Protocolos inservibles
«Protocolos inservibles, ninguna auditoría en la recepción y distribución de vacunas, hidra de mil cabezas,un grandísimo carajal.»
Desde el pasado 27 de diciembre todos los españoles estamos a la expectativa de cuándo nos tocará el “pinchazo” que nos proteja del bicho.Otros, en cambio, lo tenían claro, muy claro, y con su poder, prerrogativas, privilegios y no sé cuántas cosas más a las que creen tener derecho para estar por encima de la Ley, por encima de todos, ya están vacunados. Per se ya es vergonzoso ese tipo de actuaciones de los que nos gobiernan, dirigen algún ente público, soflaman desde palacios episcopales, lucen puñetas o tienen mando y plaza en las fuerzas armadas y lo han hecho por amor a España. Es, sin embargo, más insultante las respuestas de estos “vacunajetas” para salir airosos ante las preguntas de los quisquillosos periodistas, pero lo que es aberrante son las defensas de sus superiores para justificar tan abyectas actuaciones, y lo que debería de haberse convertido en un rosario de dimisiones se salda con unas pocas, empujadas más por la presión mediática, para salvar los muebles, que por propio convencimiento democrático de abandonar la actividad pública o dejar sus puestos de responsabilidad. Los que ya no cumpliremos más 65 años, y todos los grupos de riesgo, vemos con rabia que llegaremos más tarde, por poco que sea, a esa deseada inmunización. El tiempo es primordial, meses, semanas, días, para poder contar en un futuro próximo que sufrimos la pandemia pero llegamos a tiempo de salvarnos gracias a la ciencia. Lo que no tengo claro es en qué lugar de España la vida de los mayores u otros tiene más, menos o igual valor porque el criterio de selección se deja también en manos de cada autonomía y, así las cosas, con presidentes/as que priman la economía sobre la salud para salvar la cuenta de resultados de los suyos, entrarán antes en la cola, después de los sinvergüenzas, los hosteleros o taxistas aunque la cifra de decesos de los mayores siga in crescendo. Algunos restringirán más o menos nuestra actividad diaria, perimetrarán totalmente sus ciudades y provincias con criterios contrarios o diferentes al de su vecino y otros actuarán haciendo cábalas en las próximas elecciones autonómicas catalanas pero sin pajolera idea de cómo afrontar las vacunaciones y las prioridades, echándole siempre la culpa al gobierno y éste a la escasez de aprovisionamientos de vacunas.Protocolos inservibles, ninguna auditoria en la recepción y distribución de vacunas, hidra de mil cabezas,un grandísimo carajal. A los grupos de riesgo, mayores, y resto de la población, que esperamos con ansiedad la protección inmunológica contra el SARS-CoV-2 solo nos queda poder seguir con nuestras familias hasta que la vida se apague pero no por culpa de egoístas hijos de puta que, además, como en toda esta tipología delictiva, se irán de rositas.