Apuntes de Historia CCCLVII
Paseando por la Sanlúcar de 1519 (II)
Los primeros pasos de la fundación del Convento de Santo Domingo por el V duque de Medina Sidonia don Alonso y su mujer doña Ana de Aragón se darían en la primera mitad del siglo XVI, mas no sería hasta más entrado dicho siglo, en 1558, cuando se iniciaría la construcción de esta monumental estructura, a la par religiosa, emblema de poder y posible núcleo defensivo al cabo de la orilla del mar por aquellos entonces.
Los arquitectos Hernán Ruiz II y Francisco Rodríguez Cumplido intervinieron activamente en la ejecución de las obras de este antiguo convento, además de otros grandes maestros que también participarían en dicha fábrica como Francisco Corona y Cristóbal de Rojas.
La fábrica de la iglesia (estudiada por ejemplo por el profesor Fernando Cruz Isidoro) está realizada en sillería de piedra bajo estilo arquitectónico renacentista con muchos elementos manieristas, siendosu planta de cruz latina inscrita dentro de un rectángulo, y estando compuesta la edificación por una sola nave con capillas laterales intercomunicadas entre sí, creándose un magno conjunto monumental verdaderamente majestuoso en su interior.
En el primer tramo, a los pies de la iglesia, se sitúa el coro con una decoración de su bóveda en la que se incluye el escudo de los Guzmanes, presentando relieves con imágenes alusivas al suceso de la defensa heroica de Tarifa por parte de Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, fundador de su Casa; junto a esta decoración narrativa existen diversos escudos y emblemas de la orden dominica, que se repiten por todo el templo, en el interior y el exterior del mismo.
La monumental y recia portada que da acceso al compás del conjunto (imagen característica del templo reproducida en mil postales lugareñas) se terminaría en el año 1606, según diseño de Cristóbal de Rojas.
Entre los interesantes bienes muebles de esta iglesia destacan el retablo mayor, obra barroca realizada por Pedro Asencio en 1731, así como las diversas pinturas y esculturas de los siglos XVI y XVII que contiene este templo.
Entre ellas destaca la imagen de Nuestra Señora del Rosario, talla del siglo XVI conocida como “La Galeona” por causa de acompañar a los galeones en sus viajes transoceánicos; a mayor abundamiento, cabe señalar que tras la victoria naval de Lepanto -acontecida en 1571 en aguas de Grecia- sobre el Turco, la “Galeona” se convertiría en patrona de los navegantes.
En este mismo templo existe una obra de factura hispanoamericana, el cuadro que representa a “La Virgen de la Ternura”, de escuela cuzqueña (obra posiblemente hecha llegar hasta aquí por un sanluqueño que habría emigrado al Virreinato del Perú), pintura plana y que emplea la técnica del brocateado (o brocatería), la utilización de láminas de oro para las vestiduras [véase al respecto el trabajo de Bárbara Belda en https://riunet.upv.es/bitstream/handle/10251/39559/TESINA.pdf?sequence=1&isAllowed=y].
No es de pasar por alto la naturaleza defensiva de esta recia construcción, verdadero baluarte del Barrio Bajo, emplazado al pie de uno de los accesos más directos desde la playa al Barrio Alto, y sin duda destinada, como sería el caso del convento de Capuchinos (con la que presenta el esquema coincidente de iglesia-baluarte con comunidad de religiosos propia) a una hipotética defensa de la ciudad en caso necesario ante un ataque por el río.
El origen de la iglesia de San Nicolás hay que buscarlo en la construcción de una ermita en el siglo XVI dedicada a san Nicolás de Bari, en el antiguo barrio marinero de los Gallegos; dicha ermita, ubicada en un contexto marinero como apuntamos y muy próximo a las mismas riberas del río Guadalquivir, mantendría desde entonces un relevante papel en las relaciones establecidas entre Sanlúcar y el mundo transoceánico (especialmente con América), albergando en su interior varias obras de carácter, tono y sabor indiano.
La construcción de la iglesia de San Nicolás que conocemos hoy día data de 1754, siendo una iniciativa de la cofradía de pescadores allí instalada bajo el apoyo de los cargadores a Indias de la Sanlúcar de la época, caso de Diego de Arizón, de Manuel Rodríguez Pérez o de Felipe de Villar.
La fachada está precedida de un recogido atrio acotado con muros de ladrillo visto y enrejados, que muestra una decoración a base de medias esferas de cerámica de intenso tono azul.
A ambos lados del atrio de esta parroquia encontramos dos retablos de azulejos dedicados a la Virgen del Rocío, cuya Hermandad de Sanlúcar de Barrameda tuvo su sede en este templo durante largos años y a los titulares de la Cofradía que radica en la iglesia.
Innegable sabor rociero muestra asimismo la espadaña doble que corona la iglesia, elemento notorio y a la par característica singular y significativa del templo, siendo un elemento identitario del mismo, fácilmente reconocible en la distancia a poco que se alce la cabeza o se contemple la parroquia desde lejos; dicha espadaña sigue el modelo sevillano de presentar dos vanos iguales, encontrándose la misma rematada con un frontón recto, el cual se muestra por su parte coronado a su vez por otra pequeña espadaña ya simple, con un solo vano.
La planta de la iglesia presenta una sola una sola nave cubierta por una bóveda de cañón con arcos fajones; sobre el altar mayor de la parroquia se encuentra una bóveda decorada con pinturas al fresco de naturaleza religiosa con ángeles y diversos motivos florales.
Una pintura a destacar de la parroquia de San Nicolás es aquella que representa a las distintas familias jerárquicas de los ángeles; se trata de una obra de notable tenor americano y muy representativa del intercambio cultural realizado durante siglos entre ambas orillas hispanas del Atlántico, la americana y la española.
El retablo mayor data del siglo XVIII, es de grandes dimensiones yse muestra presidido por la imagen del Cristo de la Expiración del siglo XVII, considerada de notable interés histórico artístico, una atribución a Juan de Mesa o quizá a su círculo más cercano.
En la parte superior del retablo se localiza la imagen del patrón del templo, San Nicolás de Bari, probablemente procedente de la antigua ermita existente entre los siglos XVI y XVIII, antes de ser reformado este pequeño templo original ya con perfil de iglesia en el Setecientos.