Turismo masivo
José Luis Zarazaga.–Hoy este humilde desarticulista, viendo la que se avecina en estos días en Sanlúcar, no quiere dejar pasar la ocasión de hablar de un tema que no preocupa a todos los sanluqueños en una mayor o menor medida. Se trata simplemente de los pros y los contras que acarrea la masificación turística en una ciudad como Sanlúcar de Barrameda y que esperemos que nunca llegue a desarrollar la turismofobia que se está instalando en otras localidades de nuestro país.
Ya comentamos en un artículo anterior que la turismofobia se define como un sentimiento de rechazo por parte de los residentes de una localidad turística hacia las personas que vienen a visitarla, rechazo que no es personal en contra del turista, sino hacia el turismo de masas en general.
Yo tengo que decir que Sanlúcar por suerte ya hace unos años que se ha convertido en un destino turístico por excelencia, lo que no impide que se produzcan ciertas molestias y cierto rechazo por parte de la población local contra esas hordas de turistas que al igual que los vikingos asaltan nuestras costas sin respetar ni a nada ni a nadie.
Es cierto que la turismofobia es un sentimiento de rechazo por parte de los residentes de un destino turístico hacia las personas que vienen a visitarlo, pero este sentimiento no es personal en contra del turista, sino hacia el turismo de masas en general. Tenemos que tener presente que Sanlúcar ha sido siempre una ciudad abierta, que hemos recibido al foráneo con los brazos abiertos y esas es una de las cualidades que no debemos perder.
La afluencia de visitantes en nuestra localidad es como el dios Jano, tiene dos caras o impactos, unos positivos y otros negativos y he aquí el quid de la cuestión ya que nuestro queridísimo Ayuntamiento ni ha puesto nunca sobre la mesa medidas que canalicen la afluencia turística ni piensa ponerlo nunca en marcha… El tema del turismo en Sanlúcar se define por la dejadez absoluta en dicha materia a excepción de campañas publicitarias en las redes sociales que ni benefician al ciudadano en general ni sirven para concienciar sobre la necesidad de cuidar uno de los pilares básicos de la economía sanluqueña.
En Sanlúcar aunque de forma incipiente estamos viendo algo de turismofobia, pero tengamos presente que dicho movimiento está potenciándose por una mala planificación turística, ya que no se sabe gestionar el crecimiento de la afluencia turística.
El turismo en Sanlúcar establece dos tipos de impactos tanto en la vertiente negativa como en la positiva. Es el impacto económico y sociocultural.
En la vertiente positiva, aunque en Sanlúcar no se cumpla, los impactos positivos se establecerían en la creación de empleo y la generación de una rentabilidad sostenida. También podríamos mencionar una mejor distribución de los beneficios, mayor control de los precios y ventajas para atraer inversiones, diversificación económica e infraestructuras adecuadas…
Lo comentado es la teoría, en la práctica en nuestra ciudad no se hace nada para beneficiar y canalizar dicho movimiento, no se invierte en infraestructura, pongamos ejemplos de complejos hoteleros paralizados por la burocracia inoperante de nuestro Ayuntamiento, infraestructuras que no se realizan como el aparcamiento de Bajo de Guía, la pérdida de infraestructuras auspiciadas por los fondos EDUSI y un largo etc. por falta de estabilidad política. Eso si, añadamos la falta de limpieza en las calles y el abandono de todas las zonas verdes que dan una imagen tercermundista de una localidad que debe aspirar a cuidar del turismo como uno de los pilares que sustente la economía de los sanluqueños
Por desgracia el mayor impacto económico en nuestra localidad se está produciendo en una vertiente negativa y se resume en un aumento de la inflación ya que se ofrece más de lo que en verdad se tiene y solo se consigue el incremento de los precios en los servicios de hostelería. Añadamos a esto el problema de la especulación en el sector del alojamiento. En este punto el Ayuntamiento ha dejado y sigue dejando que cada cual haga de su capa un sayo. La proliferación de pisos turísticos es alarmante y no mantiene ningún control por parte del Ayuntamiento. No hablaremos solo de la subida de precios sino de la deficiente calidad de servicios que prestan la gran mayoría de alojamientos ilegales y que no aportan nada a la economía sanluqueña. No podemos permitir que esto sea el paraíso del turismo de alpargata o como bien decían el turismo de las tres P: “paseo, pipa y playa”
El otro impacto que hemos mencionado es el impacto sociocultural del turismo. Como mayor puto negativo es la desculturización de Sanlúcar, en esto son unos maestros ya que las Delegaciones de Cultura y Fiestas brillan por su chabacanería, estupidez y estulticia en lo que es una programación cultural y festiva de calidad, tal como demanda el verdadero turista. En este punto no me voy a referir a como nos han obligado a sumir patrones culturales diferentes a las tradiciones con el fin de atraer público, caso claro lo tenemos en nuestra Semana Santa que ha quedado reducida a un simple remedo de la Semana Santa Sevillana.
La vertiente del turismo cultural tiene que implementarse en la mejora de la calidad de vida de la sociedad sanluqueña, siempre se ha dicho que la cultura es calidad de vida y por desgracia en Sanlúcar brilla por su ausencia. Hay que potenciar el interés por la cultura, nuestras tradiciones, nuestras costumbres y el patrimonio histórico. Hay que apostar por la rehabilitación y conservación de todo aquello que nos hace únicos. Está muy bien el turismo de sol, playa y gastronomía, pero no podemos basarnos en ese único pilar, hay que potenciar el turismo cultural y el medioambiental como forma de desestacionalizar el turismo y acabar canalizando así esa masificación turística que aunque genere beneficios también genera cierta cantidad de problemas.
En fin hablar de una mejora de la actividad turística en Sanlúcar es mencionar una utopía y me pregunto yo ¿Quién le pone el cascabel al gato?
Todos estamos en este planeta como turistas. Nadie podemos vivir por siempre». (Dalai Lama).