Cartas de una sombra
José Antonio Córdoba.-Camino a la muerte.
No hay un principio del fin en el camino que muchos elegimos para abrazar eso que llaman el Sueño Eterno. Son solo circunstancias que te empujan hacia algún lugar, y cuando te das cuenta, estás al borde del abismo o con una cuerda al cuello.
En esta sociedad de falsedades y grandes mentiras, la única verdad es que, desde que naces, tienes todas las papeletas ya premiadas, para el gran Sorteo de la Muerte. Por lo cual, el tiempo que vives, es un engaño propiciado por la Muerte. Aunque dicen que nacemos para disfrutar de la vida. Relativo concepto, con el cual engañamos a la mente.
El suicidio, lejos de ser un acto cobarde, es el acto que más valor provoca. Pues sea por los motivos que sean, romper el precinto de la puerta que en tu cerebro te permita dar el salto, no es fácil. Se habla que, cuando alguien se suicida, no es consciente de lo que hace. Como decía, más arriba, son apreciaciones falsas de quien se aferra dócilmente a la vida.
Si es cierto, que a lo largo de la vida se te presentan situaciones de complicada resolución. Cuando a dichas situaciones, se les van acabando las opciones de resolución, automáticamente, tu mente te posiciona frente a la puerta de la Muerte. Desafiándote a romper el precinto, y ahí, te quedas durante mucho tiempo. Esperas que alguien sienta tu ausencia, corra para tomarte de la mano, y te aleje de la puerta. Pero en esta sociedad carente de empatía, hacen caso omiso, o en la mayoría de los casos, si de tu boca sale, en qué situación te encuentras, lo más fácil para ellos es, tacharte de loco, juzgar tus intenciones como una solemne tontería. Así, cuando vuelves a mirar a la puerta, te das cuenta que el precinto se consume solo.
Hay psicología escrita para darle varias vueltas a la Tierra, pero al final, todo es humo, papel mojado que se disuelve en la arena húmeda que cubre el féretro de quien en vida pidió ayuda. De quien su silencio y soledad, fue tomada como la conducta de un ser raro, insociable, etc.
Personalmente, considero que la persona que se suicida, no lo hace por aburrimiento, por llamar la atención, lo hace porque entiende que en su vida únicamente queda abrir la puerta, y continuar por el camino de la Muerte.
Es más. La persona que se suicida, se asemeja al elefante, animal que una vez siente la presencia de su muerte, toma ese camino de la Muerte, alejándose de la manada para cruzar al otro lado.
Tristemente, nosotros seguiremos prejuzgando el acto del suicidio. Inventando mil y unas teorías sobre los motivos que lleva al individuo a tal acto, para tener tema de tertulia en corralitos y bares. Sin entender, cuánto hizo esa persona en vida, para que la rescataran.
Como hace el elefante, quien se suicida marcha en paz hacia la Muerte, no mira atrás, no piensa en que dirán, solo siente el frío de la soledad y el calor del final…