La Trastienda
Enrique Romero Vilaseco.-El peligro de disentir
Pepe Fernández, director de Sanlúcar Digital, cada vez que me ve por la calle me dice lo mismo: -Enrique cuándo te vas a decidir a escribir un nuevo artículo. Y yo siempre le respondo lo mismo: -Pepe es que estoy muy perezoso y me cuesta un mundo sentarme frente al ordenador y escribir negro sobre blanco sobre cualquier tema, sea éste de actualidad o no. Y la verdad es que últimamente la pereza, uno de los siete pecados capitales, me vence. La falta de escritura la compenso con horas de lectura, en concreto con muchos libros sobre la Segunda República y la Guerra Civil. La verdad es que opinar hoy día, en esta España que padecemos, se ha vuelto una actividad de alto riesgo.
Disentir sobre lo políticamente correcto y lo impuesto por la dictadura de los diferentes lobbies y colectivos sociales puede acarrear consecuencias graves, tales como ser víctima de un linchamiento en las redes sociales, padecer un escrache, arriesgarte a la cancelación y al ostracismo e, incluso, ser objeto de
agresiones físicas. No someterse a lo que dictan los poderes emanados de los políticos y asociaciones de izquierda y a la agenda marcada por los grandes magnates de la Agenda 2030, supone a ser considerado un ser que hay que exterminar de alguna forma. Si estás en contra del tan cacareado cambio climático o de la vacunación, serás etiquetado automáticamente como un negacionista. Si osas discrepar o plantear la ley de violencia de sexo, que no de género, ley por cierto abiertamente inconstitucional, artículo 14 de la Constitución Española, no faltarán los que automáticamente te tachen de machista y misógino. Si opinas que la inmigración ilegal debe estar controlada, pasas enseguida a ser un racista y un asqueroso homófobo. Si te resistes a aceptar la ley Memoria Histórica, ahora rebautizada como de Memoria
Democrática, lo mínimo que te llamaran será fascista y nazi. Eso en el mejor de los casos porque si opinas de una etapa de la historia de España como fue la Segunda República y posterior Guerra Civil y no comulgas con la versión oficial de los partidos que la han aprobado, puedes terminar con ser multado, te
pueden despojar de tus derechos recogidos en el artículo 20 de la Constitución y hasta puede acabar con tus huesos en la cárcel. Y todo en base de una ley aprobada por partidos como el PSOE, ERC, Partido Comunista, PNV y demás partidos independentistas. Todos ellos formaron el Frente Popular y causantes
de los episodios más negros de la España de los años 30. Dichos partidos se ha erigido en juez y parte a la hora de redactar ese engendro de ley que lo que persigue no es otra cosa que el revanchismo y ganar una guerra que perdieron.
Una ley que huele a puro resentimiento, odio y enfrentamiento, tirando a la basura toda la Transición española, que supuso el perdón y reconciliación de los españoles que se enfrentaron en una cruenta Guerra Civil entre hermanos.
Los partidos de izquierda unidos bajo el Frente Popular y la propaganda de la izquierda en general reduce la Guerra Civil a un Golpe de Estado llevado a cabo por militares y partidos de derecha ante un gobierno legítimo salido de las urnas. Simplificar de esa manera tan simplona lo que ocurrió en aquellos años no deja de ser una visión muy sectaria, tergiversada y superficial. De hecho la ley mal llamada de Memoria Democrática comienza con el alzamiento del 18 de julio y acaba en 1983, cuando ya gobernaba Felipe González. Para los autores de la confección de dicha ley todo lo que tuvo lugar, desde14 de abril de 1931, fecha en la que se programó de manera ilegal la Segunda República, hasta julio el 18 de julio de 1936 ni les importa ni les interesa. Como tampoco ponen el foco en el acontecimiento que se produjo en
agosto de 1930 con el Pacto de San Sebastián, que posteriormente dio lugar al golpe de estado en Jaca el 12 de diciembre de ese mismo año y el llevado a cabo el 15 de diciembre en el aeródromo de Cuatro Vientos. Por supuesto de lo ocurrido en enero de 1933 en Casas Viejas ya ni hablamos; como tampoco
interesa que la gente conozca el Golpe de Estado de octubre de 1934 que llevó a cabo el PSOE con ERC, el Partido Comunista y apoyado por el PNV. La izquierda ha sabido siempre manejar la propaganda y para ellos el Golpe de Estado de 1934 no es más que la Revolución de Asturias. Lo mismo que para la
rusa de Lenin, la revolución de octubre (noviembre para los rusos) no significó un golpe de estado dado a Kerensky, presidente provisional de aquella URSS.
Hoy a la mayoría de políticos de izquierda se le llenan la boca hablando de libertad y democracia, sin embargo vivimos bajo una dictadura de lo políticamente correcto; unas política que cada día nos asfixia
más y nos limita más los derechos y nuestra liberta personal. Estamos cada vez más cerca de esa sociedad que tan bien describió George Orwell en su espléndido libro titulado 1984. En aquella sociedad donde existía el Ministerio de la paz, de la verdad, de la abundancia y del amor, Orwell nos cuenta como
el poder del Estado lo ocupa y controla todo. Desde la manera de pensar del individuo hasta como tiene que llevar sus relaciones sexuales. Una ciudadanía totalmente vigilada por el Gran Hermano, que es el propio Estado. Una sociedad donde se inventa una nueva neolengua y en la cual el individuo pierde
todo tipo de independencia y propiedad. Hasta tus hijos pueden ser arrancados del seno familiar, porque como dijo la exministra socialista “los niños no pertenecen a los padres” ergo pueden pasar al control del Estado. En eso estamos en la actualidad dirigiéndonos poco a poco vivir bajo el yugo de un gobierno totalitario que no dudará en hacer todo lo posible para que todos entremos por el aro. No hay nada nuevo bajo esa pretendida sociedad que nos quieren imponer, si no paramos esta deriva dictatorial acabaremos en centros de “reeducación” o con nuestros huesos en las checas. Y de checas tienen
muchas experiencias los partidos citados en este artículo.