ESPAÑA A LA LUZ DE MALAPARTE, I
Cuando leí, por primera vez, “Técnicas de golpes de Estado” de Curzio Malaparte publicado en 1931, esperaba un libro frío, casi quirúrgico. Había escuchado que era un texto polémico, incluso inquietante. Pero lo que encontré fue algo distinto: un espejo. Un recordatorio incómodo de que los sistemas políticos que damos por sentados son mucho más frágiles de lo que nos gusta admitir. Lo que más me impactó no fue lo que dice, sino lo que implica. No terminé el libro con miedo. Terminé con claridad.
Mientras avanzaba por sus páginas, descubrí que un golpe de Estado —al menos en el sentido clásico— no se parece a las imágenes cinematográficas con las que crecimos. Malaparte describe algo más perturbador: una operación interna, casi silenciosa, que depende menos de la fuerza bruta y más de los huecos institucionales que dejamos abiertos.
Y esa idea me golpeó en lo personal. Porque me obligó a aceptar que la democracia, que a veces tratamos como un paisaje fijo, es en realidad una construcción frágil, hecha de acuerdos, hábitos, límites y, sobre todo, confianza. Cuando esas piezas comienzan a fallar, el edificio entero tiembla. No significa que un golpe esté a la vuelta de la esquina. Significa que ninguna democracia es eterna por inercia.
Me descubrí preguntándome:
¿En qué instituciones confiamos por costumbre, sin preguntarnos si están funcionando bien?
¿Qué estructuras damos por sólidas solo porque siempre han estado ahí?
¿Qué tan preparados estamos para defender la legalidad cuando deja de ser cómoda?
¿qué consolidados están esos derechos conquistados tanto esfuerzo y años de lucha?
El libro me hizo ver que no basta con creer en la democracia; hay que entender por qué puede romperse. Y esa comprensión, lejos de ser cínica, es una forma de compromiso. Si algo me quedó grabado es que el orden político no se mantiene solo porque haya leyes escritas, sino porque hay personas —millones de personas— que cada día aceptan, respetan y sostienen ese orden, pero no de forma pasiva, sino activa en el trabajo, en la calle y allí donde desarrollan su vida social personal y colectiva. Y entender que, si queremos conservarlo, primero debemos comprender cómo y por qué podría perderse.
Malaparte publicó dicho libro en un contexto europeo muy distinto al actual. Sin embargo, su tesis —que en el mundo moderno el poder puede ser paralizado mediante el control técnico de ciertos “órganos vitales” del Estado— ofrece un marco sorprendentemente útil para analizar la política contemporánea. Con su mirada astuta y a menudo sombría, no se limita a narrar los golpes de Estado de su época, sino que va más allá: analiza las dinámicas de poder, manipulación y control que, en cierto modo, hacen que los golpes de Estado sean posibles, o incluso inevitables. Su crítica no es solo a los dictadores y a las élites, sino también a la propia sociedad que permite que estos procesos de desestabilización se den.
Malaparte, al desmenuzar los «métodos» utilizados en los golpes de Estado —la propaganda, la manipulación de la opinión pública, el miedo, las promesas de un «orden nuevo»— está ofreciendo, en cierto sentido, una radiografía de las debilidades de las democracias y las instituciones. Muestra cómo los sistemas pueden ser fácilmente trastocados por la intervención de unos pocos. En muchos aspectos, parece que Malaparte no solo nos está hablando del pasado, sino anticipando futuros «golpes» de poder, de los que la historia nunca termina de librarse.
Lo que realmente impresiona es cómo, en el fondo, no está condenando únicamente a los dictadores o a los conspiradores, sino a la misma sociedad que, por ignorancia, complacencia o desesperación, se convierte en cómplice de esas transiciones no democraticas, ya sean violentas o no. Es un análisis muy cínico, pero también iluminador.
Como otros visionarios, Curzio Malaparte no explica solo el mundo en que vivió; explica también el nuestro. Y en una segunda entrega analizaré el caso de España, no como caso aislado, de la ofensiva antidemocratica, sino por la propia cercanía desde el punto de vista del libro de Curzio Malaparte.
