lo cual lo hace más especial, si cabe) datable en torno a la transición entre los siglos XV y XVI, singularmente reseñable por su originalidad.

El inmueble ocupa un espacio de unos 128 metros cuadrados de superficie útil, y tiene forma rectangular con lados rectos de aproximadamente 27 metros de longitud, paralelos a la Cuesta de Belén, contando con 5,75 metros de fondo. El espacio se cubre mediante bóveda de cañón. 

La galería interior se comunica con la Cuesta de Belén a través de diez pasadizos, manifestados al exterior mediante arcos apuntados rematados, en ocho de ellos, por gabletes. En los pilares sobre los que voltean los arcos, arrancan, desde sus basas, las nervaduras que molduran a los mismos mientras en el paramento ciego superior y sobre los propios pilares se sitúan las figuras zoomorfas aladas y de evocaciones marinas de las que hemos hecho ya mención y que son asimismo denominadas «sierpes», las cuales componen una suerte de mezcla entre dragones y sirenas. Un fondo de tracerías llena los espacios entre esas figuras monstruosas evocadoras de seres mitológicos marinos que se disponen sobre pequeñas ménsulas y se rematan con doseles.

Por encima de las claves de los arcos, de forma alterna, existen repisas ochavadas que cuentan con ornamentación vegetal, igualmente del tipo que se muestra en el friso superior de guirnalda de frutos entrelazados entre hojarasca. Sobreviven vestigios de lo que parecen ser arranques de pretiles, profusamente decorados, indicios a vista de lo que pudiera haber constituido un posible cuerpo superior (desaparecido o nunca edificado.

Las Covachas, a caballo del desnivel de la Cuesta de Belén, una vez semienterradas y ahora salvas en armonía con el entorno al que pertenecen, elemento de singular belleza artística, se muestran como misterio de relieves, figuras mitológicas, monstruos marinos con alas de murciélagos y colas de serpientes (o de sirenas), según la antigua costumbre medieval que se corresponde con el ultimo gótico del siglo XV. 

Esta zona formó parte del recinto fortificado que protegía la ciudad medieval, encontrándose en el directo radio de acción de uno de los accesos más destacados a la misma, el conformado por la Cuesta de Belén y Calle Bretones, un zigzagueante camino en cuesta que permitía una mejor defensa de la “Puerta de la Mar”; se trataba del [breve] camino que llevaba desde la ciudad a la ribera en los siglos XIV y XV, un camino prontamente sujeto a la acción urbanizadora de una ciudad en expansión, hasta el punto de que en el mismo se constituyó una activa zona comercial [a la que cabe tildar de] “portuaria” ya en el siglo XV, merced a la acción e intereses de la Casa Ducal. 

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