Cartas de una sombra. La muerte no es el final
José Antonio Córdoba.- Dice el cancionero: «Cuando la pena nos alcanza/ del compañero perdido,/ cuando el adiós dolorido/busca en la fe su esperanza…»
En estos días una persona muy especial para mí, ha sido alcanzada por la pena de un compañero perdido.
Ella es profesional en la ayuda a domicilio, y durante 9 años ha estado cuidándolo, dándole una razón de ser, a una persona muy especial, a la vez que a ella ha sido alumna en ver la vida desde la perspectiva de alguien como Chiqui.
“Chiquí, su niño”, como a ella le gustaba llamarlo. Se marchó el pasado sábado 25 de septiembre sin decirle adiós a su amiga Carmen.
Me unía a Chiqui, el cariño que tenemos por Carmen. Y además ella nos presentó, por decirlo de alguna forma, hace un tiempo. Hoy una persona muy especial para mí, llora la marcha de alguien muy especial para ella.
Para mí, y lo he referido en alguna ocasión, la Muerte, no es la tragedia que vive el común de los mortales. La muerte está por encima de las religiones, de la especie humana. Para mí la Muerte, es el espejo en el cual se mira la vida. Quizás seré de otro planeta.
Hoy que hemos convertido la Muerte en tabú, se hace más necesario si cabe, entenderla, porque, si no entendemos lo que es la Muerte, no sabremos valorar lo que la vida nos muestra diariamente.
Yo, que la he tenido entre mis manos, durante muchos años después de mi tragedia, decía que Dios y yo tenemos unas palabras pendientes. Pero con el evolucionar de los años, me he dado cuenta que al final solo somos unos “egoístas” por pretender retener a las personas que amamos. Por un lado, porque llevamos implícito ese rechazo a perder, a no tener… Pero también, porque no comprendemos los “hilos” que mueven a la vida y a la muerte, en un gran escenario de las que ellas forman parte, y donde nosotros, los mortales, somos meros figurantes.
En esta pérdida, me gustaría decirte, amiga, que, la muerte no es el final. Que el vínculo que durante estos años te ha unido a Chiqui sigue vivo, vive en ti, al recordar los momentos buenos y sufridos junto a él, con él. Que el vínculo que establecisteis, fue más allá de alguien enfermo y de quien lo cuida. No fue una oferta y una demanda. Fue el cruce de dos personas, donde ambas se intercambiaron su HUMANIDAD, para el bien de ambos.
Me consta de lo duro que resulta luchar contra ese dolor de la pérdida. Pero te animo a ti, y a quienes afronten una pérdida, a verlo desde una perspectiva más hermosa. Entender que el paso de la vida a la Muerte, es como la transformación de la oruga de seda en mariposa, por muy feo y doloroso que nos resulte el capullo (la Muerte), al final de esa transformación sale una hermosa mariposa. Como la oruga abandona su hábitat, para entrar a otro surcando el cielo, convertida en una mariposa de bellos coloridos, así deseo que veas la marcha de Chiqui, que ahora vuela libre por otros mundos de los cuales nosotros (orugas de seda) no alcanzamos a imaginar.
A Chiqui, ¡HONOR y GLORIA! para un valiente guerrero.