
Apuntes de Historia DCCXII
Manuel Jesús Parodi.-De nuevo el Día de los Monumentos y los Sitios Históricos”
Sigue siendo cierto que en demasiadas ocasiones, en demasiados casos, casi como en una actitud vital permanente, el cuerpo social de una comunidad determinada -grande o pequeña- vive, en líneas generales, ajeno a su propio Patrimonio Histórico, de espaldas al mismo, que es decir de espaldas a su propia identidad.
Conocemos bien casos de ciudades -incluso de nuestro entorno- en las cuales el cuidado ya no solamente del propio espacio urbano en su conjunto y en general sino de su herencia y su tesoro patrimonial en particular constituyen una de las claves de las señas de identidad de esas localidades. Así, hay pueblos y ciudades en nuestro contexto, en nuestro entorno, y en la provincia de Cádiz en general, en las cuales el cuidado de su Patrimonio Cultural (que es decir el cuidado de sus señas de identidad) es algo plenamente íntimo e identitario, de modo que en los casos de tal o cual ciudad ya se sabe de antemano que el Patrimonio es cuidado y respetado por los gestores públicos de dichas ciudades y por la ciudadanía de las mismas.
Pero de qué estamos hablando cuando hablamos de Patrimonio y de cuidado del Patrimonio? ¿Estamos acaso hablando de la voluntad de unos pocos, de algo que sólo afecta, atañe y preocupa a unas minorías de -por así decirlo- “sibaritas” culturales y espíritus sensibles que son los únicos a los que parece afectar esta cuestión?
¿Estamos hablando de un asunto menor, secundario, e incluso quizá intrascendente que solo sirve para el solaz y recreo de unos pocos que no tienen -por así decirlo- una cosa mejor de qué ocuparse y otra cosa en qué entretenerse…?
¿Estamos hablando acaso de una pescadilla que se muerde eternamente la cola y que acaso sólo ha de servir para el aparente lucimiento personal de algunos y para que otros tengan piedras que arrojar con fiereza a sus enemigos particulares?
En demasiadas ocasiones, como empezábamos diciendo, el Patrimonio se convierte incluso -por la mala acción y cabe decir que por la mala fe de algunos y no solo en Sanlúcar de Barrameda- en una suerte de arma arrojadiza, tan pesada como vacía de contenido en realidad, puesto que -también en no pocas ocasiones- algunas personas que se han destacado singularmente con discursos y proclamas en los que manifestaban su devoción por el Patrimonio, llegada al cabo la hora de la oportunidad (y por tanto de la verdad), esto es, teniendo responsabilidades -y con ello posibilidades- de gestión y de acción desde la esfera de lo público, finalmente terminan haciendo lo contrario de lo que pregonaban (o dicho de otro modo, caen en lo que una vez criticaron) dejando una vez más al Patrimonio en el desamparo, por no decir que en el abandono.
Llegará, todo llega, el momento de entrar en casos y cosas, de poner nombre a “elementos” materiales y humanos… El tiempo corre inexorable para todos y va dejando al descubierto las carencias de “hunos” y de “hotros”, en ambos casos y como escribió en su día don Miguel de Unamuno, con “h”.
Pero ahora hace casi un mes de la celebración (en Sanlúcar no) del Día Internacional de los Monumentos y los Sitios, el 18 de abril, proclamado como tal por la UNESCO; sin embargo aquí nos hemos vuelto a encontrar -como en el título de la famosa novela de Martín-Santos- con un “tiempo de silencio” estrepitoso que pone al descubierto y de manifiesto muchas cosas al buen entendedor…
En 2016, quien firma estos párrafos promovió la primera celebración en Sanlúcar de Barrameda del Día Internacional de los Monumentos y los Sitios Históricos el 18 de abril, día que como señalamos, la Organización de las Naciones Unidas para la cultura, la UNESCO, señala en el calendario como especialmente centrado en el Patrimonio Monumental, Histórico y Arqueológico.
Entre 2016 y 2019, mientras me fue posible, cada mes de abril y en torno siempre al 18 de dicho mes, se celebraron Jornadas de Puertas Abiertas en diferentes monumentos y sitios históricos de nuestra ciudad, y ello merced a que se llevó a cabo un enorme esfuerzo en buena medida gracias al compromiso y la solidaridad de trabajadores de los sectores público y privado (así como de distintas instituciones, entidades y empresas de Sanlúcar de Barrameda) por poner el foco ese día en algunos de los tesoros del Patrimonio Histórico y Artístico de la localidad, fomentando el acceso a los mismos y su directo conocimiento por parte de la ciudadanía.
De este modo diversos monumentos que quizá no estaban abiertos al público habitualmente (algunos quizá no lo estaban con regularidad, algunos incluso quizá no lo estaban nunca, algunos no han vuelto a estarlo), pudieron ser visitados por la ciudadanía, tanto por público general como por público escolar y todo ello -aunque pueda parecer increíble- contra viento y marea, todo ello haciendo unos enormes esfuerzos no solamente por parte de quién redacta estas líneas sino por todas las personas, entidades, organismos que participaron en la iniciativa por superar “elementos/as” peores que aquéllos contra los cuales Felipe II no mandó sus naves…
Pero desde el año 2019 (última edición de esta acción cultural hasta el momento) esta iniciativa de socialización del conocimiento y de divulgación de nuestro tesoro patrimonial local no ha vuelto a repetirse; parece que a la administración pública local no parece haberle interesado demasiado desde entonces seguir trabajando en la línea de la divulgación del conocimiento sobre nuestro Patrimonio Histórico, Artístico, Arqueológico y Monumental…, no digamos en su preservación.
Los monumentos y los sitios históricos de Sanlúcar de Barrameda siguen durmiendo el sueño de los justos, languideciendo y algunos incluso desapareciendo paulatinamente a ojos vista, cuando no desaparecen de golpe y porrazo -literalmente- como ha sucedido con el kiosco-vestidor de la alberca de los Jardines del Palacio de Orleans-Borbón, una pequeña joya patrimonial (decimonónica) destruida al parecer por los azares de un temporal y que nadie pensó en recuperar, restaurar o restablecer sino que al parece fue eliminada directamente, amputando de esta forma otro de nuestros elementos patrimoniales, pequeño, delicado, sencillo pero Patrimonio al fin, del que ya no podrán seguir disfrutando ni propios ni extraños. Una merma más.
El 18 de abril de 2025, Día de los Monumentos y los Sitios, habrá pasado un año más (y van seis, seguidos, uno tras otro) inadvertido en Sanlúcar de Barrameda: ni jornadas de puertas abiertas en monumentos, ni visitas a sitios históricos, ni actividades divulgativas en el segmento escolar ni nada que se le parezca… Y eso que en su día se hacía todo de manera altruista y sin necesitar de ningún presupuesto para ello, y como decíamos, contra viento y marea. Y eso que decían que harían cosas…