El retrovisor

Fernando Cabral Hidalgo

Fernando Cabral.-Algo menos dos años le queda de liderar su formación política con el retrovisor panorámico con capacidad de visión nocturna puesto y bien colocado que no impida mirar hacia adelante pero atento a los movimientos a su detrás, izquierda y derecha con más o menor luz en el interno de su formación política. El peligro no vendrá de frente.

Su futuro político no depende de lo que pretenda proyectar, ya es tarde muy tarde y nada de lo que se prometa servirá. Su futuro está en manos de los que pasaron de tener un estatus confortable asegurado para al menos cuatro años a una inanición presente para al menos para dos años. Habría que ser muy iluso si no se presta la debida atención a ese retrovisor que capte cualquier movimiento sospechoso que a buen seguro lo habrá.  

No mirar el espejo retrovisor es olvidar el contexto, condiciones, vulnerabilidades, autores, víctimas y motivaciones u objetivos personales y colectivos de terceros por muy leales que ahora se muestren y alianzas estratégicas presentes o futuras. En estos momentos si no hay atisbo de cuestionamiento interno es la peor de las señales. 

Es incomodo y resta mucha energía estar atento todo el tiempo al retrovisor pero es lo que toca cuando las circunstancias mandan y cuando las decisiones afectan a las cosas de comer, como diría aquel. Echar un órdago sin llevar cartas ganadoras o sin un plan B tiene sus cosas.

Cuando se habla de gobernar, dirigir o administrar con el retrovisor puesto, se quiere afirmar que el nuevo gobernante, dirigente o administración siente la necesidad funcional de revisar a fondo lo realizado por sus antecesores, en especial cuando hay indicios de malas prácticas o decisiones ilegales, que de alguna manera están afectando el libre y adecuado desarrollo de una comunidad. 

Pero no es el presente caso. Aquí no se trata de usar el retrovisor para revisar el pasado con sus decisiones para evitar cometer los mismos errores o malas practicas o decisiones equivocadas y hacer un control de daños, sino de estar pendiente a los movimientos que puedan darse a su alrededor más inmediato que provoque la pérdida del único sillón remunerado ahora en su poder.

Lo que se debe tener muy claro, es que derivar o extender o colectivizar las responsabilidades de lo ocurrido no es solución ni garantiza salvación, todo lo contrario, porque si hay “hambre” y encima deben asumir las consecuencias por las decisiones tomadas, la lealtad, más pronto que tarde, salta por los aires, casi siempre en el peor momento, si es que para ello hay buenos momentos. El retrovisor puede servir para anticiparse y dar una adecuada transformación y direccionamiento a la crítica natural que pueda surgir antes que termine como enmienda a la totalidad.   

Es muy común, en quienes viven este tipo de tesitura de en vez de apropiarse un buen retrovisor, acude a otros dispositivos para mirar solo delante para no distraerse de los movimientos laterales o traseros, a modo de anteojeras de los caballos. Nada recomendable porque solo se ve lo que le venga de frente y, tal como se ha dicho, lo que le venga de frente no será el peor de sus males.

En resumen, los retrovisores (espejos) permiten tomar muchas decisiones, en el sentido de seguir en el mismo lugar, ir a otro lugar, cambiar de dirección como de velocidad, teniendo en cuenta o incluso anticiparse a sus consecuencias favorables o desfavorables, siempre que se le preste la atención debida. 

Si eres cadáver político y aún no lo sabes, aunque deambulas con la torpeza propia de su podredumbre naturaleza, no tiene más opción que el retrovisor, pero que sea panorámico con visión nocturna de amplio espectro y si es de la marca ACME mejor que mejor.

Comparte nuestro contenido