
En el Candelero
Todo sigue igual Parte Primera
Enrique Romero Vilaseco.-En 1968, Julio Iglesias, grabó la canción “La vida sigue Igual”, con la que ganó el Festival
de Benidorm y le sirvió para catapultarlo a la fama. La letra de esa canción no pasa de moda y
será siempre actual por muchos años que pasen.
Con la política municipal sanluqueña pasa lo mismo, nada cambia, gobierne el partido que sea, todo se repite y se vuelve a repetir. El sanluqueño que haya seguido de cerca la política municipal sanluqueña desde el inicio de la democracia, los que tengan edad para haberla vivido desde 1979 al año presente, saben de sobra que todo sigue igual. Y lo peor es que no tiene visos de que la cosa cambie. Es decepcionante e insoportable asistir a las mismas historias una y otra vez. La gestión siempre es la misma, no hay nada original ni nuevo, todos
los partidos llevan a cabo las mismas estrategias, sólo varían éstas dependiendo si están o no
gobernando. Tampoco la infinidad de partidos nuevos que han ido pasando por el salón de plenos del Ayuntamiento, que llegaron con ideas distintas, al final han seguido la misma senda
que los partidos tradicionales y han copiado las mismas propuestas, los mismos temas reivindicativos, las mismas políticas de actuación con los diferentes colectivos sociales, asociaciones o fuerzas vivas de la ciudad.
Con el paso del tiempo todos aquellos partidos emergentes han desaparecido, sobreviviendo las formaciones tradicionales y con dilatada vida política. De ahí que en la actualidad sigan presentes las distintas ideologías de siempre: el socialismo, representado por el PSOE; el comunismo con IU (dónde el PCE está camuflado); la derecha moderada y acomplejada del PP (antes AP). Y desde hace unos años la aparición de un cuarto invitado a la fiesta: VOX.
El éxito de VOX y su permanencia en el panorama político español, a pesar de ser objeto de toda una campaña de desprestigio, de estigmatización desde el minuto uno, de acoso y derribo, atacado por tierra, mar y aire, desde el mismo día 2 de diciembre de 2018, cuando, contra todo pronóstico consiguió 12 de diputados en las elecciones andaluzas, se debe a que abrió la caja de Pandora, tocando temas que eran tabúes o políticamente incorrectos. El triunfo de VOX está cimentado en la defensa de asuntos que ninguna otra formación política se atrevió a discutir o simplemente debatir: la supresión de las autonomías, la inmigración descontrolada, el tema de los “menas”, la lucha contra la ideología de género causante del adoctrinamiento en las escuelas y en la sociedad en general; la defensa de la tauromaquia y de la caza, la lucha contra la diabólica agenda 2030, el no sometimiento al mantra del cambio climático… Todo ello hizo que VOX pusiera sobre el tapete político cuestiones que la inmensa mayoría de los partidos habían asimilado y que nadie se atrevía a replantear. VOX trajo una política sin miedo, que no se rige por las encuestas o las tendencias de las modas. Esa política que es la que viene haciendo desde hace mucho tiempo el PP, que va pendulando de una cosa a otra según le los vientos y navegar siempre a favor de corriente. A mi modo de ver, un partido político se funda para defender unos principios y una ideología determinada y conseguir la transformación de la sociedad ante unos fines concretos. En definitiva, VOX vino a dar una “patada” (como dicen los cursis) al tablero político y de paso romper con el nefasto bipartidismo de PP/PSOE, que tanto daño está haciendo a España desde el mismo momento que se instauró lo que ahora llaman el régimen del 78.
Me afilié a VOX el 2 de octubre de 2018, dos meses antes de las elecciones andaluzas de aquel año, aunque ya lo había votado en varias ocasiones, cuando apenas cosechaba en Sanlúcar 50 votos. Me hice militante porque por fin encontré un partido con el que me sentía identificado. Lógicamente no se puede estar de acuerdo al cien por cien con todo, eso sólo pasa con los hooligans o con aquellos que son auténticos seres lobotizados, y que sólo ven a través de los ojos de su partido.
Llevamos más de dos años del nuevo mandato político municipal y han pasado muchas cosas, pero no voy a realizar aquí un resumen de lo vivido a nivel general , sino me quiero centrar exclusivamente en VOX, puesto que es el partido que me preocupa. Con la llegada de VOX al ayuntamiento sanluqueño, en el anterior mandato, mi esperanza era llevar a cabo una política distinta, nueva y alejada lo más posible de la que hemos contemplado en todos estos años en Sanlúcar. Pero mi gozo en un pozo. En el mandato anterior, a las primeras cambio, un año y poco, VOX se quedó sin representación en los plenos, ya que el anterior candidato la lió un 29 de septiembre de 2020 con un discurso que pasará a la historia como el
de un señor resentido que al no conseguir lo que se propuso para dirigir el partido a nivel nacional, montó en cólera atacando de manera inmisericorde a su propio partido, ante la aquiescencia del señor Víctor Mora el otrora alcalde, que gozaba oyendo los improperios, los sapos y culebras que vomitaba por su boca el susodicho señor. Hasta la Secretaria General llegó a advertí al por entonces concejal de VOX, si las propuestas que llevó a ese pleno las iba a defender, porque aprovechó su tiempo en denigrar al partido, cuando debió ceñirse al orden del día. Algo insólito que jamás ha ocurrido en una sesión plenaria en todos estos años dedemocracia. Aquello pasó y llegó las elecciones municipales del año 2023.
Pero eso será tema para una segunda parte.