
APUNTES DE HISTORIA DLXXXIII
Manuel Jesús Parodi.-El ruinoso estado del yacimiento arqueológico de la calle Trascuesta”
A lo largo de no pocas semanas y entregas anteriores de esta serie de “Apuntes de Historia” hemos venido acercándonos en estas líneas, una vez más, al estado del Patrimonio Histórico en Sanlúcar de Barrameda, dolorosa cuestión en la que es de considerar que se refleja, en fin de cuentas, el desarraigo de una sociedad -la sanluqueña- respecto a su propio pasado y a su propia identidad, factores éstos (pasado, Historia, identidad…) que cada vez más aparecen como realidades inertes, flotantes, desconectadas de la masa social local (por no hablar de los gestores electos de la cosa pública), que no parecería sentirse especialmente vinculada con los elementos supervivientes de su propio recorrido histórico, esto es, con los bienes patrimoniales sobrevivientes al paso del tiempo que aún y pese a todo sigue atesorando la ciudad (aunque no sabemos por cuanto tiempo…).
Siguiendo con este sucinto recorrido -de manera concisa pero queremos creer que significativa- en lo que respecta a la divulgación y socialización del conocimiento, resulta evidente (y entendemos que es necesario destacarlo) la creciente urgencia de impulsar acciones científicas en la ciudad, entre ellas intervenciones arqueológicas imprescindibles, a la par que se hace igualmente imprescindible una política de gestión del Patrimonio Histórico desde el ámbito público local que lleve a la conservación de los bienes patrimoniales de la ciudad y evite las atroces mermas y pérdidas que estamos sufriendo.
Es imprescindible (vuelvo a utilizar la misma palabra) desarrollar una planificación en este sentido que incluya una línea de acción de salvaguarda del Patrimonio, y que ello pueda (como debe) tener un reflejo y una proyección en el ámbito divulgativo de forma y manera que pueda alcanzarse un mayor impacto sensibilizador en el contexto del cuerpo social sanluqueño y las acciones en torno al Patrimonio no queden circunscritas a la condición de puro accidente, de iniciativa puntual no sostenida o de mera fórmula instrumental en manos (y beneficio) de unos pocos y sin mayor calado en el cuerpo general de la ciudadanía.
En este contexto cabe mencionar que en su momento (en el año 2016, hace ya casi una década) pudimos llevar a cabo la elaboración de la Carta Arqueológica del Término Municipal de Sanlúcar de Barrameda, un proyecto (materializado en un libro publicado en 2019) que tuve la suerte y la responsabilidad de idear, impulsar y, finalmente, coordinar.
Es prioritario, por no decir imprescindible, establecer una línea de trabajo sólida desde el ámbito público local para la protección y puesta en valor de nuestro Patrimonio Arqueológico.
Esto implica, por ejemplo, reforzar el estudio y difusión del valor y la potencialidad como parte de nuestro Patrimonio Histórico de los yacimientos incluidos en dicha Carta Arqueológica, así como continuar organizando iniciativas como las Jornadas de Historia, Arqueología y Patrimonio de Sanlúcar, evento creado y coordinado por quien redacta estas líneas desde hace más de diez años.
La no existencia de un programa de acción en materia de Arqueología en Sanlúcar de Barrameda (ni siquiera de una línea de acción basada en actividades arqueológicas puntuales) pone de manifiesto, una vez más, el lamentable estado de cosas existente en la localidad, con una Carta Patrimonial no desarrollada ya que solamente pudieron llevarse a cabo los trabajos relativos al ámbito arqueológico de dicha Carta Patrimonial: la prospección del término municipal en 2016 y la consiguiente publicación (contra viento y marea, literalmente) de los resultados de dichos trabajos en 2019, hace ya más de un lustro.
No sucedería lo mismo con el resto de la estructura de la Carta Patrimonial diseñada por quien suscribe: los volúmenes dedicados al Patrimonio Monumental Inmueble, al Patrimonio Artístico Mueble y al Patrimonio Inmaterial nunca se desarrollarían, quedando (hasta el momento) definitivamente truncados desde el cada vez más lejano año 2019.
En el sentido de lo que estamos señalando resulta especialmente lamentable (y tristísimamente revelador) el estado en que se encuentra el yacimiento que se musealizó en la antigua calle Jardines, hoy calle Trascuesta, hace tan sólo unos pocos años.
Hablamos del pequeño espacio musealizado en su día “in situ”, que contiene un trozo del pavimento original de la calle Jardines, el cual se remonta a los siglos XVI-XVII, incluyendo además dicha musealización un fragmento nada desdeñable de la fachada de una casa (presentando el vano de la puerta de la misma, cegado pero reconocible), todo lo cual, como decimos, fue musealizado “in situ” cubriéndolo con una estructura transparente que permitía su visualización por los viandantes, haciendo posible de ese modo un primer atisbo, un singular esbozo, de pedagogía patrimonial en el viario sanluqueño (en un entorno marcadamente histórico además, al pie de la muralla y del Palacio Ducal de Medina Sidonia, junto al histórico Mercado de Abastos y a escasos metros de Las Covachas), a todo lo cual se añadiría un panel explicativo del que hoy sólo queda un resto…
Pues bien, todo ha sido completamente vandalizado en estos últimos tiempos (como ya denunciamos con anterioridad en estos párrafos) ante la incuria, la dejadez y la falta de sensibilidad e interés de unas autoridades municipales que primero lo dejaron decaer suprimiendo cualquier forma de mantenimiento y más adelante han asistido (y asisten día a día) a la destrucción de la musealización que se llevó a cabo hace un lustro (circa) y con ello del propio yacimiento, un espacio histórico que nos habla de la Expedición Magallanes-Elcano (efectuada como sabemos a principios del siglo XVI), la I Circunnavegación del planeta, de la que este espacio arqueológico es contemporáneo, así como de la llegada a Europa de la expedición “Keicho” (la primera misión diplomática nipona al continente europeo) encabezada por el samurai Hasekura Tsunenaga a principios del siglo XVII.
Y ello es reflejo, entre otras cosas, de que desde el ámbito de lo público sigue sin desarrollarse una política de gestión del Patrimonio Cultural local que pueda recibir verdaderamente el nombre de tal. No contamos en este sentido ni siquiera con “parcheos” puntuales que ayuden a cierto mantenimiento del Patrimonio, mucho menos con una planificación y con un trabajo estructural como sí sucede en otras localidades de nuestro mismo entorno. Así nos va. Pero algunos no nos rendimos.