Apuntes de Historia CCCLXXXI
Sanlúcar y la manzanilla en Armando Palacios Valdés (I)
Manuel Jesús Parodi.-Que Sanlúcar de Barrameda es mucho más que una ciudad no es una simple frase hecha, ni un aserto más o menos afortunado, ni un piropo gratuito, ni un tópico: Sanlúcar es una referencia en muchos ámbitos, en muchos territorios del Arte, la Cultura, el Patrimonio.
Son muchas las referencias que encontramos en el ámbito de la Literatura, de las Letras, a Sanlúcar de Barrameda desde muy diferentes campos, perspectivas y ópticas, por no hablar de la cultura cinematográfica, de la pintura o de la fotografía, por ejemplo.
Centrando nuestro interés en la palabra escrita, en la Literatura, aparte de las muchas obras que tienen a Sanlúcar como eje principal y escenario de su narración, en muy distintos autores y muy diversas obras literarias asimismo Sanlúcar de Barrameda, sin estar acaso en el corazón del relato y del texto, se hace presente y constituye una referencia sine qua non, ya se trate de hablar de su manzanilla o de su riqueza gastronómica, ya se trate de acercarse a su Patrimonio o de dibujar los perfiles de su paisaje urbano y de su paisanaje humano en un momento determinado o a lo largo de un período histórico dado.
De este modo, no son precisamente pocas las obras literarias en las que aparece mención, de una u otra forma, de Sanlúcar, desde Cervantes (y antes…) a la actualidad.
Hoy traemos a estas líneas una de esas obras, convertida ya en fuente y texto historiográfico, en la que las menciones ya sea directas o indirectas de Sanlúcar de Barrameda salpican (y nunca mejor dicho…) sus páginas desde el principio al fin de las mismas.
Se trata de un libro que puede ser considerado un título clásico de la Literatura española decimonónica, la novela “La hermana San Sulpicio”, obra del escritor realista asturiano Armando Palacio Valdés (Laviana, Asturias, 1853 – Madrid, 1938), quien la diera a la imprenta en 1889, hace ahora (a la redacción de estos párrafos) más de 130 años.
Se trata de una obra muy cinematográfica en su momento, pues sería llevada al cine nada menos que en tres ocasiones entre 1927 y 1952; de este modo, la primera versión cinematográfica sería la de 1927, dirigida por dirigida por Florián Rey y protagonizada por Imperio Argentina yGuillermo Figueras; pocos años después el mismo director, Florián Rey, realizaría una nueva versión con Imperio Argentina nuevamente como protagonista femenina y con Miguel Ligero como protagonista masculino; finalmente en 1952 Luis Lucía dirigiría su versión de la obra (acaso la más conocida y popular) contando con Carmen Sevilla en el papel de la hermana San Sulpicio.
Señalaremos que manejamos la edición que de esta novela hiciera la editorial Orbis-Fabbri en Barcelona en 1994 (ISBN 84-402-1663-7; Depósito Legal B-523-1994); como parte de su colección “Historia de la Literatura”; el texto comienza en página 5 y termina en página 285; el volumen sería impreso y encuadernado (en cubierta dura) por Printer Industria Gráfica, S.A.
Esta novela que mezcla realismo y costumbrismo y en la que su autor despliega las velas de su notable capacidad descriptiva para dibujar paisajes, ambientes, personajes y caracteres, contiene algunas referencias directas u oblicuas a nuestra ciudad, que no nos hemos querido resistir no solamente a anotar sino a traer hasta estos párrafos, por cuanto ayudan a presentar una idea de cómo podría ser la imagen de la ciudad en el imaginario tanto del autor como acaso de los lectores de este tipo de literatura en la España de finales del siglo IX, la España de la restauración y del turno de partidos entre los partidarios de Antonio Cánovas del Castillo, conservadores, y los seguidores de Práxedes Mateo Sagasta, liberales.
La novela desarrolla su acción esencialmente en Andalucía, y fundamentalmente en la ciudad de Sevilla, siendo su protagonista un joven gallego trasplantado a causa de circunstancias temporales a las tierras del Sur, donde terminará enamorándose y casándose con una joven novicia que, por su amor, habría de abandonar unos hábitos que le habían sido, además, impuestos por su familia y muy en contra de su propia y auténtica voluntad.
Buena parte de las referencias que hace Armando Palacio Valdés en relación con Sanlúcar de Barrameda tienen que ver con la manzanilla, a la que se menciona en diversos momentos de la novela, generalmente en un contexto de consumo social y como un vino que trasciende las divisiones de las clases sociales, pues en las páginas de la novela lo toman tanto personas de alta alcurnia como otras de más modesta extracción y condición social y económica.
Resulta significativo igualmente que la manzanilla aparezca consumida no solamente en Andalucía, sino también fuera de las fronteras de la región, como sucede en la primera mención de la reina de los vinos sanluqueños, que se produce en la página 7 de la edición que hemos señalado que manejamos, apenas comenzado el texto de la novela (recordemos que en esta edición de Orbis-Fabbri el texto comienza en página número 5).
Precisamente esa primera referencia nos sitúa a la manzanilla en Madrid, en el alojamiento del protagonista (un joven estudiante gallego) en la capital del Reino, quien nos cuenta en primera persona cómo trataba -infructuosamente- de agasajar a los participantes en veladas literarias por él organizadas para dar a conocer su incipiente obra (concretamente, una comedia escrita por él) “…regalándolos con cigarros y copas de manzanilla…”
Se trata de todo un agasajo (con “cigarros”, esto es, con puros posiblemente habanos -recordemos que en las fechas de redacción y publicación primera de la novela, en 1889, Cuba era española aún) de cierto nivel, lo que refleja el rol de la manzanilla como un producto que contaba ya en ese entonces con una sensible consideración social: era ofrecida en el contexto de celebraciones, de ocasiones especiales y como forma de agasajar a las personas con las que se quería mantener una buena relación.
Y en los párrafos por venir continuaremos desgranando la presencia de referencias a Sanlúcar de Barrameda en las páginas de la novela “La hermana San Sulpicio”.