APUNTES DE HISTORIA DXC
Manuel Jesús Parodi.-De nuevo en torno a Las Covachas (V)
Seguiremos acercándonos en estos párrafos a un espacio patrimonial esencial de la ciudad como es el de Las Covachas, a través de un texto que originalmente habría de formar parte [como capítulo 1.2.2.3. Reseña histórica -de nuestra autoría] del Proyecto de Rehabilitación de Las Covachas como sede de la Fundación y Centro de Interpretación de la Manzanilla. Cuesta de Belén, s/n – Sanlúcar de Barrameda. Tomo I. Memoria, desarrollado por el Ayuntamiento sanluqueño a través de su extinta Gerencia Municipal de Urbanismo (mediante el Departamento de proyectos y obras de la misma), bajo la dirección del arquitecto Rafael González Calderón.
El Palacio Ducal presenta Las Covachas como parte del aparato representativo del Poder en el lado más inmediato al arrabal comercial de Sanlúcar, de modo que esta fachada del complejo palacial muestra al mundo las capacidades de quien ha construido el edificio y lo posee, constituyendo un mecanismo de afirmación, manifestación y refrendo del Poder.
Sobre el posible origen remoto de la oquedad de “Las Covachas”… En toda ciudad existen ciertamente lugares verdaderamente especiales, espacios auténticamente singulares que cuentan con un gran peso específico en la geografía histórica y, a qué negarlo, en la geografía sentimental (y metafísica) de cada comunidad humana en concreto.
Sanlúcar de Barrameda es en sí misma una geografía singular que se localiza en un paisaje privilegiado y que a lo largo de los siglos ha ido generando hitos y lugares singulares que ayudan a perfilar la geografía de la ciudad contornando los perfiles de su Historia desde la Antigüedad.
Uno de esos espacios singulares es sin lugar a dudas el de Las Covachas, que no sólo forma parte de la estética histórica del paisaje patrimonial sanluqueño, sino que guarda algunas claves esenciales que escapan al observador que, acaso inadvertidamente, las contempla al pasear por la Cuesta de Belén que las alberga. Cuando hablamos de Las Covachas no solo estamos hablando de esos arcos ojivales, tardomedievales en su estética y más que posiblemente en su cronología, que impresionan a quien los contempla (ya sea por vez primera o por enésima vez, de lo cual doy fe), jalonados por seres mitológicos alados de naturaleza marina, sino de una realidad polimórfica que alguna vez hemos considerado y a la que ahora queremos acercarnos nuevamente.
Tampoco estamos hablando de la posible funcionalidad de este espacio a finales de la Edad Media y principios de la Edad Moderna, cuando tuvieron un marcado cariz económico al tratarse de un espacio empleado como zona de comercio (las “Tiendas de las Sierpes” de época moderna) o incluso fiscal -con anterioridad a ello- cuando pudieron ser un espacio de naturaleza fiscal, una oficina fiscal de la Casa Ducal emplazada estratégica y no casualmente en la zona de transición entre la ciudad (localizada eminentemente en la Corona de la Barranca) y la ribera, en la zona inmediata al contexto ribereño, portuario: de ese modo, el tránsito de mercancías por ese acceso a la ciudad (un tránsito sujeto a impuestos) habría podido estar fiscalizado desde dicha oficina ducal.
Y tampoco estaremos hablando del magnífico e incompleto aparato de propaganda del poder de la Casa Ducal, diseñado para hacer ver el poder y la majestad de la Casa de Guzmán, que hacía ver -a quienes cabalgando en sus embarcaciones las olas del río pasaban frente a la entonces villa- el Palacio sanluqueño como mágicamente sostenido por esos arcos tachonados con dragones marinos alados, unos dragones sobre los cuales el Señor de Sanlúcar quería cimentar las bases estéticas de su poder (“yo cabalgo dragones”, podemos imaginar que querría, acaso poéticamente, decir el duque de Medina Sidonia a quien desde la mar, desde el río Guadalquivir, contemplase su palacio sanluqueño).
Al hablar de Las Covachas efectivamente estamos hablando de una realidad cuando menos triple, pues el término y el concepto se refieren a los arcos monumentales mencionados y bien conocidos, al espacio físico (del viario local) que se abre ante los mismos, así como a la oquedad que dichos arcos monumentalizan, una oquedad que como entiende quien firma estas líneas bien pudiera remontar su antigüedad a tiempos harto remotos.
Los trabajos arqueológicos llevados a cabo hace unos años en el contexto de la recuperación del histórico Mercado de Abastos de Sanlúcar y su entorno, finalmente reabierto al público, arrojarían nueva luz sobre la Historia de nuestra ciudad merced a los hallazgos materiales muebles (cerámica, por ejemplo) en curso de estudio en el momento presente, así como inmuebles -como es el caso del fragmento del pavimento del siglo XVI correspondiente al viario sanluqueño de la época de la Primera Vuelta al Mundo (la antigua calle Jardines de la Sanlúcar tardomedieval y altomoderna), conservado in situ, en su emplazamiento y salvajemente abandonado a su suerte por distintos y sucesivos gobiernos municipales.
Cerámicas medievales y modernas, procedentes de Europa, América y aun de Asia aparecerían en el transcurso de estas intervenciones arqueológicas, así como otros materiales arqueológicos (igualmente en curso de estudio y que por ello han de ser tratados con suma discreción y prudencia) que pueden incluso llegar a retrotraer la presencia humana, la huella antrópica, en el contexto de la Barranca sanluqueña y especialmente en este ámbito de transición entre la orilla y la tierra firme que sería precisamente el actual contexto de la Cuesta de Belén y la Trascuesta, hasta varios milenios atrás en el tiempo respecto al momento presente, lo que podría llevarnos quizá hasta la Protohistoria.
En el propio proyecto (Proyecto de Rehabilitación de Las Covachas como sede de la Fundación y Centro de Interpretación de la Manzanilla…) se incluye un informe arqueológico relativo a estas cuestiones redactado por el arqueólogo Diego Bejarano Gueimúndez; con posterioridad, el mencionado colega Diego Bejarano y el también arqueólogo Jorge. J. Ramírez publicarían un artículo precisamente sobre algunos de los resultados de la intervención arqueológica en el Mercado de Abastos de Sanlúcar de Barrameda, en concreto sobre el registro cerámico del mismo; hemos querido incluir su mención hoy en este trabajo pues dichos autores aportan una nada desdeñable luz sobre la economía y la realidad de la vida cotidiana de la Sanlúcar contemporánea a los momentos de la monumentalización de Las Covachas.
