A perro flaco…
Fernando Cabral.–En contra de lo que algunos quieren ver, la carta de Íñigo Errejón anunciando su retirada de la política, antes de que la política le eche, es un compendio eufemístico, no de un “mea culpa” sin paliativos, sino de un estado de necesidad exculpante que algunos podrían resumir como un “yo no quería”.
El acoso sexual es delito, y si alguien de alguna forma admite haberlo cometido, es delincuente confeso. Errejón lo ha admitido. Solidaridad, apoyo y acompañamiento a las posibles víctimas y sobre el delincuente confeso, tras juicio justo, que caiga todo el peso de la ley.
El caso de violencia machista que protagoniza Íñigo Errejón supone casi un definitivo torpedo en la línea de flotación de Sumar, un barco ya en zozobra por los últimos paupérrimos resultados electorales y por las continuas desavenencias internas, que han llevado a algunas de las formaciones políticas que conformaban la coalición a abandonar ese barco o a marcar significativas distancias. Se haya reaccionado más o menos pronto en Sumar no evita el descrédito que supone un caso de violencia machista de uno de sus principales líderes en una organización política que ha hecho del feminismo su principal bandera ideológica.
Sumar, con el tiempo, no ha podido evitar convertirse en un convidado de piedra en el gobierno de Sánchez. Necesario socio de gobierno, pero escasamente influyente en las decisiones políticas. Los socios de legislaturas (Bildu, ERC, PNV, Junts) desde fuera del gobierno no solo están influyendo más en las decisiones políticas, sino que las están rentabilizando mucho más. Incluso Podemos, que ha estado en la cuerda floja de la desaparición y de la irrelevancia política, ahora están protagonizando unas exigencias que a buen seguro la rentabilizarán mucho más que el propio Sumar que sigue sin tener una cabeza visible.
En este sentido hay que interpretar que el PSOE (junto a PP y Vox) rechazara en el Congreso la propuesta de Sumar para que los ayuntamientos puedan aplicar el tope al alquiler cuando se cumplan los requisitos establecidos en la Ley de Vivienda, lo que permitiría aplicar el tope al precio de alquiler aunque la comunidad autónoma no actúe.
También, en este mismo sentido de ninguneo, hay que situar que el PSOE haya puesto poco interés en la propuesta de reducir la jornada laboral que propone la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
La permanencia de Sumar en el Gobierno ha originado que no tenga una propuesta clara y diferenciada de transparencia en el caso de corrupción que afecta a quien fuera secretario de organización del PSOE y ministro de Transporte de Sánchez. Tampoco en el caso que afecta a la mujer del presidente.
Sumar, en su desesperación por marcar perfil propio en el gobierno y en el Parlamento, le ha llevado a acordar con el PP dos iniciativas parlamentarias al margen del PSOE. La abstención de los de Yolanda Díaz ha permitido que salga adelante una iniciativa del Partido Popular, y los populares han votado a favor de otra propuesta del partido socio del Gobierno.
La iniciativa del Partido Popular busca que el envío de armas a zonas de guerra deba pasar previamente por el Parlamento para darle el visto bueno. La de Sumar es para facilitar la reclamación a los bancos de las cláusulas abusivas de las hipotecas. Aliarse con la derecha extrema no es la mejor ni la más recomendable forma para marcar perfil propio dentro y fuera del gobierno. El artífice de la negociación con el PP no fue otro el ahora que se ha autodefenestrado, Íñigo Errejón. En Podemos se frotan las manos
Lo que no se esperaba es que formaciones de izquierda pretendan sacar tajada política del caso de violencia machista del que fuera portavoz parlamentario de Sumar.
IU, integrante de Sumar, aprovecha de la mano de un poco reconocible Antonio Maillo para insistir en la necesidad de refundar una nueva izquierda a la izquierda del PSOE, con la única intención de ganar el protagonismo que se le niega. Una refundación que incluye a Podemos, algo que no ha sentado nada bien en Sumar y en Más Madrid y de la que los morados se han desmarcado plenamente por razones obvias. Más allá de la extrema necesidad por la que pueda estar pasando IU, la propuesta de su Coordinador General no está exenta de extrema necesidad para un electorado de la clase trabajadora que teme quedarse huérfano. Aunque cambiar todo para que nada cambie no es la mejor solución.
Por su parte, tampoco era esperado que Podemos aproveche las lamentables circunstancias para pasar pretéritas facturas, al acusar sibilinamente de encubrimiento a Sumar y Más Madrid en el caso de violencia machista protagonizado por Errejón.
A Sumar y por extensión a la izquierda, bien se le podría aplicar, por méritos propios y ajenos, eso de que a perro flaco todo son pulgas.