¿Conservar o utilizar?
José Luis Zarazaga Pérez.-Hoy este humilde desarticulista aunque cuando salga publicado se considere como ayer “entiéndase como día de la madre o día del trabajo”, no vamos a entrar en polémicas y tal como diría Hamlet: “Ser o no ser, he ahí el dilema”, mi dilema se establece en la idea de conservar o utilizar. Extraña cuestión y como diría el Libro Gordo de Petete: “que hable alguien con preparación”.
Dejando las bromas aparte, la cuestión es un tanto complicada ya que en Sanlúcar desde el comienzo de los años 70 se ha venido cotizando un modelo de desarrollo incontrolado que ha intentado extraer el máximo beneficio a costa tanto de los recursos culturales como naturales.
Pongamos por ejemplo el boom inmobiliario que un poco más y se lleva por delante todos los edificios con cierto valor cultural y patrimonial de nuestra localidad. Ciertamente que los promotores de dicho desaguisado azuzan a otros para que se rasguen las vestiduras y así desviar la atención sobre aquellos que fueron los causantes de las barbaridades urbanísticas que estamos padeciendo. Que nadie se lleve a engaño aquí todos han sido culpables o hay que recordar quienes fueron los artífices de la creación de la Barriada Andalucía, aquella que en un artículo del diario el País, Caballero Bonald la calificaba como vistas de bloques color mierda.
Podríamos seguir con Martín Miguel, Las palmeras, La Colonia y un largo etc. Pero no es el tema central de este pequeño artículo.
En estos últimos tiempos estamos asistiendo a una serie de denuncias sobre la alteración del patrimonio cultural de nuestra localidad y en algunos puntos considero que son mal intencionados o en todo caso se lanza la crítica sin conocimiento de causa.
Pondré un ejemplo: una asociación denuncia la destrucción total de la Merced y uno piensa que ha llegado el apocalipsis por lo que comentan y nos remiten a una denuncia enviada a la misma Consejería de Cultura que ha sido la encargada de aprobar el proyecto de rehabilitación de dicho edificio como auditorio, ¿curioso , no? Yo creo que en la Consejería se tienen que estar aún meando de la risa. Conservar o utilizar, volvemos al dilema. El conservadurismo a ultranza no tiene sentido máximo cuando si no se actúa aunque sea sacrificando algunas pequeñas actuaciones lo único que tendríamos no sería un auditorio sino un montón de escombros.
El tema es bastante complicado y por supuesto nunca lloverá al gusto de todos, analizar la situación de nuestro patrimonio cultural y urbano es entender que dichas políticas de conservación son relativamente nuevas y que tímidamente y con grandes altibajos se inició en los años 70 del pasado siglo.
Ciertamente tendremos críticas desaforadas haga lo que haga este Ayuntamiento o el que venga y también el que se fue. Estamos asistiendo a un pequeño movimiento municipal en pro de la defensa de nuestro patrimonio. Los fondos Edusi contemplan varias actuaciones que pueden parecer que no son de calado pero que constituirán una mejora significativa de nuestro patrimonio cultural. Eso si demos al César lo que es del César, El palacio Municipal sigue estando en ruinas pero ningún desgobierno ha hecho anteriormente nada por su conservación así que dejemos de rasgarnos las vestiduras y a ver quien le pone el cascabel al gato. Nadie pregunta por los costes de dicha restauración y como puñetas se iba a poder invertir semejante cifra cuando en nuestra localidad pagar impuestos a más de uno le suena a chino mandarín.
Nuestro patrimonio arquitectónico es necesario conservarlo porque es el legado que nos han dejado nuestros antepasados, es el fruto de nuestra historia, de nuestras creencias y vivencias. Dicho patrimonio nos enseña lo que fuimos y nos otorga nuestra identidad. Pero claro conservar sin darle alguna utilidad nunca puede tener sentido. ¿Qué sentido tendría dejar el antiguo Hotel Tartaneros caer en la ruina, por no modificar un pequeño añadido que ha dado valor al conjunto?, por favor no seamos más papistas que el papa.
Por todo lo expuesto, conservar el pasado conlleva intrínsecamente su propio uso, ya sea como es en este caso un uso hotelero o para su simple visita, Volvemos a la misma tesitura, conservación a ultranza o uso he ahí el dilema.
Para no extenderme demasiado comentar que ya están surgiendo las primeras voces críticas con la conexión mecánica Barrio Alto Barrio Bajo, se aduce que va a modificar el entorno pero no se dice nada sobre la utilidad y la mejora de la movilidad que conlleva dicha actuación. Si tenemos que mirar con lupa una modificación del entorno yo preguntaría a estos conservacionistas a ultranza: ¿qué pinta una escultura de acero en lo que se denomina mirador de la memoria y cuya estructura también desentona con el entorno?, yo tendría que contestar que por supuesto tiene un valor sentimental y que a la larga constituye un enriquecimiento de nuestro patrimonio, pero en este caso también diré que todos morros o todos cristianos ya que la actuación prevista para unir ambos barrios constituirá una mejora en la movilidad social y un enriquecimiento de nuestro patrimonio urbano gracias a un uso que nos hará disfrutar de una zona que permanece olvidada y abandonada.
No nos sirve de nada coleccionar edificios de forma individual, hay que conseguir integrar, difundir y disfrutar de todo aquello que nos ha sido legado. No se trata de ostentar de forma irracional. La conservación del patrimonio conlleva su enseñanza y su disfrute aunque a veces parezca que ciertas actuaciones chocan con lo establecido anteriormente. Y digo yo ¿Por qué en Francia ya nadie pone en duda la pirámide del Louvre?, ciertamente porque tras la polémica se ha demostrado que ha dado vida y es la mejor forma de difundir y proteger un edificio que es patrimonio de la humanidad.
Todo lo que hemos comentado no quiere decir que usar nuestro patrimonio y disfrutar de ello sea sinónimo de hacer un mal uso, el principal objetivo es conservarlo, que perdure y si para ello hay que realizar ciertas actuaciones no del gusto de todo el mundo habrá que asumirlas como un mal menor.
No se trata de criticar sin fundamento hay que encontrar el equilibrio entre conservación y uso del patrimonio tanto cultural como medioambiental, porque conservación siempre conllevará su uso pero con criterios
En fin “Ser o no ser, he ahí el dilema”, conservación, versus utilización.