Cartas de una sombra. Un camino absoluto
José Antonio Córdoba.-Hoy la espiritualidad se ha convertido en un lucrativo negocio. Negocio que por ende, se ha visto fomentado por el fenómeno COVID.
Ya hace años que comencé a pasear por el sendero de la espiritualidad. Curiosamente, en estos inicios me crucé con alguien que al hablarle de ello, me dijo: ¡Ten cuidado dónde te metes!
Con los años, y teniendo esta advertencia presente, he podido constatar el negocio tras la espiritualidad del ser humano.
Ya he referido en otra ocasión, mi concepto de Fe. Por lo cual huyo de aquellos que en sus limitaciones mortales dicen y afirman rotundamente, “Dios, dice…” Pero no menos peligroso son aquellos que pretenden hablar de la Energía Universal, siendo ellos/ellas, los únicos conocedores de la misma. Un fanatismo, una radicalidad que trasladan a otros sectores de su vida social.
Entre las cosas que no leo, encontré el artículo que aparece en el fotomontaje que acompaña a estas letras. Y es curioso, porque quienes buscan su Yo, lo hacen poniéndose en manos de terceros, y previo pago, como si de esta forma quien vende su “verdad universal”, tuviera más crédito.
Lamentablemente, cuando hablo con alguien al respecto, siempre acaba por decirme o dándome a entender con su olvido, que yo no puedo alcanzar el conocimiento de mi espíritu porque hago muchas preguntas. Sencillamente, me causa una ligera risa, con tintes de pena ajena.
Necesitamos creer y, ahora que las religiones flaquean en dar al ser humano la razón de ser, nos hemos volcado en buscar sanadores de mercadillo. Y todo el mundo es libre de hacer lo que le venga en gana, si hay demanda, es necesaria una oferta. Por lo cual, no podemos poner el grito en el cielo por ello.
Lo que me choca y me seguirá chocando, es que antes de escucharte a ti mismo/a, nos pongamos en manos de estos personajes para que nos digan, “paga y te diré dónde está tu espíritu…” Y se paga, anda que si se paga.
Curiosamente, lo que muchos obvian es que, quizás seamos una simple bombilla, en un alumbrado Universal. Todos hemos visto esos alumbrados festivos, donde se conectan a un cable cientos de bombillas, nosotros somos esas bombillas. Consumimos mientras estamos con vida parte de esa energía Universal (vida, conocimiento, experiencias, espiritualidad), que una vez perdemos nuestra vida útil, esa energía no se acaba, simplemente sigue por ahí…
En realidad, este título debería de ser una pregunta.