Apuntes de Historia CDLXIX
Manuel Jesús Parodi.-Sobre ‘El viaje de la Manzanilla’. Los textos del CIMA (V)
Seguiremos avanzando en nuestro recorrido por los textos de la exposición del Centro de Interpretación de la Manzanilla (el CIMA), ubicado en el interior de Las Covachas (emblemático monumento sanluqueño), textos de los que quien suscribe (en sus versiones en español e inglés) es autor.
El discurso expositivo de este Centro de Ia Manzanilla (del equipo redactor de cuyo diseño formamos parte en su día) quiere plasmar de una forma amena y didáctica destinada a público conocedor o no de este vino sanluqueño el Viaje de la Manzanilla la misma, un vino con tanta identidad y personalidad, no es sino fresca brisa marina, aire limpio de Poniente, hasta finalmente alcanzar la plenitud de su crianza en el vientre de las botas sanluqueñas, en la quieta sombra de las bodegas de Sanlúcar de Barrameda, acunándose plácidamente entre el velo de flor, las duelas y las lías.
A tales efectos la exposición se vertebra sobre las espléndidas ilustraciones de Arturo Redondo Paz (autor de notables trabajos de ilustración histórica acerca de nuestra ciudad, de lo que dan fe sus contribuciones en lo relativo a la I Vuelta al Mundo, por ejemplo) así como en torno a los textos del autor de estos párrafos, siendo que tal binomio de ilustraciones y textos busca expresar de forma plástica y ágil este Viaje de la Manzanilla.
Como hemos señalado, la exposición se organiza asimismo en torno a diversos “Espacios” que cuentan a su misma vez con diferentes paneles los contenidos de los cuales sirven para narrar los distintos momentos y las varias fases de la crianza de la manzanilla, cuestiones en las que insistimos en atención a quienes no han seguido esta serie desde su inicio, de forma que puedan contar con toda la información.
Con estos artículos nos hemos propuesto divulgar los contenidos textuales de este Centro de Interpretación de la Manzanilla, con la voluntad de darlos a conocer mejor y como manera de, quizá, animar a los lectores a acercarse aún más al conocimiento de la manzanilla, un vino verdaderamente singular que constituye sin lugar a dudas uno de los pilares esenciales y más identificativos de nuestro Patrimonio Cultural, como no nos cansamos de repetir.
En los artículos de las semanas que han precedido a este texto de hoy nos hemos acercado a los contenidos de los Espacios 1 y 2 de la exposición del Centro de Interpretación de la Manzanilla.
Así, el “Espacio 1”, titulado “Paisajes de la Manzanilla” presenta un “Panel 1”, titulado “El Viaje del Agua” que dispone de las siguientes secciones: “El Viaje del Agua”, “Los Vientos”, “La Humedad”, “La Tierra”, “Río Adentro” y “La ciudad bodega” , y un “Panel 2” titulado a su vez “Paisajes de la Manzanilla”, que cuenta con las secciones: “Tierras Albarizas”, “Marismas”, “Río y Océano”, “Doñana”, y “Uva Palomino”.
El Espacio 2, por su parte, lleva el título general de “La Manzanilla”; su Panel 1 lleva por título “De crianza biológica”, contando con las secciones “De crianza biológica”, “Ligera”, “Un vino seco”, “Fresca”, “Notas florales. Camomila…”, “Delicada” y “Notas salinas”, mientras el segundo Panel de este “Espacio 2” del CIMA tiene por título el de “La manzanilla, un vino ecológico de crianza biológica” y cuenta con las secciones siguientes: “El color de la manzanilla”, “Crianza biológica bajo velo de flor” y “La obra del tiempo”.
Hoy comenzaremos a abordar los diferentes contenidos del tercero de los Espacios del Centro de Interpretación de la Manzanilla, un Espacio cuyo título genérico es el de “La arquitectura bodeguera”, materia y cuestión a la que están dedicados íntegramente los contenidos de sus dos paneles.
Este tercer Espacio cuenta como señalamos (y como los demás espacios de la exposición del CIMA) con dos paneles, del primero de los cuales nos ocuparemos en los párrafos que siguen, un “Panel 1” que lleva el mismo título general del “Espacio 3” en sí, y que cuenta con una sola sección, sin divisiones o apartados internos.
De este modo, el texto de este primer Panel del tercero de los Espacios en los que se organiza internamente el CIMA, dedicado a la arquitectura bodeguera, reza como sigue:
“La arquitectura bodeguera”. El viento de Poniente húmedo, salino y fresco proveniente del mar, atraviesa, antes de llegar al casco urbano, el Coto de Doñana y el Río Guadalquivir aminorando la temperatura y elevando el nivel de humedad.
El viento de Levante, seco y cálido, llega a Sanlúcar calmado, frente a lo que sucede en otras ciudades del entorno, debido al emplazamiento de la ciudad, entrada en el río, y a su situación más al norte.
Las dos zonas históricas de ubicación para la crianza de la manzanilla son, en líneas generales, la banda de la playa en el Barrio Bajo y la Cornisa de la Barranca, en el Barrio Alto.
Los jardines en el lado de Levante atemperan la posible acción de este viento seco, favoreciendo el mantenimiento del grado de humedad.
Asimismo, la vegetación de la barranca natural ayuda a mantener el grado de humedad del viento de Poniente.
En sus inicios, las bodegas se situaban en los mismos bajos de las casonas y casas-almacén de los comerciantes y cargadores de Indias. Al cabo se levantarían edificios propios para la crianza del vino.
La bodegas “catedral” son el máximo exponente de los edificios bodegueros, bautizadas como tales por Richard Ford yasí llamadas por su imponente altura que les proporciona una óptima inercia térmica.
Bien relacionadas con el río y el mar, las bodegas del Barrio Bajo aprovechan por ello todo el flujo del viento húmedo marino
En el Barrio Bajo de la ciudad los suelos de las naves de bodega guardan gran humedad natural; en el Barrio Alto dichos suelos, también de albero o tierra, son regados para que con los mismos interaccione el agua y ésta en su evaporación refrigere el ambiente del interior y se mantenga la necesaria humedad. A tales fines, los materiales constructivos son porosos y transpirables permitiendo una temperatura estable.