Sin «acritú», no soy igual que tú

Articulos, Cultura, Fernando Cabral Hidalgo

Nunca me he preciado en eso de repartir carnet de izquierdismo. Ni tampoco he entrado en una competición porque a buen seguro perdería, porque no soy lo suficientemente bueno en eso de competir. Lo que pasa es que cuando las cosas, ideas y conceptos me las creo pues me las creo y ya puede venir circunstancias coyunturales y oportunistas y consabidas consignas partidistas que las seguiré creyendo. Y cuando las consignas y argumentarios entran en colisión contra mi manera de ver las cosas y pensar siempre elijo esto último. De presumir de algo (muy poco, por cierto) es de la coherencia que me ofrece mi memoria. Si me miro en un espejo, politicamente me sigo reconociendo.

Por ello, no he olvidado que llegar al Gobierno no es el fin, sino un medio para cambiar el orden de las cosas. No soy yo quién ha olvidado que el sistema tributario local es esencialmente injusto, y no porque se congelen los impuestos y tasas municipales, lo hará más justo. En el mejor de los casos, se seguirá manteniendo la injusticia. No para mí, pero olvidado queda, entre otras, las nuevas bonificaciones al IBI como para aquellas viviendas que instalasen placas fotovoltaicas, así como, las bonificaciones al IVTM a los vehículos híbridos y eléctricos, y otros muchos casos.

Hay quién ya ha olvidado que en un Ayuntamiento donde el Capítulo I (gasto de personal) suponga algo más del 60% de los presupuestos municipales, no puede permitirse aprobar más productividades y gratificaciones, máxime cuando la plantilla municipal esta básicamente en precario. Del mismo modo, también han olvidado que el coste de la administración política (sueldos y gastos sociales de los concejales delegados y personal de confianza) sigue siendo excesivo.

No soy quién ha olvidado que el traslado de la Depuradora y la búsqueda de una alternativa a los contaminantes aliviaderos debe ser prioritario por mera cuestión de salud pública y medioambiental. Y el traslado de la Feria debe ser algo más que un punto olvidado del programa electoral.

Tampoco soy yo quién ha olvidado el laicismo en las administraciones públicas. Otros no solo lo han olvidado, sino que se emplean en rendir pleitesía a los prebostes eclesiásticos de la Iglesia Católica, participando institucionalmente en sus ritos de fe obviando que condenan el aborto, el matrimonio homosexual y pretenden relegar a la mujer a un plano secundario en la sociedad. Lo de no colaborar con aquellas organizaciones e instituciones que vayan contra los derechos de la mujer solo se emplea en los discursos con motivo del 8M. La instalación y retirada de los palcos de semana santa lo sigue haciendo el ayuntamiento y la recaudación del alquiler de los mismos lo siguen cobrando el Consejo Local del Hermandades.

En modo alguno, bajo ninguna coyuntura ni política ni social, obviaré la transparencia y la participación ciudadana reglada y continua, como señas inequívocas de un Gobierno Abierto. El sucedáneo de las mesas camillas es más de lo mismo de gobiernos anteriores. Tampoco olvido los presupuestos participativos. Una biblioteca que se cierra por las tardes no es biblioteca ni centro de estudios.

Tampoco he olvidado que aquel coordinador general que sin titulación alguna para el puesto que ocupa de una empresa municipal que cobraba más que el Presidente del Gobierno, sigue cobrando impunemente más que el Presidente del Gobierno.

Después de tantos años de denuncias, recurrir al circo y pandereta como elementos de distracción y al clientelismo como herramienta de proselitismo, no es un olvido o algo propio de una amnesia selectiva o fruto de una desmemoria circunstancial, de ser algo, es una traición política de quiénes el fin justifica los medios. 

No se puede olvidar que en una plaza de toros de propiedad municipal se torturan y matan animales por mero capricho de negocio y espectáculo con presencia de menores. Las casas de juegos y apuestas siguen estando a escasos metros de colegios e institutos. Como tampoco se puede olvidar que aumentar el horario a la hostelería solo beneficia los empresarios y no a los trabajadores. Ni con esfuerzos se puede obviar que no hay un plan alternativo al masivo turismo que nos se nos viene, ni tampoco medidas para paliar sus perniciosas consecuencias en materia de vivienda. 

No hay olvido para actualizar una ordenanza municipal contra el ruido y contra la excesiva ocupación de los espacios públicos por la hostelería. 

Todo lo anterior no es una relación exhaustiva y pormenorizada de todo lo olvidado, hay mucho más, como es de suponer. Un compendio de olvidos que ha originado que un coherente proyecto político labrado durante años se haya desnaturalizado en apenas dos. Y como lo dicho no será suficiente para que los y las repartidores vocacionales de carnet de izquierdismo reflexionen y cejen en su actitud, me permito parafrasear el estribillo del tema “Sin Acritú” del grupo gaditano FRAC, (Fundación de Raperos Atípicos de Cádiz), aquel que fue censurado en esta ciudad en el verano de 2023 mientras los “puros” miraban hacia otro lado.

“Sin acritú, Yo NO SOY TAN COMUNISTA COMO tú, eso lo sabe hasta kim jong un”

De la misma manera que una mentira dichas muchas veces no se convierte en verdad, un eslogan por mucho que se repita no es capaz de cambiar la realidad.

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