Apuntes de Historia CDXVI

Cultura, Historia, Manuel Jesús Parodi

Algunas ‘píldoras’ monumentales sanluqueñas (VI)

Manuel Jesús Parodi.-Cerramos con las presentes líneas -por ahora, al menos- las entregas de esta pequeña serie de “micropíldoras” textuales relativas a diversos hitos monumentales de entre los que conforman el tesoro patrimonial de Sanlúcar que hemos venido trayendo a las páginas virtuales de este espacio sobre nuestra Historia y nuestro Patrimonio Histórico.

Como venimos señalando en todas las entregas de esta pequeña serie, confiamos en que estos modestos textos, concebidos y redactados a modo de “flashes” divulgativos puedan servir para atraer el interés de los lectores sobre el todavía rico Patrimonio histórico, artístico y monumental de la ciudad de Sanlúcar de Barrameda. 

Las Covachas

El misterio sigue envolviendo el origen y las razones últimas que envuelven tanto a la puesta en marcha del proyecto iconográfico de Las Covachas como al abandono del referido proyecto, que habría de quedar no solamente incompleto en su desarrollo iconográfico y estético, sino incluso acaso cercenado (en su dimensión) respecto a la extensión original del espacio, quizá mayor de lo que hoy día se conoce como “Las Covachas” y conserva visitable como sede del Centro de Interpretación de la Manzanilla” (CIMA).

Habría de ser, una vez más, el segundo duque de Medina Sidonia y séptimo señor de Sanlúcar de Barrameda, Enrique II (conocido como “el Magnífico”) el impulsor de este proyecto artístico de monumentalización del rostro que presentan la Barranca y el ámbito del Palacio Ducal de Medina Sidonia ante el río, un río cuya orilla izquierda se encontraba en época medieval mucho más cercana a este entorno de Las Covachas de lo que se encuentra en la actualidad, muy retirado ya del centro histórico de la localidad.

Este proyecto de monumentalización estética del frontis de la Barranca y de la parte exterior de la cavidad de Las Covachas (algo a lo que nos hemos acercado en ocasiones anteriores en esta cabecera y en otros contextos textuales) que precisamente buscaba reflejar en piedra una imagen que aunaba poder y misterio, una imagen (la de los seres mitológicos de naturaleza acuática) estrechamente vinculada a la Casa de Guzmán.

De ello son reflejo y consecuencia los dragones marinos que rematan las arcadas monumentales de Las Covachas y que mística y metafóricamente parecen querer sostener la barranca sobre la que se asienta el Palacio Ducal de Medina Sidonia, antiguo alcázar viejo de la villa medieval sanluqueña anterior a la reconquista alfonsí en la segunda mitad del siglo XIII y sede mayor del poder de la Casa Ducal y de los Guzmanes.  

Las Covachas son una realidad múltiple en la que se reúnen la antiquísima oquedad abierta en el perfil de la Barranca acaso desde tiempos muy remotos, son también los arcos góticos que la embellecen con su composición de amenazantes dragones marinos que parecen sostener al Palacio Ducal, y son asimismo el perfil mismo del espacio que se abre ante dichas arcadas incompletas, son el sueño inacabado de un duque medieval que se abre al mundo y al entonces cercano río Guadalquivir desde el siglo XV hasta nuestros días…

Iglesia de San Jorge 

La iglesia de San Jorge, en el fondo, constituye sin lugar a dudas una verdadera curiosidad histórica, y es un buen y significativo reflejo y botón de muestra del cosmopolitismo humano -al tiempo que cultural- que ha marcado los ritmos de la historia de la ciudad de Sanlúcar de Barrameda en diferentes (y no pocos) períodos de su devenir en el tiempo desde época medieval.

San Jorge, en la actualidad sede canónica de la Hermandad del Rocío de Sanlúcar de Barrameda, situada en su calle del mismo nombre, sería fundada en 1517 por la Corona de Inglaterra, nada menos que por el famoso Enrique VIII Tudor, perteneciendo durante siglos -incluso después que se produjese el Cisma de Occidente, la ruptura de Inglaterra con el Catolicismo- vinculada a la Iglesia Católica de Inglaterra.

Junto al templo, bien provisto de símbolos ingleses, como el San Jorge (santo patrono de Inglaterra y de su Monarquía) que corona su retablo mayor, o el escudo de Inglaterra que remata el sotocoro, existía a su vez un colegio inglés, residencia de los sacerdotes que servían a dicho templo y espacio de alojamiento para marinos y viajeros de aquella nación de paso por Sanlúcar y su río.

Convento de La Victoria

El sanluqueño convento de La Victoria se ubica en su homónima plaza, en los aledaños de la antigua plaza de la Ribera y hoy plaza del Cabildo de Sanlúcar de Barrameda, en el entorno de las calles Tartaneros y Banda de la Playa, en el corazón del Barrio Bajo de la localidad.

Este monumento pertenecería en su día a la Orden de los Mínimos (desde principios del Setecientos), siendo la advocación de su iglesia conventual (convertidos los restos de la misma en Centro cultural municipal en la actualidad, mientras el enorme cuerpo principal del que fuera en su día el antiguo convento, tras hondas transformaciones, tiene hoy día otros usos civiles, comerciales y habitacionales) la de la patrona de la Orden de los citados Mínimos (y de la ciudad de Málaga), Nuestra Señora de la Victoria. 

Los frailes Mínimos Victorios de San Francisco recibirían esta sede de manos del VIII duque de Medina Sidonia, don Manuel Alonso Pérez de Guzmán (a quien debemos igualmente la iglesia de La Merced), dedicándose desde esta fundación sanluqueña como era habitual en dicha congregación de redentoristas al rescate de prisioneros europeos –cristianos- secuestrados por la piratería berberisca y retenidos en las mazmorras del Norte de África, como las famosas -y temibles- mazmorras de ciudades como Tetuán o Argel, donde penara por largo tiempo (en Argel), por ejemplo, Miguel de Cervantes nada menos. 

Los avatares del tiempo convirtieron al convento en cuartel de los invasores franceses a principios del Ochocientos, y luego en bodega, tras la desamortización de 1835. En la actualidad el convento de La Victoria es un centro cultural municipal y alberga una exposición sobre la Mitología de la desembocadura del Guadalquivir y el antiguo Lago Ligustino de los romanos.

Comparte nuestro contenido

Deja una respuesta