Apuntes de Historia DIII
Manuel Jesús Parodi.-Sobre el Patrimonio como problema (VI)
Hemos venido acercándonos en los artículos de las últimas semanas a la cuestión del Patrimonio (cultural y natural) de nuestra ciudad entendido acaso por algunos como un verdadero problema, un acercamiento que hemos llevado a cabo no sin plantear algunas vías de gestión del enorme tesoro patrimonial con el que (todavía) sigue contando Sanlúcar de Barrameda.
Un medio como el papel prensa (ya se trate aún de papel literalmente hablando, cartáceo, ya se trate de páginas digitales -como va imponiendo la realidad de la comunicación en el momento presente y es el caso de este medio, el “Sanlúcar Digital”) no es el soporte más idóneo (dicho sea sin menoscabo de sus múltiples valores como soporte de la divulgación y de la socialización del conocimiento) para profundizar en las cuestiones que hemos planteado, pero no cabe la menor duda de que -como señalamos- resulta de gran utilidad a la hora de exponer cuestiones generales a partir de las cuales pueda acaso generarse el más que necesario debate sobre la conservación, la protección, la investigación, la divulgación y la gestión económica de nuestros bienes patrimoniales entendidos como un conjunto (una realidad tan débil que se diría inexistente, especialmente en lo que atañe a la acción desde la esfera de lo público en nuestra ciudad, donde la planificación y aun la programación brillan por su ausencia, por su inexistencia…).
Como señalábamos en los párrafos precedentes, una más de las muchas cuestiones a considerar y que guardan relación con las fortalezas y las especificidades del Patrimonio sanluqueño (cuestiones a las que nos hemos acercado anteriormente ya en diferentes ocasiones dentro y fuera de los márgenes de esta cabecera virtual) es la que tiene que ver con la manzanilla, que sin duda debe ser considerada como un elemento patrimonial indiscutible y esencial de la localidad.
La manzanilla es un puntal histórico de la economía de Sanlúcar de Barrameda, así como un elemento definitorio de la realidad y de la herencia patrimonial de la localidad, siendo así mismo un referente identitario y cultural fundamental para la ciudad de Sanlúcar de Barrameda y su cuerpo social tanto hoy como en los siglos precedentes.
Y ello es así hasta el punto de que el perfil monumental del Patrimonio sanluqueño y aun la misma naturaleza y el perfil de buena parte del casco histórico local se han fraguado de la mano de la economía del vino, que ha hecho de Sanlúcar de Barrameda un todo unitario en el que se funden la Historia enológica de la ciudad y un patrimonio monumental que en buena medida es medida, fruto, reflejo y consecuencia de la antedicha economía del vino.
Pero en lo que nos concierne y preocupa, volveremos ahora (y una vez más, y las que sea necesario) a insistir en la absoluta necesidad, de cara a la gestión del Patrimonio Histórico y de cara al sostenimiento y conservación del mismo, de una planificación patrimonial y cultural desde lo público, lo que en el momento actual (y desde hace demasiado tiempo) brilla por su ausencia en nuestra ciudad.
Dicha planificación no solamente puede y debe estar cimentada en programas culturales educativos y divulgativos en torno al Patrimonio de Sanlúcar de Barrameda que habrían de ser impulsados y liderados desde la administración municipal, sino que debe contar con las realidades y estructuras de gestión supralocales, pues es fundamental trabajar en red y fomentar la conexión del Patrimonio sanluqueño con redes patrimoniales ya existentes de cara a la mejora de las condiciones de conservación de nuestro tesoro patrimonial así como con vistas a su difusión fuera de la localidad, sirviendo más y mejor de este modo como un elemento de desestacionalización del turismo y consolidándose como un agente económico de la ciudad.
De cara a la mejora de la situación de los bienes patrimoniales privados no estaría de más la puesta en marcha de una política fiscal municipal que coadyuvara a la conservación de los mismos; en este sentido, la posibilidad de implementar bonificaciones (por ejemplo en el IBI, sin descartar otros gravámenes municipales) que beneficiasen a quienes conservan adecuadamente los bienes patrimoniales de su propiedad es algo que la municipalidad debería tener en cuenta, algo sobre lo que volveremos más adelante y que llevaría aparejado un esfuerzo por parte de la administración local que quizá la misma no esté a la altura de desarrollar…
Como ya hemos señalado previamente, en lo que respecta a la divulgación, la difusión y la socialización del conocimiento en el cuerpo social (local y externo a la ciudad), es de señalar la imperiosa necesidad del desarrollo de acciones científicas abandonadas por entero de un tiempo a esta parte (y son años) desde la iniciativa municipal.
Unas acciones científicas como las intervenciones arqueológicas en los yacimientos del término municipal; en este sentido recordaré nuevamente que ya desarrollamos la Carta Arqueológica del Término Municipal de Sanlúcar de Barrameda, un trabajo que tuve la suerte de coordinar y que se vio plasmado en un volumen coordinado por quien suscribe junto a otros tres eminentes colegas, doctores en arqueología todos ellos.
De la misma forma reiteraré que es de todo punto imprescindible establecer una línea de acción estructural, permanente, en la línea de la cooperación con entidades e instituciones patrimoniales y de investigación de ámbito superior, caso del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) o las Universidades (caso de la Universidad de Cádiz o la Universidad Internacional de Andalucía, quizá las más inmediatas a la localidad por tratarse de la Universidad provincial y de la Universidad pública de ámbito autonómico, respectivamente, pero sin menoscabo de otras universidades que puedan mostrarse interesadas en trabajar en/con la localidad),y todo ello con la intención activa de desarrollar y sostener medidas y líneas de trabajo y de acción en el ámbito de los que son los cuatro pilares esenciales de la gestión del Patrimonio, esto es, la protección, la conservación, la investigación y la divulgación del mismo. Así, y como señalábamos en el capítulo anterior de esta serie, el Patrimonio cultural (histórico, monumental, artístico, arqueológico, inmaterial, etnográfico, documental, musical, bibliográfico…) sanluqueño ha de servir para la dinamización cultural y social del cuerpo social sanluqueño, al que ayudará en el fortalecimiento de sus señas de identidad históricas, así como para funcionar como elemento de refuerzo igualmente de cara a la atracción de un turismo, el patrimonial y cultural, más sostenible y positivo, menos invasivo, que el turismo masivo, redundando todo ello en la desestacionalización del turismo y en su desarrollo de modo estructural y continuado a lo largo del año, y no sólo en “temporada”; todo lo anterior habrá de repercutir en el beneficio de la ciudad, del Patrimonio local y de la economía de Sanlúcar, merced por ejemplo a la generación de empleo en un municipio más que necesitado de urgentes soluciones en este sentido.