Cartas de una sombra. «El futuro de nuestra existencia, ¿mito o realidad?»

Articulos, Cultura, José Antonio Córdoba

José Antonio Córdoba.-Un tema siempre recurrente y con tsunamis de tinta, es el fin de la especie humana sobre este planeta, pero… ¿estamos condenados a la extinción como especie?

Si me habéis leído con anterioridad, mi respuesta es, ¡sí!, y no sin argumentos a pie de calle.

La extinción de la especie humana es una probabilidad muy real, y, no, no es un mito. Sin embargo, el cómo y cuándo sigue siendo incierto. A lo largo de la historia de la humanidad hay testigos mudos de la existencia y desaparición de culturas, sin huellas del ¿por qué? Además, también somos conscientes de la extinción de otras especies en el planeta, ¿por qué íbamos a ser nosotros, menos?

Pero la realidad está ahí fuera, como diría aquella serie de los noventa. Pese a la capacidad que poseemos de adaptación, innovación y supervivencia, existen factores de riesgos externos a los cuales añadir nuestra propia capacidad de autodestrucción.

Por ejemplo, el simple fenómeno del cambio climático, que tan de moda lleva en los últimos años, como si fuera de hoy para mañana, es quizás una de las amenazas más cercanas y visibles que experimenta el ser humano. De hecho, el cambio climático extremo, no es nuevo, no es de acuñamiento de estos movimientos “woke”. La especie humana ya lo ha vivido, y según expertos, estamos a las puertas de otro cataclismo climático, aunque no hay fecha que lo determine, ya que no es algo súbito como por ejemplo, una erupción volcánica o terremoto, es mas un fenómeno de efectos acumulativos.

Pensemos que un aumento de temperaturas convertirían zonas habitables, hoy, en inhabitables. A lo que le seguiría el derretimiento de glaciares, reducción o sequías de los acuíferos. Los patrones de lluvia cambiarían por completo, y ya hemos visto lo que ha sucedido en valencia, por poner un ejemplo a mano. Todo esto llevaría a la escasez de tierras de cultivos, hambrunas masivas, sin olvidar que los ecosistemas que sostienen la vida y que forman parte del ciclo de oxigenación de la Tierra, dejarían de funcionar o reducirían drásticamente su función. Se crearía un fenómeno de migraciones masivas que no solo afectaría a las zonas destino, sino además  podrían provocar guerras por esos territorios.

¡Guerras! Está claro que al margen de los conflictos bélicos actuales, el ser humano ansía una Tercera Guerra Mundial, recordemos cuántas veces los medios de comunicación nos vendieron la COVID 19, como la susodicha Tercera Guerra Mundial. Sin embargo, se ha quedado en segundo plano la Guerra Nuclear de los 80 y 90. El desmantelamiento de la URSS, de algún modo nos ha llevado a relegar esa idea, aunque los expertos en guerras, no dejan de avisar que existe un arsenal nuclear -la venta del desmantelamiento de la URSS- en manos de terceros países, con gobiernos inestables, por lo que el riesgo de un conflicto nuclear no ha desaparecido, simplemente se ha diversificado. Está claro y por ello no voy a profundizar, que los efectos devastadores de una guerra nuclear diezmaría la población casi en su totalidad. Según algunos estudios, existen más de doce mil cabezas nucleares, pese al tratado de desarme nuclear.

Pero la moda en este primer cuarto del siglo XXI, son las pandemias, y lo digo en plural, porque la COVID-19, solo fue la más sonada. Sin embargo, los contagios por otras enfermedades mortales son más comunes de lo que nos imaginamos, pero el dato más preocupante es que, los últimos estudios revelan que las pandemias más recientes han tenido un intervalo de quince años aproximadamente, sin embargo, este lapsus de tiempo se va acortando drásticamente.

Como ya decía al principio, no nos basta con los elementos externos que nos amenazan, sino que nosotros añadimos leña al asunto. El siglo XXI, va a ser el siglo de la IA, Sin embargo, las advertencias de crear una inteligencia superior a la del ser humano, vienen desde el siglo pasado. Aunque aún sigue predominando la “inteligencia” humana, el avance tecnológico va descontrolado con respecto de la capacidad humana de adaptación. Somos niños manejando aviones a reacción, no digo más.

En el mejor de los casos ya nos valdría desaparecer por el impacto de un asteroide.

Sin embargo, la humanidad ha demostrado a lo largo de los siglos resiliencia, creatividad y capacidad de innovación, lo que nos ha llevado a evolucionar. Aunque hay que puntualizar que hasta la fecha el ser humano enfrentaba en la mayoría de los casos conflictos entre mentes humanas, ahora se enfrenta a una mente superior y con una capacidad de aprendizaje de segundos, frente a la nuestra, de meses y años.

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