
Apuntes de Historia DLXXI
Manuel Jesús Parodi.-El Jardín del Palacio Orleáns-Borbón de Sanlúcar, evocación botánica del Imperio español (I)”
En la vida a veces no se trata de saber, sino de escuchar (o leer) a quienes saben. Así, escuchando a José Antonio Márquez, el jardinero del Palacio Orléans-Borbón de Sanlúcar y la persona que sin lugar a dudas más conocimiento atesora sobre dicho espacio patrimonial al que lleva consagrados en cuerpo y alma las últimas décadas, me vino a la cabeza una idea; la de que el Infante-Duque de Montpensier, D. Antonio de Orléans-Borbón quiso plasmar en los espléndidos jardines de su palacio sanluqueño un remedo botánico de los vastos territorios de la Monarquía Hispánica, el Imperio en el que nunca se ponía el sol, perdido para siempre durante el reinado del propio suegro de D. Antonio, el malhadado Fernando VII.
Me vino dicha idea a la cabeza ya que el Infante-Duque era persona de agudo intelecto, fino gusto y firme voluntad; sumado a ello, la naturaleza misma de este histórico Jardín me llevó a pensar que en el mismo se guardaba un secreto, un secreto que tendría que ver con la intención misma de D. Antonio de Orléans al crear este espacio verde.
Bajo el “preciosismo botánico”, como lo ha calificado el gran periodista y escritor andaluz Félix Machuca, de inspiración inglesa, del jardín ducal sanluqueño, subyace, latente pero manifiesta, dicha secreta intención, que se hace transparente para quien sepa leerla.
Se trata de que los Infantes-Duques de Montpensier, D. Antonio de Orléans-Borbón y Dª. Luisa Fernanda de Borbón, hermana menor (y heredera durante largos años) de la reina Isabel II de España, hicieron del Jardín de su palacio de verano de Sanlúcar de Barrameda una evocación de la geografía, una vez global, de la antigua Monarquía Hispánica a través de la botánica.
Es algo que ciertamente se manifiesta a los ojos del observador avezado, de todo aquel que se detenga a contemplar con atención en su conjunto un espacio patrimonial en el que se dan la mano lo botánico y lo histórico para construir una identidad, una esencia que se manifiesta en todo su esplendor en la corona de la Barranca sanluqueña; de este modo quien tanga la suerte de pasear por este espléndido jardín histórico, se encontrará paseando de igual modo, metafóricamente, por la geografía global del antiguo Imperio español.
Sabemos que el Infante-Duque supervisó personalmente todas las obras que emprendió, y el Jardín del Palacio sanluqueño no fue una excepción; la investigación habrá de dar aún muchos frutos, si bien sabemos también que una figura fundamental en la creación de este espacio verde sería el diseñador paisajista francés André Lecolant.
En este sentido es de señalar que los espacios construidos por los Infantes-Duques en distintas localidades de las provincias de Cádiz, Sevilla y Huelva (como Sanlúcar de Barrameda, Villmanrique de la Condesa o la propia Sevilla capital) son reflejo de sus constructores, como han estudiado con toda solvencia investigadores de la talla de Vicente Lleó, Vicente González Barberán, Mercedes Linares, Antonio Tejedor, Manuel Rodríguez Díaz, María del Carmen Maestre o José Antonio Márquez, jardinero del palacio sanluqueño, entre otros.
D. Antonio de Orléans-Borbón era muy consciente de de sí mismo, de su lugar en el mundo y de quiénes eran sus mayores, su padre el rey Luis Felipe de Francia, y su suegro, Fernando VII, último soberano de la gran Monarquía Hispánica, a quien no llegaría a conocer pues falleció en 1834, 12 años antes del matrimonio del príncipe francés con la por entonces Princesa de Asturias, hija segundogénita de Fernando VII, María Luisa Fernanda.
Los Infantes elegirían la barranca sanluqueña, de accidentado terreno, para ubicar el jardín ducal por su privilegiada naturaleza de atalaya en la corona del Barrio Alto de Sanlúcar, por sus vistas a la desembocadura del Guadalquivir, al océano y al Coto de Doñana y por su ubicación central del casco histórico de la ciudad, amén de tener la posibilidad efectiva de comprar tantos solares como les fue posible en dicha zona alta del casco histórico local.
Los Infantes-Duques “aristocratizan” (de nuevo en acertada expresión de Félix Machuca) el veraneo sanluqueño, moviendo capitales en la zona para construir nuevos espacios y edificios, tratando de ganarse a las élites locales así como a las clases económicamente más débiles, en un buen ejemplo de lo que el profesor Genaro Chic García, catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Sevilla, mi maestro, entiende como “economía de prestigio”, siendo que, además, el Infante-Duque de Montpensier era por sí mismo un gran empresario que trató de modernizar la economía andaluza (y española) en la segunda mitad del siglo XIX.
Volviendo al propio Jardín, este espacio cuenta con muchos rincones especiales, entre los cuales se encuentra el así llamado “Cementerio de los perros”, donde reposan algunas de las mascotas de los Orléans-Borbón, esencialmente perros así como una cacatúa que habría sido contemporánea de la época del emperador Napoleón Bonaparte (dada la longevidad de dichos animales).
Otro rincón del mismo espacio patrimonial, acaso lugar preferido de los Infantes-Duques, habría podido ser la alberca (hoy fuente) y su entorno, por su inmediatez al propio palacio y por contar con un vestidor el armazón metálico de cuya estructura se cubría de verde y de flores cada primavera, desde el siglo XIX, una estructura que se ha perdido al ser destruida recientemente por caída de un árbol y que nadie se ha preocupado por restaurar o conservar en la medida de lo posible, lo que representa otra merma patrimonial dolorosísima en nuestro cada vez más menguante Patrimonio Histórico local sanluqueño.
Desde la perspectiva de la botánica es posible, especie por especie, identificar los hitos de la aventura magallánica, de la gran aventura de la I Vuelta al Mundo y de la geografía del antiguo Imperio Español; es una cuestión que tenemos estudiada y publicada en la web (respaldada por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico) https://eljardindemagallanes.es/sanlucar-magallanica/map?zoom=auto&filter=all
En lo que atañe a la Botánica, señalar que la figura de referencia es José Antonio Márquez, quien trabaja diariamente en el Jardín y ha volcado su extenso conocimiento sus artículos publicados en la revista de Historia, Arqueología y Patrimonio del Bajo Guadalquivir “Gárgoris” https://www.revistagargoris.es/